El 8 de Marzo, una triste ironía, mientras se preparaban las marchas convocadas durante el Paro Mundial de Mujeres, murió en Tucumán la bebé de la niña de 11 años que había sido violada por la pareja de su abuela. Pocos días antes había fallecido en Jujuy la bebé de otra niña, a quien había violado un vecino.
Nenas violentadas, obligadas a parir contra su voluntad, a las que el sistema de salud, el judicial, los gobiernos y las iglesias vulneran el derecho legal a interrumpir sus embarazos.
Una niña de 11 años no puede donar sangre, no puede ver TV luego de las 22 hs, ni ir de excursión con su escuela sin autorización escrita de una persona adulta. Sin embargo, oímos voces defendiendo que debía ser madre a los 11 años, sin importar que su embarazo fuera producto de una violación. Que le negaron la ILE (Interrupción Legal del Embarazo), que le impusieron una cesárea, para “salvar las dos vidas”. Que amenazan al personal médico y en el caso de Tucumán, denunciaron penalmente a quienes hicieron la cesárea.
Voces que pasaron por encima de la Convención sobre los Derechos del Niño, de la Constitución Nacional de 1994, del Código Penal de 1921 (en su artículo 86 dice que son legales los abortos cuando el embarazo es producto de una violación o esté en riesgo la salud o la vida de la persona gestante) y del fallo F.A.L de la Corte Suprema de Justicia de 2012 que clarificó las condiciones para la aplicación del citado artículo 86.
Seguro te duele, a vos que lloraste de bronca el 8 de agosto del año pasado en Congreso, agitando tu pañuelo verde. Pero también te indigna a vos, que no te animás a llevarlo, porque no estás segura de que esté bien la legalización del aborto, como no lo están muchos en tu fábrica o en tu barrio.
Cruzada antiderechos contra las mujeres pobres
Un abusador arrebata de su infancia a una niña, en una realidad alarmante de pobreza y marginalidad crecientes. El Estado reacciona como una máquina de pisotear derechos. En Tucumán, el gobernador Juan Manzur, ex Ministro de Salud de Cristina Kirchner, actuó con la misma insensibilidad con que antes lo hiciera en Jujuy, su par de Cambiemos, Gerardo Morales.
La Ministra de Salud de Manzur es Rossana Chala, responsable de presionar al personal de salud para que se declare “objetor de conciencia” y se niegue a practicar la ILE. Chala y otros funcionarios demoraron adrede los pedidos al respecto de la familia de la nena, poniendo su salud en grave riesgo. La Corte Suprema Provincial condenó todos esos procedimientos, pero solo después de que la movilización social se lo impuso.
El arzobispo Sánchez, no solo convocó a los pañuelos celestes a marchar contra la ILE, sino que violó la privacidad de la nena, haciendo público su nombre. En el Vaticano, una cumbre por la “Protección de la Minoridad” disimulaba los escándalos de pedofilia, mientras reafirmaba dogmas que protegen a perversos como el cura Grassi y excomulgan a mujeres pobres que abortan.
Sigamos en las calles
Ni el Congreso ni las elecciones de octubre detendrán tanta brutalidad contra las niñas y jóvenes.
El 8M levantamos en muchas plazas del país, nuestros carteles de “¡Niñas, no madres!”. Tucumán fue también la prisión de Belén, acusada de homicidio a causa de un aborto espontáneo. La sacamos de la cárcel y logramos su absolución a fuerza de acciones y marchas.
Tenemos que organizar a las compañeras en los trabajos, lugares de estudio y barrios para mantener la movilización, e incorporar a los compañeros varones. Debatir en asambleas y charlas sindicales, estudiantiles y barriales que se necesita una emergencia nacional y aumento de presupuesto; la separación entre Iglesia y Estado; el aborto legal y por qué significa igualación de derechos; que se apliquen la ILE y la ESI, y que esta se amplíe; el nombramiento de profesionales y equipos especializados en niñez y adolescencia.
E imponer esas banderas a la CGT y a las CTA si queremos convertirlas en conquistas y hundir a Macri junto con sus planes antiobreros.