Rige una nueva normativa de convivencia en la provincia. El martes 2 de octubre se votó en el senado el proyecto de Reforma al Código Contravencional.
por el gobernador Alfredo Cornejo para que se tratase a las apuradas, y con fuertes resistencias populares y políticas, se impuso la ley por votación exclusiva del oficialismo y un miembro del Partido Intransigente. Toda la oposición salió del recinto como expresión de repudio al tratamiento, pero incluso así les alcanzó para mantener el quórum. En total obtuvo 20 votos afirmativos y 0 negativos.
¿Es admisible que la decisión de veinte personas se imponga por sobre toda la voluntad de la comunidad mendocina tratándose de una reforma tan cuestionada como ésta? No es de extrañar que el oficialismo, tanto a nivel nacional como provincial, se maneje de esta manera. Ejemplo claro de esto es el famoso ítem aula que se les aplicó a los docentes a través del decreto Nº 228 en marzo del 2016, el cual quita a los docentes el 10% entre algunos de sus haberes por faltar, una quita de salario que no es sólo por este ítem sino también por presentismo y día no trabajado entre otras cosas, vulnerando así el derecho de huelga. Otro ejemplo es el techo en las paritarias para los “aumentos” en los salarios. Sabemos todos que no es aumento sino una recomposición que siempre nos deja detrás de la inflación.
El autoritarismo característico de estos gobiernos es el método con el cual pretenden hacer pasar el ajuste y hacernos pagar la crisis de los capitalistas a los laburantes. Este nuevo Código de Faltas va en ese sentido. Basta con una lectura rápida para darse cuenta que no quieren más protestas en la calle, ni en las redes sociales, ni la espontaneidad de los reclamos sociales (hay que avisar antes). Pero aparte de criminalizar la protesta, las contravenciones pueden ser reparadas con el pago de multas que, para los que ganamos por debajo de la línea de pobreza (superior a los $20.000 para una familia tipo), resultan impagables, sin embargo para quienes tienen sueldos de privilegio es un vuelto.
La nueva normativa nos obliga a los que salimos a protestar en defensa de nuestros derechos, en defensa de la calidad de vida, por la protección de nuestros recursos naturales y en contra de las políticas que van en sentido opuesto a los intereses del pueblo, a plantearnos nuevas formas de lucha para impedir que nos sigan avasallando.
Todas las acciones de los gobiernos corruptos y ajustadores nos dan un nuevo panorama político en el cual es claro que hay dos bandos: ELLOS VS. NOSOTROS los trabajadores. Y por eso es necesaria la mayor unidad de las luchas que se vienen dando a lo largo y ancho del país; que ningún trabajador ni estudiante se quede afuera, para no quedar aislados y debilitados. Tenemos que reunirnos en asambleas de trabajadores para discutir cuál es la mejor táctica para enfrentarlos hasta echar a Cornejo, a Macri y al FMI tomando las riendas del país en nuestras manos.