El día martes 16 de agosto en la escuela media 1 de Alte. Brown vivimos un grave hecho de violencia. Fue ahí que ese día, en la biblioteca de la escuela, nuestra compañera Nélida López, reconocida activista gremial del Frente Indigo, bibliotecaria de la institución y quien colabora participando de la cooperadora, recortaba unas invitaciones para la asamblea de Cooperadora que iba a repartir a los alumnos, previa autorización del equipo directivo.
Es entonces que se apersona el director de la escuela, Jorge Ramonet y mientras nuestra compañera solicitaba autorización para repartir dichas invitaciones, el director, gritando y rompiéndole las notas, le respondía agrediéndola que no podía entregarlas. Acto seguido, en el marco de los gritos, propinó injurias degradantes y continuó amenazándola con sanciones mientras con golpes de puño le pegaba al escritorio donde la compañera estaba.
El silencio es complicidad
Sin dudas estas acciones no se pueden dejar pasar. Este director, haciendo abuso de la jerarquía y de su condición de hombre, tiene una conducta de violencia machista que ya se ha manifestado en varias oportunidades. Este no es un hecho aislado, ha tenido denuncias previas de compañeras en este sentido. Una de ellas fue formalizada y elevada a los superiores jerárquicos.
Pero evidentemente, este sujeto goza de impunidad. La misma que le permitió amenazar, gritar, denigrar y golpear un escritorio delante de alumnos y docentes de la institución, a pesar del pedido de respeto que le hacía nuestra compañera.
Desde el Frente Indigo vemos que, ante estos hechos, no podemos tener una actitud contemplativa e indiferente. Como se visibilizó a partir del #NiUnaMenos son muchísimos los casos de violencias a los que se ven sometidas muchas mujeres, a veces con mayor crueldad y en general se expresa a través de formas solapadas, pero son situaciones que se viven a diario en nuestra sociedad. Y en las escuelas no estamos ajenos a esta realidad.
Hoy nuestra compañera se encuentra bajo una situación de hostigamiento y persecución laboral y es por eso que exigimos el desplazamiento inmediato del directivo. En este sentido hacemos responsable de lo que pueda sucederle a la docente, frente a la violencia con que actúa este individuo, al cuerpo de inspectores, quienes son sus superiores jerárquicos.
Hecha pública esta denuncia llamamos a todos los trabajadores de la educación a solidarizarse con Nélida y todas las compañeras víctimas de la violencia machista del maltrato laboral, y convocamos a los sindicatos y todos los sectores a encarar una campaña amplia y unitaria contra todo tipo de opresión hacia las compañeras trabajadoras.