Está muy extendida la visión de que el triunfo de Trump es el símbolo de la “ola reaccionaria” que recorre el mundo.
Pero no es esa la única interpretación que no tiene nada que ver con la realidad. Hay otra que muestra a Trump como progresivo. Es la visión de, por lo menos, un sector del kirchnerismo.
Para Guillermos Moreno Trump es “medio peronista” y lo reivindica diciendo que el nuevo presidente estadounidense “instaló el vector nacional como ordenador de la política norteamericana”. Cuando se conocieron esas afirmaciones, muchos pensaron que sólo era otro de los acostumbrados disparates del ex secretario de Comercio Exterior.
Pero no parece ser sólo eso. Esas posiciones fueron precedidas de otras, como mínimo confusas, expresadas por la ex presidenta. En un discurso en la Universidad Nacional Antonio Jauretche (Florencio Varela), Cristina, sin hacer ningún tipo de crítica al nuevo mandatario yanqui, manifestó que en EE. UU ganó alguien que hace del “proteccionismo, sus trabajadores y la defensa del mercado interno, su bandera.”
Y Daniel Scioli, después del discurso de asunción tuiteó lo siguiente: “Si tengo que rescatar una frase del discurso de Trump es la idea de defender el trabajo y la industria nacional. #PrimeroArgentina!”.
El nacionalismo del oprimido y el nacionalismo del opresor.
Es cierto que una gran parte de los votos a Trump vienen de obreros blancos, hombres, heterosexuales. Es cierto que esos trabajadores no le dieron su voto porque sean fascistas, sino porque confiaron en su promesa de que les devolvería sus fuentes de trabajo.
Pero no todas las posiciones que toman los obreros son correctas. Los obreros blancos y heterosexuales de EE. UU no son fascistas, pero, en una gran parte, son un sector privilegiado de los trabajadores yanquis. Y por eso son utilizados para dividir a la clase obrera, volcándolos contra los trabajadores negros, inmigrantes, mujeres, LGTB. De la misma manera que muchas veces, en épocas de crisis, trabajadores argentinos son convencidos de que la culpa de la falta de trabajo o de la mala atención en los hospitales, la tienen los trabajadores que emigran de Bolivia, Paraguay, Perú, Chile.
Ese sector del kirchnerismo que ve a Trump como progresivo, nos dice que sus medidas proteccionistas contra los mexicanos y los latinos en general son iguales que las de defensa de la soberanía nacional que se pueden dar en Argentina o al enfrentamiento a los piratas ingleses en la guerra de Malvinas.
El nacionalismo nunca será una salida para los trabajadores. Por el contrario, daremos un gran salto cuando de conjunto comprendamos que como dicen nuestros compañeros españoles “Nativa o extranjera, una sola clase obrera”. Todos tenemos los mismos enemigos: el imperialismo y los gobiernos que aplican sus planes. Y si esa comprensión aún no existe, es por la falta de una dirección revolucionaria mundial, que aún tenemos que construir.
Pero no todos los nacionalismos son iguales. A 100 años de la Revolución Rusa, una vez más recordamos a Lenin, su máximo dirigente, que decía que cuando se trata del nacionalismo no se puede hablar en general, sino que hay que hacer “un análisis concreto de la realidad concreta”, porque no es lo mismo el nacionalismo de la nación oprimida que el nacionalismo de la nación opresora.
En Argentina, Brasil, Paraguay…, las posiciones nacionalistas que defienden la lucha por la defensa de los recursos naturales, la estatización de la Energía, de los ferrocarriles, etc, aunque no sean la salida de fondo cumplen un papel progresivo, porque llevan al enfrentamiento contra el amo imperialista.
Por el contrario, el nacionalismo del país imperialista, como las medidas que propone Trump (cierre de las fronteras a los trabajadores inmigrantes y a los productos que vienen de los países semicoloniales), son absolutamente reaccionarias. Así como lo fueron los ataques de la Thatcher durante la guerra de Malvinas en defensa de los “intereses nacionales” del imperialismo inglés. Son medidas que redoblan la opresión y explotación imperialista sobre la mayoría de los países del mundo.
¿Hay que aplicar en Argentina las medidas de Trump?
Esa orientación que surge de las declaraciones de esos dirigentes kirchneristas. Lo interesante es que eso es lo que está intentando hacer el gobierno de Macri, con los decretos-ley sobre la inmigración. Decretos que, por supuesto no van contra Chevron que se lleva nuestro petróleo, ni contra Benetton que saquea y reprime a los mapuches, sino contra los obreros bolivianos, paraguayos, chilenos, que vienen a trabajar en nuestro país. Y hay quienes van más allá como el diputado Alfredo Olmedo y el fiscal Luis Bruno, ambos salteños, que piden construir un muro en la frontera con Bolivia.
No creemos que los trabajadores y estudiante kirchneristas, que cantan por la soberanía nacional y por la unidad latinoamericana, estén de acuerdo con esas políticas. Por lo que los llamamos a sumarse a los millones que en EE. UU y el mundo se movilizan en repudio a Trump y su política.