MUJERES CONTRA EL INVASOR 

 

“(…) Las hembras han peleado como varones. / Las ollas en sus manos fueron cañones. /

Malaya los que vengan como enemigos: / habremos de correrlos como a estos gringos (…)”

El 27 de junio de 1806 el inglés hizo flamear sus banderas triunfantes sobre Buenos Aires.

Pero el pueblo, que ya conspiraba para independizarse del Imperio Español, comenzó enseguida a organizarse contra los pretendidos nuevos amos. Se confabulaba en las calles, en los cafés, en los talleres, en las iglesias, en los hogares. 

Luego de una tensa espera llegó el día. El 12 de agosto de 1806, hombres, mujeres, niños y niñas se lanzaron a la Reconquista de Buenos Aires.

La experiencia y el poderío militar del ejército inglés se toparon con un coraje desenfrenado que usó toda clase de armas y astucias para pelear.

Las mujeres jugaron un papel importante y poco difundido por la historia. 

Entonces, solo las de clase alta vivían recluidas en sus casas. Ellas formaron una especie de red de recolección de fondos para la resistencia que abarcó la Banda Oriental y los actuales Chile, Perú y Bolivia.

Las mujeres de sectores medios y bajos participaban de la economía en trabajos denominados “mujeriles”. Un buen número eran jefas de hogar. Así, no estaban completamente subordinadas al varón ni aisladas en el hogar. Intervinieron directamente en los combates “casa a casa”, defendiendo a sus seres queridos y  pertenencias. 

Arturo Capdevila dice en su obra, Invasiones Inglesas: “(…) había verdaderas furias parapetadas en las azoteas, increíbles mujeres heroicas que arrojaban cacharros de tierra cocida con quien sabe qué líquidos hirvientes sobre la rota columna desesperada (…)”

Una mujer humilde fue la heroína de la Reconquista: Manuela Pedraza, “la tucumanesa”.  Luchó a la par de su esposo, un cabo de Asamblea, arengando a las masas y no retrocedió a pesar de que él cayó herido de muerte. Recibió distinciones por su valor y fue nombrada Soldado del Cuerpo de Artillería con sueldo. 

Los ingleses fueron derrotados pero volvieron a la carga para una segunda invasión. Y aunque lograron tomar Montevideo, no pudieron avanzar sobre esta orilla orilla. La experiencia adquirida en la primera invasión se convirtió en una extraordinaria organización que rechazó al enemigo el 5 de julio de 1807, en la gesta llamada Defensa de Buenos Aires. En ella se resalta con justicia los nombres de Martina Céspedes y Juana Francisca de Aguirre. Pero hay muchas anónimas que llevan el rótulo “muertas en guerra” en sus partidas de defunción.

Hoy la miseria y la pandemia nos azotan de la mano de otros imperios. Necesitamos organizarnos para expulsarlos de toda Latinoamérica. En el puesto de mando debe estar la clase obrera con sus mujeres trabajadoras conduciendo a los sectores populares de nuestros sufridos países. La hazaña de las Invasiones Inglesas muestra que somos capaces de hacerlo.