El Gobierno de Javier Milei recibe presiones por la enorme crisis capitalista que profundizó con su ajuste apenas asumió. Con su salvaje devaluación generó aumentos de precios imparables beneficiando principalmente a los capitalistas de la producción en general, como los agropecuarios, y a los eternos especuladores con el FMI a la cabeza, que supervisaba al anterior gobierno peronista de los Fernández y ahora al del libertario. Con una mentirosa inflación 71,27% de diciembre 2023 a febrero 2024 y un nivel de pobreza que llega al 60%. Con inminentes tarifazos en energía, combustibles, transporte y más en alimentos y medicamentos, y perspectivas de más devaluaciones.
Pero el propio FMI, organismo del imperialismo internacional experimentado en las consecuencias que originan sus políticas de ajustes, llamó a Milei a que recapacite un poquito y atenúe la disparada de precios, ya que la población trabajadora no se sabe cuánto puede aguantar por sus empobrecidos bolsillos al no poder acceder a alimentos, medicamentos, alquileres, educación, salud, transporte, etc. Todo potenciado por la enorme ola de miles despidos que está generando en el Estado, y a la par en las empresas capitalistas con la excusa de una mayor recesión y baja del consumo, y suspensión en todo el país de las obras públicas.
“Ruego” del Ministro de Economía a los supermercados
El endeudador serial del país Luis Caputo a cargo de este ministerio declaró ante empresarios en estos días: “Imagínense que alguien que llega rascando a fin de mes, le sacamos Precios Justos, ley de abastecimiento, de góndolas y las cosas salen 50% más que en Estados Unidos, se van a preguntar: ¿Este es el modelo? No estamos pidiendo una baja, pero que reflejen más o menos las condiciones que estamos viviendo. Hay que dar un empujoncito para que puedan negociar con los productores, forzar la competencia. Este momento lo amerita. No es en todos los productos sino canasta básica” (¿?).
Lo de los “precios justos” de los Fernández nunca cumplido fue una burla, pero el cinismo del Gobierno no tiene límites. Caputo ya había declarado que el DNU y la Ley Ómnibus son importantes, pero lo principal es el plan económico, justificando el salvaje ajuste para conseguir el déficit cero y pagar los intereses de la Deuda Interna y Externa. Haciendo teatro explicó a los empresarios y supermercadistas que abrirán una lista de productos que podrán importarse para competir.
Algo realmente contradictorio en un Gobierno capitalista que pregona la absoluta libertad de competencia y precios para regular el “mercado” que tanto idolatra. Política que ya sufrimos con el gobierno del peronista Carlos Menem y su apertura indiscriminada de importaciones con el recordado “compro dos en Miami”. Un Gobierno de Milei que culpaba al aumento de precios de “ser siempre y en todo lugar un fenómeno monetario”, pero ahora “bebe de su propio veneno”, con la inflación brutal de su devaluación apelando a falsas alternativas como cortina de humo. Para seguir no obstante con su brutal ajuste.
Beneficios para capitalistas importadores de alimentos
Los productos a importar tendrán preferencias impositivas, como la suspensión del IVA adicional y en el Impuesto a las Ganancias a las importaciones durante 120 días. Como parte de este mini DNU oportunista y mentiroso ingresarían a nuestra economía del país alimentos, bebidas, productos de limpieza y hasta medicamentos.
Es una larga lista, pero es de resaltar que la incluyen alimentos típicos de la Argentina. Como las carnes vacunas y porcinas, de aves y ovinas embutidos, lácteos y sus derivados, pescado en conseva, verduras frescas y conservadas, café, té, frutas, yerbamate, harina de trigo y cereales, arroz, galletas, pastas elaboradas, jugos, aceite de girasol y oliva con derivados, cacao y azúcar, entre tantos.
Mayoría de productos que se consiguen y elaboran en nuestro país, recordando las opiniones sobre que la Argentina puede producir alimentos para 400 millones de seres humanos. Ya hay sectores patronales como de los pequeños productores de cooperativas, Pymes y algunas medianas empresas que cuestionan esta medida y comunicaron que“podría perjudicar la competitividad de los productores locales y representa un trato desigual para la industria”. No obstante siguen apoyando al Gobierno con desconfianza, sin todavía medidas fuertes de reclamos, ya que está en danza lo que tantas veces reclaman: la modificación de las Leyes Laborales..
