Mientras el ajuste y la represión siguen a la orden del día, Macri partió esta semana a los EEUU a rendirle cuentas a “Su Madre Patria”.
El presidente se reunirá primeramente con los grandes empresarios del petróleo. El eje central de este encuentro será ver cómo les asegura a estos empresarios la explotación y el saqueo de los yacimientos de Vaca Muerta, mostrando como estandarte el acuerdo entreguista y flexibilizador recientemente firmado que promete importantes ganancias para las petroleras extranjeras a costa del trabajo casi esclavo de los trabajadores argentinos.
Luego almorzará con Trump en la Casa Blanca. Con la excusa de alcanzar “acuerdos comerciales bilaterales” (leáse más entrega de nuestros recursos a precios de oferta), el presidente volverá a arrodillarse ante el nuevo amo, uno de los pocos personajes con los que le faltaba hacerlo.
Lamentablemente, el presidente no se quedará hasta el próximo 1° de Mayo allí, para ver con sus propios ojos cómo los trabajadores se movilizan por miles, principalmente los inmigrantes y sectores más explotados, contra uno de los presidentes norteamericanos más resistidos de la historia. Algo parecido a lo que le sucedió a él aquí, como vimos en el parazo del 6 de abril y en las movilizaciones históricas de marzo, donde millones de trabajadores expresaron su bronca con el gobierno.
Aplican el ajuste y reprimen donde gobiernan
Mientras tanto en el país, si algo ha quedado claro con los acontecimientos en Santa Cruz es que macrismo y kirchnerismo aplican el ajuste y reprimen donde gobiernan (ver páginas centrales). Lo notorio es como desde ambos sectores se utilizan los mismos argumentos para justificarlo, desnudando su verdadera esencia.
La gobernadora Alicia Kirchner dice que la provincia está quebrada para justificar por qué no les pagó el salario del mes de marzo a los docentes y sólo le ofreció un aumento del 3% para todo el año cuando la inflación del año pasado fue del 41%. Llora ante las cámaras y le echa la culpa al gobierno nacional que no la ayuda. Se le olvida un pequeño detalle: Santa Cruz es gobernada por el kirchnerismo desde hace más de 20 años.
El mismo argumento es utilizado por la gobernadora Vidal en la provincia de Buenos Aires cuando sostiene que no tiene plata para “otorgarle el justo reclamo de los docentes”. Pero como no puede echarle la culpa a Macri, carga las tintas contra su antecesor en el cargo y candidato kirchnerista para la presidencia, Daniel Scioli.
El otro argumento que utilizan en común es desprestigiar el conflicto social sosteniendo que se trata de un plan de desestabilización por parte de los manifestantes.
“Fue un ataque planificado porque quieren mi cabeza para la campaña” dijo la gobernadora Alicia Kirchner. La propia Cristina se victimizó como parte de la “violencia” sufrida en su casa. Y rápidamente tuvo la solidaridad del propio Macri, quien les mandó a su vez más gendarmes en vez del dinero para los sueldos.
¿Qué pretenden que pase si condenan al hambre a familias enteras? ¿De qué respeto a la democracia hablan? Si mienten descaradamente, se roban todo y viven como reyes mientras somos los laburantes los que pagamos los platos rotos.
Casualmente es el mismo argumento que usó Macri para explicar por qué hay miles y miles de personas que se movilizan contra ellos. ¿O acaso el 1 de abril no se convocó bajo el lema de la “defensa de la democracia” contra quienes quieren desestabilizarlo?
Digan lo que digan, son los trabajadores hartos de esta situación los que están en la calle exigiendo lo que los distintos gobiernos le quitan. Ya tuvieron suficiente paciencia, ¿o acaso no se enteraron que en la provincia de Santa Cruz no empezaron las clases y que hoy hay un paro petrolero contra los despidos?
¿Y las conducciones?
Un párrafo aparte merece la conducción de CTERA, quien hizo un paro nacional contra la represión a los maestros por la instalación de la Escuela Itinerante de Congreso y solo se limitó a una tibia declaración de repudio a la represión en Santa Cruz. ¿Acaso hay represiones que los trabajadores podemos dejar pasar?
No. A los maestros, como a cualquier otro trabajador que reclama por sus derechos, no se les pega en Buenos Aires, y tampoco se les pega en Santa Cruz. No alcanza con una carpa para defender la escuela pública. Lo que ha quedado al desnudo es la total sumisión de Alesso, Baradel y demás a los partidos patronales, como es el caso del kirchnerismo (ver página 7). Y por ende, el abandono de sus representados.
Ni que hablar de la CGT y las CTA que han desaparecido de la escena, abandonando a todos los que hoy están luchando. Ni los discursos ya se escuchan. Ha quedado demostrado que nuevamente es por abajo, como el 7 de marzo, que debemos organizarnos para pasarlos por arriba a estos dirigentes y derrotar el plan económico que ataca a nuestras familias.
La verdadera grieta
La verdadera “grieta” que existe hoy no es entre el macrismo y el kirchnerismo, como dicen los medios. Pretenden hacernos creer que hay que esperar a las elecciones y castigarlos “votando” al otro para sacarlo. Así llegó Macri a gobernar el país.
Es un mecanismo para justificar el ajuste echándole la culpa al supuesto “opositor” dependiendo el lugar del mostrador donde le toque estar. Siempre ganan los mismos, los empresarios y los dueños de todo.
Porque es mentira que no hay recursos para pagarle a los maestros. Por ejemplo, en Santa Cruz es una provincia riquísima en petróleo y minerales. Buenos Aires es una provincia agrícola ganadera con la mayor concentración industrial. Allí están los recursos para pagar salarios dignos y brindar todos los servicios que necesitamos. El problema es que ambos bandos no quieren tocar los intereses de las grandes empresas que saquean nuestros recursos y entonces arremeten contra los trabajadores. Por eso Macri viaja a ver a su “jefe” Trump como antes lo había hecho Cristina con Obama y ambos les han pagado esa estafa de la deuda a los usureros a costa del salario, el trabajo, la salud y la educación de nuestra gente.
Por ello, en Argentina y en el mundo cada vez es más evidente que la división que existe es entre los gobiernos ajustadores y represores que sostienen a los bancos y a las multinacionales por un lado; y los trabajadores y el pueblo pobre que los enfrentan por el otro.
Desde el PSTU somos categóricos. Estamos con los trabajadores. Defendemos nuestro derecho a movilizarnos y reclamarle a los gobernantes, y llamamos a la más amplia unidad en la lucha para enfrentar los planes de ajuste y represión de estos gobiernos.
Son ellos o nosotros. Si ellos ajustan y reprimen, entonces seremos nosotros quienes tendremos que echar a Macri, a Alicia Kirchner o a quien sea para construir una salida obrera y popular a la crisis.