La llegada de colón y la colonización dieron origen a afirmaciones que poco tienen que ver con la realidad, con la que los conquistadores y sus descendientes trataron de justificarse. Que de no ser por la hazaña de Colón, nuestra existencia sería imposible. Que la superioridad de las armas europeas hizo de la conquista un paseo. Que los “españoles” (como si España fuera una sola entidad) sojuzgaron a los “aborígenes” (como si centenares de culturas fueran una sola realidad). Que los conquistadores eran bienhechores portadores de la civilización o bien los conquistados eren seres casi angelicales, incapaces casi de hacer el mal. Que la síntesis que surgió del “encuentro” entre ambos grupos (la llamada “raza”) fue un logro equilibrado, igualitario y positivo. Y no falta el mito que atribuye el atraso y la dependencia de América Latina al haber sido conquistada por españoles, portugueses o italianos que trasplantaron al continente su “cultura poco afecta al trabajo”, al contrario de los EE.UU., “civilizados” por los “industriosos y serios” anglosajones protestantes.
A pesar de haber sido creados y alimentados por sectores enfrentados entre sí, todos estos mitos tienen algo en común: el desconocimiento o la negación del carácter capitalista de la conquista de América. Precisamente, ninguna de las corrientes que levantan estas afirmaciones históricas sin fundamento tiene la voluntad de romper con el capitalismo, aunque le dediquen algún que otro discurso de repudio.
Esa carencia, esa limitación hace que ninguno de estos mitos resista el análisis objetivo a la luz de los hechos históricos, análisis más que necesario para comprender y poder cambiar la historia –y el presente- de nuestro continente.
Estos son algunos de los mitos, tan comunes como antiguos, respecto de la llegada de los europeos a América y sus consecuencias:
América fue conquistada por la superioridad de las armas europeas. Es cierto que la tecnología militar europea era superior, pero lo cierto es que los únicos avances incuestionables de los europeos fueron en los territorios de los grandes estados inca y azteca o ante tribus aisladas, y no fueron logrados sin una gran resistencia. Esto fue así, porque una vez sobrepuestos de la sorpresa, los combatientes originarios desarrollaron técnicas, tácticas y estrategias para neutralizar y vencer a las armas europeas, llegando incluso no solo a usarlas, sino a desarrollar una maestría suprema con una de las más importantes: El caballo.
Tampoco faltaron entre los aborígenes líderes militares brillantes o ejemplos de heroísmo. Así, para 1824 -año del fin del dominio español-, la amazonia, el chaco y la Patagonia, es decir alrededor de la mitad de Sudamérica, seguía en manos aborígenes. Situación similar se daba en América del Norte. Pero, ¿por qué pese a todo, la resistencia aborigen no pudo vencer? Sencillamente, porque los conquistadores eran empujados por una fuerza histórica imparable: el desarrollo del capitalismo moderno, que absorbía y transformaba todo a su paso
“Si no fuera por Colón, no estaríamos acá”. Este mito, mezcla la realidad de que los viajes de Colón integraron el continente americano al marco mundial con la creencia de que los americanos somos descendientes directos y puros de los europeos, producto de la voluntad de los conquistadores de poblar el continente.
Lo cierto es que en ningún momento Colón, los reyes católicos o sus sucesores tuvieron el menor interés en poblar américa: Solo buscaban mercaderías para colocar en el mercado europeo, principalmente oro y plata. La lógica de ordeñar el continente como si fuera una vaca, sí produjo cierto poblamiento mediante la introducción de esclavos o la esclavización de aborígenes que pudieron someter. Eso es lo contrario a lo que indica el viejo mito de que la cruzada de Colón inició la “civilización de América”
En cuanto el mestizaje entre europeos y criollos, este surgió más como producto de las violencias que sufrió la mujer aborigen que como un desarrollo deseable y positivo, siendo la condición de mestizo motivo de discriminación hasta el día de hoy, desmintiendo así los mitos oficiales de “día de la raza”, “día del encuentro entre culturas”, “día del respeto a la diversidad cultural”, etc.
