Se dice que en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora la Tierra temblará. Es cierto: está convocado el primer paro mundial por los derechos femeninos de la historia. Son 20, 30, 40 países, en que las obreras, maestras, empleadas estatales, trabajadoras formales y precarizadas, desocupadas, amas de casa, se congregarán en un único grito, en muchos casos junto a sus compañeros de tareas varones.
En particular, en Argentina, estamos viviendo un triple temblor que sacude al Plan de Macri, ese plan orquestado por y para los buitres norteamericanos y europeos, las viles empresas multinacionales, los ricachones del campo. El 6 y 7 de marzo, un poderoso paro nacional de 48 horas de trabajadores de la educación y estatales (gremios con abrumadora mayoría de mujeres) con movilizaciones gigantescas. El 7 de marzo marchas multitudinarias de obreros industriales, trabajadores de servicios, docentes estatales y sectores populares a Plaza de Mayo y a todas las plazas del país, convocadas por la CGT y ambas CTA, al grito de ¡Paro General! hicieron crujir el palco en que el triunvirato cegetista insistía en no ponerle fecha a la medida. Por fin, el esperado 8M que no se opaca y, por el contrario se potencia, con este plan de lucha en los hechos.
Se necesita – y estamos viviendo- mucha unidad en la lucha y en la calle, para terminar con tantos ataques del gobierno a los trabajadores y al pueblo pobre. Construir esa unidad es un trabajo que requiere firmeza y paciencia.
Eso intentamos en Buenos Aires, durante un mes, cerca de 50 agrupaciones que nos reunimos para preparar y organizar la jornada del 8M, que será sin dudas un nuevo día histórico.
Los acuerdos logrados en esa diversidad de posturas representan un gran avance que reivindicamos desde Lucha Mujer y el PSTU. Por eso seremos parte de la marcha común y de la cabecera, además de compartir la inmensa mayoría de las reivindicaciones que expresa el documento que se leerá, al final, en el acto de Plaza de Mayo.
Queremos explicar por qué, a pesar de esto, Lucha Mujer y el PSTU, no adherimos ni firmamos ese documento.
Nuestras diferencias
En principio, en el curso del debate sobre qué tipo de material elaborar, nuestra postura, fue no hacer un documento, porque éste no podría reflejar la realidad: una diversidad de 50 o más agrupaciones con importantes diferencias políticas, de métodos y de estrategia. O sea, agrupaciones que compartimos el objetivo de luchar contra el machismo y contra la opresión de la mujer, pero que tenemos diferencias sobre cómo hacerla, qué camino seguir, quiénes deben dirigir esa pelea.
Por eso nos inclinamos por la propuesta de un texto con bloques de consignas en las que sí, no sin discusión, podríamos acordar, porque son las que reflejan las necesidades concretas que nos unen en la lucha.
Lamentablemente, aunque se acordó esto último, el debate posterior mostró acuerdos estratégicos en la mayoría, kirchneristas, agrupaciones feministas, la izquierda (FIT, Nuevo MAS, etc), que condujeron finalmente a un documento, cuya esencia no compartimos.
¿Cuáles son nuestras diferencias? Las compañeras plantean en el encabezado:
“Paramos porque somos parte de una historia colectiva e internacional»
«Toda lucha feminista es la que nos tiene a las mujeres organizadas contra el patriarcado en las calles, en las plazas, en las casas y en las camas»
Y luego de siete bloques de consignas que compartimos en un gran porcentaje, concluyen:
“Paramos y construimos el movimiento de mujeres como sujeto político»
Nos mueve el deseo:
– Por un movimiento internacional feminista que revolucione nuestro lugar en el mundo.
– Por un feminismo inclusivo y de intersección que nos invite a todas, a todos, a todes a unirnos a la resistencia al racismo, a la islamofobia, al anti-semitismo, a la misoginia, a la explotación capitalista» (como le escuchamos decir a Angela Davis)
– Porque el movimiento de mujeres es producto de esta historia antipatriarcal y anticapitalista, y emerge como alternativa en todo el mundo.
