Los trabajadores y trabajadoras necesitamos elaborar y pelear por imponer un plan alternativo que planifique la economía al servicio de las necesidades de la mayoría de la población y no del saqueo imperialista y la ganancia empresaria, que contemple las medidas para hacer frente a la pobreza, la pandemia y la depredación ambiental.
Para terminar con la pobreza y la miseria; lograr que nadie tenga ingresos por debajo de la canasta familiar; trabajo para todos y todas; frenar la flexibilización y precarización laboral, que afecta particularmente a jóvenes y mujeres; para defender la salud y educación del pueblo trabajador; el acceso de todos y todas a todos los servicios públicos y para combatir realmente la violencia machista. Son necesarias medidas de fondo:
- Dejar de pagar la Deuda Externa y romper totalmente con el FMI y los acreedores externos y poner todos los recursos al servicio de las necesidades del pueblo trabajador.
- Hay que aumentar las retenciones a la exportación y las regalías a la industria minera y petrolera, en camino a la nacionalización bajo control de los trabajadores de toda gran extensión de tierra y todos los recursos naturales. E imponer impuestos progresivos a las grandes fortunas y el sistema financiero.
- Control estatal del comercio exterior. Necesitamos romper con este modelo de primarización y extranjerización de la economía y avanzar en otro modelo económico que se proponga industrializar el país y acabar con el monocultivo, contemplando en esa planificación el problema del medio ambiente.
- Para terminar con la especulación del dólar y la fuga de capitales hay que estatizar todo el sistema bancario. Creación de un único Banco Nacional que centralice todas las operaciones financieras.
- Es necesario renacionalizar, sin ningún pago, toda la energía, el transporte, los servicios. Esa nacionalización no puede ser fuente de corrupción, como lo fue en el pasado. No puede confiarse en los funcionarios de ningún gobierno. La gestión de esas empresas tiene que estar bajo el control de sus propios trabajadores.
- Mientras se da el proceso de renacionalización, hay que poner fin a todos los subsidios. Los costos operativos tienen que salir de las grandes empresas, que utilizan la energía para sus ganancias, y de las viviendas lujosas. Fuertes aumentos de tarifas para las grandes empresas y barrios privados, y no para el pueblo trabajador.
- Todo el sistema de salud tiene que pasar a manos del Estado, controlados por los trabajadores y el pueblo. Y en ese sentido también la defensa de la educación pública, laica y gratuita al servicio de un país independiente.
Todas estas medidas solo puede llevarlas adelante un gobierno de los trabajadores y el pueblo, que rompa definitivamente las ataduras de los empresarios y políticos patronales, mediante la Segunda y Definitiva Independencia.