¡Plan de lucha para apoyar y unir los conflictos -desde Río Grande a Jujuy- contra los despidos y por la defensa de nuestro salario!
Caló y demás directivos de la UOM admitieron que la inflación del 40% nos pulverizó los salarios. Plantearon inicialmente en la paritaria un 42% de aumento salarial en 3 cuotas (la última en setiembre), con lo cual el incremento sería menor. Las cámaras empresarias respondieron con un 22% más una suma fija de $2600. Y Caló se dispone a firmar «el mejor acuerdo posible» «con un 3 adelante», por un 30% en cuotas, por un año. O un porcentaje menor, si es por 6 meses. Similar a lo firmado por UTA, que aprobó el boletazo del 100% a favor de los patrones: un 29% en cuotas y con sumas fijas no remunerativas. Esto reduce el aumento a menos del 25%, el techo salarial que pretenden el gobierno de Macri y los capitalistas, para sostener sus ganancias.
Como demuestra el Cuerpo de Delegados de Micron Fresar (San Francisco, Córdoba), el salario de convenio de un ingresante metalúrgico está en el límite de indigencia y el de un oficial múltiple superior no llega al límite de pobreza. (Ver gráfico). La realidad es que no podemos cobrar menos que un 42% de aumento mínimo en dichos básicos, es decir, en una sola cuota. Escala salarial que debería ajustarse mensualmente según inflación real. Así fue en los años 80 luego de la caída de la dictadura militar, por ejemplo.
Nos sumamos al reclamo de los compañeros de Frisher y Astigas (de UOM Matanza), de Esferomatic y Embalajes Varela (UOM Quilmes) por un 47% que aprobó el Congreso de Delegados de Quilmes. Reclamo que llega también desde Jujuy. (ver fotos) Entonces, que no se firme nada sin consultar primero a las bases en las asambleas de fábrica. No «ad referendum» del secretariado nacional o de los secretarios generales de las 52 seccionales. Que los dirigentes dejen de usar el Congreso Nacional de Delegados en Mar del Plata para avalar año tras año paritarias con salarios a la baja.
Ante los despidos, no es salida la apertura de registros de «retiros voluntarios», pues son despidos encubiertos, como negocian con las patronales los directivos en Eitar (UOM Quilmes). O propusieron en Motorarg (UOM Avellaneda), que ahora despide mientras vacía tercerizando maquinarias. Tampoco la «doble indemnización» por ley, que proponían las CGTs. Y menos aún ser voceros de los empresarios para conseguirles negocios, subsidios o exenciones impositivas, como hace Furlan (UOM Campana) con Techint, por ejemplo . Nos quieren usar para defender sus beneficios e igualmente nos seguirán suspendiendo y echando. No sirven promociones industriales que legalizan «contratos basura» por años, como en Tierra del Fuego, facilitando despidos. Igual que con los estatales precarizados durante el gobierno K, que ahora cesantean Macri y los gobernadores. Reclamemos que directamente se prohíban los despidos. Pero en los conflictos, no hay tiempo para leyes: es urgente conocer la contabilidad real y las ganancias acumuladas en años gracias a nuestro trabajo mal pagado: veremos que plata hay para repartir las horas laborales entre todos los compañeros sin achique salarial alguno. Si hay empresas que amenazan con cerrar -como Siderca- o despiden masivamente -como Foxman de Río Grande-, exijamos su estatización bajo control obrero. El estado incluso debe manejar el comercio exterior para achicar las importaciones a lo mínimo indispensable y usar las divisas que entran por exportaciones para desarrollar una industria estatal pesada y semipesada, en lugar de seguir pagando la fraudulenta deuda a los buitres y demás especuladores.
Exijamos que la UOM, demás sindicatos y las centrales sindicales enarbolen una serie de medidas (como las que proponemos) para satisfacer las necesidades obreras y populares, y rechacen el plan de ajuste, entrega y represión de Macri y los gobiernos provinciales. En lugar de ser garantes de su gobernabilidad y la aplicación del plan económico al servicio de las patronales y el imperialismo