“Aborígenes buenos, europeos malos”. Muchos reivindicadores de los pueblos originarios muestran a la américa precolombina casi como una tierra sin mal, un paraíso terrenal. Pero la realidad es que casi todos los pueblos originarios tuvieron enfrentamientos con otros. Incluso hasta había grandes estados gobernados por castas elitistas que sojuzgaban etnias enteras, que en muchos casos se resistían con violencia. De hecho, probablemente haya habido luchas sociales y de poder al interior de esas sociedades complejas. Eso explica la facilidad con la que algunos conquistadores tejieron alianzas con pueblos nativos en sus campañas invasoras, lo que contribuyó a la caída de la américa aborigen.
“Españoles” contra “indios”. Este mito hace una misma generalización errónea para ambos casos. Poner en una misma bolsa a las centenares de culturas que vivían en este continente, como si fueran una sola entidad los esquimales y los caribes, los iroqueses y los quechuas; es igual de falaz que sostener que américa fue saqueada por «España». Fue la corona española la responsable política del saqueo de la mayor parte del continente, no la totalidad de los pueblos españoles. De hecho, a la larga este saqueo terminó perjudicando a pueblos enteros de España como catalanes, gallegos, vascos que hasta el día de hoy son oprimidos como nacionalidades por el centralismo castellano y realista
“El atraso de América Latina se debe a haber sido colonizada por países culturalmente poco afectos al trabajo”. Se tiende a señalar que la situación de atraso de nuestros países es producto de haber sido colonizados por países del sur de Europa, o por no haber «digerido» bien los elementos «afroindígenas»; mientras que los yanquis avanzaron por su raíz anglosajona y germano-escandinava, bien blanca. Pero la causa de la pobreza de nuestros países es la riqueza de sus recursos naturales, que los colonizadores y sus herederos burgueses criollos se dedicaron a extraer y colocar en el mercado casi sin agregarle valor. En el caso yanqui, el norte evolucionó de una colonia de campesinos independientes que formaron un mercado interno sólido al no tener importantes materias primas que ofrecer al mercado mundial, hasta desarrollar la navegación y la manufactura logrando la independencia y alcanzar su poder actual; no sin antes derrotar a la parte «latinoamericana» dentro de su nación: El sur esclavista y agrario
“Hay que dejar atrás estos hechos sepultados por la historia, etc.”. Unas pinceladas de corrección política institucional no van a borrar los hechos. El racismo, la situación que viven los nativos, el atraso de nuestros países tiene su raíz en la causa y la consecuencia del 12 de Octubre: el capitalismo mundial que reserva a nuestros países la condición de saqueados. El saqueo de américa continúa, las guerras de esclavización contra los nativos de américa continúan (esos nativos hoy somos nosotros, por blancos y eurodescendientes que seamos). Y continúan porque nuestros países están dominados por una clase social que es partícipe del saqueo que inició colón. La tarea de ruptura con la herencia de Colón que iniciaron los patriotas revolucionarios del siglo XIX fue dejada trunca por los sectores sociales que terminaron quedándose con el poder en nuestros países. No se puede cerrar una herida que aún supura, no se acabará el racismo hasta que no se derrumben las divisiones y fronteras que nos impusieron para mejor dominarnos, el 12 de Octubre seguirá siendo un día de luto mientras nuestros países sigan postrados, sigan siendo saqueados. La tarea de lograr la libertad de nuestro continente sigue plenamente vigente, bajo la forma de la lucha por la segunda y definitiva independencia que completa la independencia formal lograda hace alrededor de dos siglos.
Y esa segunda independencia, tarea reservada a los trabajadores y pueblos explotados y oprimidos del continente, será el punto de partida para acabar con el sistema nacido el 12 de Octubre, que puso la riqueza de un continente y la vida y libertad de millones al servicio de la búsqueda desenfrenada de ganancias: el capitalismo. Recién se podrá hablar de «encuentro» y «respeto a la diversidad» cuando sobre las ruinas de esta injusticia hecha orden mundial, se levante una nueva sociedad basada en lo que cada persona pueda dar de sus capacidad y en la que cada individuo reciba lo que necesite: un mundo socialista.