Hace pocas semanas una nota del diario Clarín hizo que mi candidatura a Senador Nacional por la Provincia de Santa Fe en las listas de Frente de Izquierda – Unidad (1 A) se convirtiera en un escándalo mediático.
Por supuesto que a los medios serviles del poder no los escandaliza que haya permanecido desde hace un año y tres meses preso en prisión preventiva por una causa en la que no se ha presentado una sola prueba, mientras quienes robaron a los jubilados con la Reforma Previsional siguen en el Congreso o en las listas de las variantes patronales. No, no los escandaliza que aún si se me declarara culpable de lo que se me imputa ya debería estar en libertad, porque llevo más tiempo preso de lo que implicaría la condena.
Los escandaliza que un obrero despedido por una multinacional como General Motors se haya atrevido junto a miles y miles a enfrentar la política de un gobierno hambreador bajo las órdenes del FMI y a defenderse con lo que tenía a mano de la represión policial. Y que ahora, para colmo, tenga la osadía de presentarse como candidato a Senador. ¿A qué le tienen tanto miedo como para escandalizarse?
Todos los medios y analistas destacan el desinterés y la apatía como protagonistas de la campaña electoral y los políticos patronales hacen cualquier cosa para intentar llamar la atención. En un momento tan complejo como en el que estamos, en lugar de debatir propuestas y proyecto de país se centran en “slogans” que, aunque pueden sonar lindos como “la vida que queremos”. Son solo frases huecas si no van acompañadas de las propuestas concretas para frenar el aumento de la pobreza (que ya llega al 50% de la población total, y el 64% entre los niños y niñas), solucionar el problema del desempleo, que entre las mujeres jóvenes se ubica en el 24,9%. O los problemas de la violencia machista, que están ausentes en toda la campaña, aunque sigue habiendo en 2021 un femicidio cada 36 horas.
Yo estoy preso, y mi compañero Daniel Ruiz (candidato a Senador Nacional en Chubut) enjuiciado luego de 13 meses de prisión en un penal, por haber defendido a los jubilados/as, pensionados/as, veteranos de guerra y beneficiaras de la AUH frente a la Reforma Previsional que mandó el FMI. Los periodistas que me entrevistaban se indignaban de que nos habíamos manifestado frente al Congreso intentando que no se vote una ley. Nos dicen violentos por según ellos haber tirado 14 toneladas de piedras ¿Eso es violencia o lo es robarle más de un 20% de los ingresos a los que menos tienen? ¿Hay algo más violento que los cientos de familias durmiendo en las calles por las políticas de hambre de todos los gobiernos, por las leyes votadas por esos diputados y senadores?
Sigo preso y el saqueo a los trabajadores/as continúa
Pero la cosa no queda ahí, no es algo del pasado. Con el Gobierno actual, los jubilados perdieron un 12% y el FMI que era repudiado por muchos de los que actualmente están en el Gobierno, es hoy prioridad para acordar la renegociación de la Deuda luego de las elecciones. Es por eso que ya se pagaron desde que asumió Alberto Fernández unos U$S 7.500 millones entre capital e intereses, monto con el cual se podrían haber construido por lo menos 250.000 viviendas populares de las 3,5 millones que faltan y solución inmediata al 11% de la población indigente y sin ningún techo que hay en el país. Eso habría generado, incluso, miles de puestos de trabajo con salarios dignos.
Como si fuera poco, los dirigentes sindicales vendidos de la CGT y CTA, que dejaron pasar todos los ataques del Gobierno y las patronales, integran las listas del Frente de Todos.
La indignación con mi candidatura no es solo porque les molesta lo que significó la jornada del 18 de diciembre de 2017, el principio del fin de Macri. El castigo es a la protesta, a quien se por atreva a defenderse de un robo organizado de los poderosos. Un robo que en la actualidad se va perpetuando y que quieren aumentar con la renegociación con el FMI. Por eso condenan a quienes proponemos enfrentarlo, gobierne quien gobierne.
¿Qué expresa mi candidatura?
Las encuestas hablan del descontento que se expresaría en el voto en blanco o en ausentismo. También señalan el crecimiento de la candidatura de Javier Milei como una expresión de esa rebeldía, orientada hacia de la derecha. Milei habla de libertad y ahora también lo hace Juntos por el Cambio, para disputarle votos. Seguramente pocos candidatos hay tan interesados en la libertad como yo, que hace poco menos de 4 años que no puedo volver a mi casa y más de un año que estoy preso, pero para ellos la libertad es lo opuesto a la libertad del pueblo trabajador que nosotros defendemos: es la libertad de las empresas y el mercado, en función de las ganancias, con las consecuencias que eso trae.
Mi candidatura está al servicio de decir lo que es necesario decir. Está al servicio, en primer lugar, de reclamar mi libertad, que es injusta aún desde la perspectiva de esta Justicia al servicio de los ricos y el poder, y junto con ello la libertad y desprocesamiento de todos los perseguidos por luchar. Está al servicio de decir que ni los problemas de los jubilados, ni la de los jóvenes, ni los de las mujeres trabajadoras ni los de los trabajadores en general, se van a solucionar votando a los que bajo distintas caras hace décadas gobiernan.
Que tenemos que tomar los problemas en nuestras manos, porque no hay salvador o héroe que vaya a salvarnos. Que los trabajadores tenemos propuestas, que no son solo proyectos de ley, que si necesitamos comida, proponemos ir a exigirla a los que la tienen, que si necesitamos defendernos de la violencia machista proponemos organizar la autodefensa en los barrios. Que no hay salida “ecológica “dentro del capitalismo, ni defensa del medioambiente con multinacionales saqueando todo lo que hay a su paso. Que realmente para alcanzar la vida no solo que queremos, sino que también merecemos los trabajadores y trabajadoras es necesaria una revolución obrera y socialista, para la Segunda y Definitiva Independencia, que imponga un gobierno de los trabajadores y se proponga organizar el país en función de las necesidades de la mayoría de la población y no de la ganancia capitalista.
Cuando atacan mi candidatura, en verdad están denostando un método, un programa, y una propuesta revolucionarios para canalizar el descontento, que es a lo que realmente le tienen miedo. Y ese miedo de los sirvientes del poder nos enorgullece y nos reafirma que cuando la marea vuelva a subir, no dudaremos ni un segundo en volver a formar parte de la primera línea de combate.
A todos los descontentos, a los que están hartos de los mismos de siempre, de las promesas que después no se cumplen, a los que creen que son necesarios cambios de fondo, les decimos que la apatía solo les da vía libre a los dueños del poder para seguir haciendo lo que quieren. La situación se revierte tomando partido, y en el PSTU hay un lugar para ustedes. Por eso los invitamos a apoyar nuestra propuesta, votando las listas del FIT-U (1 A) en las próximas elecciones, y principalmente a organizarse con nosotros por una salida revolucionaria obrera y socialista.