No así las grandes empresas multinacionales, y capitalistas ligados al Gobierno, que dadas las experiencias vividas, junto a intermediarios de su staff serían los que importarían comprando a sus propias casas matrices en el exterior. Así figurarán que se endeudan en dólares para percibir después bonos estatales Bopreal de Caputo al no conseguir dólares, pagan con estos bonos y el Estado termina aumentando la Deuda Externa con estos buitres.
Las consecuencias de la importación
1. Hay miles de trabajadores, en blanco o sin registrar que aportan valor agregado al tratamiento de los alimentos. La importación beneficiaría así al valor agregado del capitalismo extranjero, al no existir una interacción entre las economías globales en manos de trabajadores en lugar de las multinacionales explotadoras y especuladoras.
2. La importación ayudaría a los capitalistas productores, que con la excusa de menores demandas, baja del consumo e importaciones con las cuales no se podría competir falsamente, se deben modificar convenios laborales, rebajar salarios y despedir trabajadores, una opción para “chantajear” a los asalariados registrados y no registrados para que acepten mayores condiciones de explotación.
3. El ingreso de estas importaciones generaría una mayor fuga de dólares al tener que pagar a los capitalistas extranjeros en dólares, aunque sea a 30 días como lo mencionamos, y entonces contradictoriamente no disponibles para pagar Deuda, tal lo pregona el Gobierno libertario junto a eliminar el Déficit Fiscal primario.
4. Al importarse en dólares, y la moneda “yanqui” estar super devaluada, el precio sería dudoso que sea menor a lo aplicado en nuestra economía. Y sería una mayor cantidad de pesos para derivar al pago de dólares que afectaría aún más la inflación en este proceso de “estanflación”.
5. Al eliminarse los cupos para exportar en nuestro país de los alimentos en origen o procesados, las patronales capitalistas optan por tratar de colocar sus productos en el exterior o aplicar en el mercado local el precio dólar internacional, e inclusive mucho más, ante las amenazas de dolarización que deja correr Milei. En pocas palabras, al contrario de lo que afirma Caputo, los precios subirían.
6. Se generaría una fuga de dólares del Banco Central (BCRA) con reservas muy al límite, de hecho negativas, para afrontar el pago de Deudas Externas fraudulentas y millonarias en los próximos meses.
7. Nuestra dependencia de las imposiciones del imperialismo económico y el FMI con sus planes de extractivismo, explotación y generación de maxi ganancias, generaría que las multinacionales de la alimentación, de los productos de higiene, y las farmacéuticas con subsidiarias en nuestro país comenzarán a profundizar la importación de productos remarcando precios a su antojo, como por ejemplo Bayer, Unilever, Coca-Cola, Danone, Grupo Arcor, Molinos, Ledesma Mondelez (ex – Kraft) y Bagley Latinoamerica, entre otros.
La única opción es revolucionaria
El gobierno peronista anterior de los Fernández ni siquiera trató en algún momento la aplicación de la Ley de Abastecimiento para combatir la acaparación de productos, garantizar un cupo accesible para el consumo nacional y sin aumento excesivo de los precios. O interviniendo las empresas para que justifiquen con sus libros contables las supuestas causas de los brutales aumentos en los costos y el porcentaje excesivo de sus ganancias. Menos lo va hacer el Gobierno liberal y ultrapatronal de Javier Milei y su “casta” al servicio de los capitalistas.
Expropiar las empresas alimenticias, el agronegocio y las grandes cadenas de supermercados se vuelve una necesidad para combatir el hambre, y terminar con la especulación de los empresarios millonarios.
Ratificamos lo que venimos exponiendo desde Avanzada Socialista: si no hay un cambio revolucionario de nuestra economía, que democráticamente la controlaran los trabajadores y el pueblo, aunque suene utópico, no será posible conseguir un sistema de generación de empleo genuino, salarios dignos, salud de calidad para todos sin distinción de clases sociales, vivienda accesible y un buen futuro para la juventud, nuestro futuro como seres humanos no es el mejor.