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Masacre de Once Julio De Vido también es culpable

Desde la cárcel de Marcos Paz, el ex ministro debió declarar como acusado en el segundo juicio por la masacre de Once, en la que murieron 52 personas y casi 800 resultaron heridas cuando una formación del Sarmiento con los frenos defectuosos embistió el andén de esa estación. La estrategia de la declaración de De Vido, centralmente, fue deslindarse de cualquier responsabilidad, señalando disimuladamente a algunos de sus antiguos colegas; además de acusar abiertamente al maquinista.

Detenido por diferentes causas de corrupción y sobreprecios, Julio De Vido está siendo acusado por permitir la trama de negociados que desde las secretarías de Transporte encabezadas por Ricardo Jaime y Juan Schiavi se urdió con los hermanos Cirigliano (dueños de la empresa TBA); negociados que ocasionaron el deterioro del ferrocarril Sarmiento dando lugar al desastre ocurrido en la Estación Once, y por el que fueron sentenciados tanto los hermanos Cirigliano como Jaime y Schiavi.

Símbolo de la corrupción kirchnerista

Siendo el único ministro que se mantuvo durante la totalidad del gobierno de Néstor Kirchner y de ambos períodos de CFK, durante mucho tiempo, siempre en el Ministerio de Planificación Federal; fue el responsable político de diferentes compras y contratos por parte del Estado, razón por la cual quedó involucrado en las diferentes causas por corrupción que estallaron ni bien el kirchnerismo dejó el poder, y que llevaron a la propia expulsión de Julio De Vido de su banca de diputado.

Y aunque desde el kirchnerismo siga insistiendo con la inocencia de este ex ministro, señalando que su encarcelamiento es una suerte de “venganza política”; la realidad es que los negociados y los actos de corrupción durante el kirchnerismo son un hecho innegable. Eso no quiere decir que no haya elementos de revancha en la persecución al anterior gobierno: en definitiva, el gobierno actual es tanto o más corrupto que aquel, y no sería extraño que esta persecución sea “un vuelto” por haberlo dejado afuera de algunos negocios.

Es que en realidad, un gobierno patronal honesto es incompatible con el carácter de nuestro país: sometido al atraso y al saqueo por grupos multimillonarios extranjeros y nativos, que necesitan un gobierno tan corrompido como ellos para llevar adelante sus chanchullos.

El caso de los Cirigliano y TBA es un claro y trágico ejemplo de esto: habiéndose quedado con el Sarmiento y el Mitre con negociados bajo cuerda, así como con la fábrica de vagones y carrocerías EMFER-TATSA, perpetraron tal vaciamiento, que terminó mellando el estado de las vías y trenes, provocando cientos de accidentes e incidentes que fueron sistemáticamente ignorados hasta el choque en Once.

Cambiemos tiene sus “De Vido”

A fines de mes comenzarán los alegatos del juicio, y luego vendrá el fallo. Es posible que, de ser condenado De Vido, el gobierno intente mostrarse como “luchador contra la corrupción”. Pero la realidad demuestra que están haciendo todo lo posible por superar los negociados hechos por De Vido: no hace falta ni sumar ejemplos.

La única forma de acabar definitivamente con las corruptelas como las que terminaron con la masacre de Once, es reestatizando todo el sistema ferroviario bajo control de trabajadores y usuarios. Y lo mismo se aplica para los contratos de obras públicas. Pero para que esto sea posible, es necesario sacar de nuestras organizaciones a los dirigentes sindicales y políticos que permitieron estos negociados y vaciamientos, para reemplazarlos por luchadores que reflejen los intereses de las bases.