Una vez más los dirigentes de la CGT traicionaron a sus representados. En la misma se- mana que el país se escandalizaba por los índices de pobreza el “nuevo triunvirato” selló una nueva entrega. Sólo con una “promesa” de un bono de fin de año para los trabajadores, desocupados y jubilados, y una excepción en los aguinaldos del impuesto a las ganancias, estos personajes suspendieron el paro general del que tanto alardearon accediendo a sen- tarse a la “mesa del diálogo” con el gobierno y los empresarios.
¿En qué país viven? ¿Qué más hace falta para convocar un paro general? Eso nos preguntamos en las fábricas, en las escuelas y en los barrios. Porque acá lo único que se ve es como nos están matando con los despidos y las suspensiones, el aumento de los precios y los tarifazos, la falta de salud, vivienda, educación, y un largo etcétera.
No alcanza con un bono otorgado por única vez cuando la inflación del año va a ser del 45% y los aumentos paritarios promediaron el 25-30%. Este bono es una cargada en relación a la pérdida del poder de compra en nuestros hogares.
Para colmo, los propios funcionarios ya salieron a relativizar incluso que se cumpla con las “promesas”. Los gobernadores de las provincias ya salieron al cruce diciendo que no tienen plata para el bono. Funes de Rioja de la UIA ya dijo que no lo van dar, y el propio ministro del Interior, Frigerio, declaró luego de haberse reunido que “todas las demandas deben ajustarse a las restricciones fiscales”.
Y por si fuera poco, en el acta que firmaron aceptaron sentarse a discutir la “productividad”, que no es otra cosa que un ataque a nuestras condiciones de trabajo para aumentar las ganancias de las patronales y así ser más “competitivos” (ver nota abajo).
Hay que romper la tregua desde abajo
Nada bueno podemos esperar los trabajadores de esta nueva mesa de diálogo. Es un instrumento para avanzar con el ajuste aumentando las ganancias de los empresarios a costa de nuestro esfuerzo. Al Gobierno y los empresarios hay que pararles la mano, frenar el ajuste. Como dice nuestra historia, eso se logra poniendo en marcha la fuerza del movimiento obrero organizado en las calles, junto al resto de las organizaciones populares. A partir de allí tendremos la fuerza para imponer nuestros reclamos en otras condiciones. Y es eso lo que estos dirigentes quieren evitar a toda costa.
Por ello, debemos organizar la bronca desde abajo. Hay que rodear de solidaridad a las luchas que se están dando y avanzar en coordinarlas, uniendo sus reclamos al del conjunto de la población que sufre el ajuste. Hay que tomarlo en nuestras manos, pelear en los sindicatos y lugares de trabajo para que se discuta qué plan de acción debemos tomar, sacar pronunciamientos y mandatos para romper la tregua a que nos someten las cúpulas sin consultarnos a las bases.
Yasky y Micheli (de las CTAs), Moyano (camioneros) y Palazzo (bancarios), como parte de la Corriente Federal de la CGT, ya han salido a pronunciarse contra el acuerdo y hablan de avanzar con alguna medida. Pero esto no alcanza. Deben poner toda la organización gremial al servicio de preparar el paro nacional y el plan de lucha unificado.
Tienen que convocar a plenarios de trabajadores en forma conjunta, abierto a todas las organizaciones obreras y sindicales que quieran sumarse sin importar su afiliación gremial, para organizar el Paro Nacional y el plan de lucha que hace falta. Así las comisiones internas, seccionales e incluso centrales regionales que se sienten abandonadas por la conducción nacional pueden participar en la preparación de la lucha para derrotar el plan de Macri y las patronales, y forzar a los que miran para otro lado a que se sumen.
Debemos votar delegados con mandato de base en todos los lugares de trabajo para darle fuerza a los reclamos, avanzando en discutir algunas medidas de emergencia para dar una salida obrera y popular a la crisis (ver recuadro página 2) y así frenar los despidos, los aumentos de los precios, otorgando un verdadero aumento salarial para los trabajadores y jubilados.