Tras largos años de lucha de familiares y organismos de derechos humanos se logró que se dictara prisión preventiva para César Milani. El kirchnerismo duda si defenderlo o no y el macrismo se lava la cara.
Las acusaciones contra Milani no son nuevas sino que las más antiguas se hicieron en 1979 –en plena dictadura. Ellas dan cuenta de su participación efectiva en el plan sistemático de desaparición de personas.
Sin embargo, luego del regreso de la democracia y, como la justicia actúa de formas misteriosas, se lo premió con numerosos ascensos. Hasta llegó a ser en 2013 Jefe del Ejército. Estos logros los obtuvo a partir de su labor en diversas tareas de inteligencia interna, es decir, espionaje de trabajadores. Éste fue su rol que heredó de la última dictadura, muestra lo lejos que estamos del desmantelamiento del aparato represivo de aquel entonces, que hoy sigue existiendo.
Pero, después de años de total impunidad, gracias a los continuos reclamos de familiares de desaparecidos y de organizaciones de derechos humanos se logró que la justicia le dictara prisión preventiva. Esto se debe a su implicación en los casos de tortura y desaparición de Verónica Matta, y Pedro y Ramón Olivera en La Rioja.
Los soldados del perdón
Cuando en el 2013, Milani asumió como Jefe del Ejército, el kirchnerismo de conjunto salió a defenderlo afirmando que no existían suficientes pruebas para declararlo culpable. Incluso organizaciones de derechos humanos afines minimizaron las acusaciones afirmando que era una campaña mediática. Éste fue el caso de Hebe de Bonafini que llegó a entrevistarse con él.
Hoy luego de su encarcelamiento, el kirchnerismo se presenta dividido. Por un lado, los más fieles, como Guillermo Moreno y Eugenio Zaffaroni, ven a su encarcelamiento como una campaña mediática de parte del macrismo en su contra. Cómo si no existieran suficientes acusaciones sobre su rol en la última dictadura para encarcelarlo.
Por el otro, algunos tratan de lavarse las manos y despegarse de él tibiamente. Este es el caso de Juan Cabandié y Juan Abal Medina quienes afirman que la prisión de Milani se debe a una política fuerte de derechos humanos que el kirchenirismo habría impulsado. Pero no se cuestionan por qué, entonces, Cristina Kirchner nombró a un militar que estaba sospechado de ser partícipe del plan genocida de la última dictadura.
Conclusiones
En la actualidad, el surgimiento de figuras que cuestionan la cantidad de desaparecidos y reviven la teoría de los dos demonios es resultado de la persistencia y la complicidad que se tuvo para que el aparato represivo siguiera existiendo y realmente no se investigara a los implicados en crímenes de lesa humanidad.Como demuestra su reciente encarcelamiento, sólo la lucha y la movilización pueden garantizar una verdadera justicia contra la impunidad de los genocidas.