-Por eso con orgullo hoy decimos ¡Viva el Día Internacional de las mujeres trabajadoras! ¡Viva el paro internacional de mujeres!
-Contra toda forma de explotación y opresión, llamamos a nuestras hermanas de todo el mundo a seguir luchando de manera independiente de los gobiernos.
#Ni Una Menos #Vivas nos queremos!
La estrategia en la que coinciden las compañeras kirchneristas, las agrupaciones feministas y el conjunto de la izquierda en este documento, es que la lucha por la liberación de las mujeres triunfará si es liderada por un movimiento de mujeres, ya que a “todas las mujeres” nos uniría un objetivo central: la destrucción del patriarcado.
Nosotros, socialistas, no creemos que haya dos sistemas paralelos contra los que hay que luchar, el capitalismo y el patriarcado. Para los marxistas hay un solo sistema el capitalismo, que se constituyó en un sistema de saqueo y rapiña imperialista hace 100 años. Claro que la opresión de la mujer y las demás opresiones son anteriores al capitalismo, pero este sistema ha potenciado más que ninguno en la historia el uso de las todas opresiones e incluso ha creado nuevas formas de opresión, al servicio del fin que lo mueve: la explotación de la clase trabajadora para obtener ganancias. Es decir, las opresiones están subordinadas a la explotación, que es el pilar del sistema capitalista.
Eso explica que, aunque todas las mujeres somos oprimidas, es incomparable la situación de María Eugenia Vidal, Patricia Bullrich o la misma Cristina Kirchner, que viven en lujosas casas, se atienden en sanatorios privados y envían a sus hijos a escuelas y universidades exclusivas y carísimas, con la de las obreras de Canale o las compañeras de la Comisión de Familiares de AGR-Clarín que luchan por puestos de trabajo, con la de las docentes que pelean a brazo partido por un aumento que empate a la inflación y por la educación pública, con la de las inmigrantes pobres que se desloman en talleres de costura clandestinos o a quienes arrebataron sus puestitos de venta callejera sin darles otra alternativa laboral, con la de las jóvenes precarizadas, expuestas al acoso y abuso de sus patrones y encargados para conservar un trabajo miserable.
¿Es posible la hermandad de todas las mujeres? ¿Es posible que un movimiento de todas las mujeres, de las ricas que nos explotan con las obreras explotadas obtenga la liberación de las pobres, la mitad de la humanidad trabajadora?
El PSTU y la LIT-CI cuestionamos duramente esa posibilidad desde hace décadas. Proponemos, en cambio, organizar a las mujeres de la clase trabajadora y a los demás sectores de la clase trabajadora, con un programa independiente de los patrones, socialista, que enfrente y destruya al sistema capitalista-imperialista, con una lucha del conjunto de la clase contra la opresión de las mujeres y contra la explotación de toda la clase.
Como escriben nuestras compañeras del PT de Costa Rica en un reciente debate acerca de ´¿Marxismo o Feminismo?´:
´Eso requiere la dura tarea de empezar la lucha dentro de la clase, de enfrentar el machismo en los lugares de trabajo, de luchar por las reivindicaciones democráticas de las mujeres como guarderías, igualdad salarial, fin del acoso sexual, fin de los despidos por maternidad, derecho al aborto, fin de los feminicidios y de la violencia contra la mujer etc, trayendo a esta lucha también a los hombres. Queremos que las centrales sindicales se tomen en serio la lucha por la liberación de la mujer, luchando contra el machismo dentro de las propias organizaciones, y que se preocupen por liderar y promover a mujeres dirigentes entre sus filas. Sabemos que un paso importante para ello es que los sindicatos y demás organizaciones obreras y populares creen secretarías de mujeres y encuentros de mujeres trabajadoras para reforzarse en esa lucha interna y para que enfrente la opresión también en sus propias organizaciones de lucha.
Somos las primeras en participar en unidad de acción,- como lo estamos haciendo para este 8 de marzo-, con todas las organizaciones feministas y sectores que quieran defender los derechos de las mujeres, y convocamos de manera especial a la clase obrera. Nos alegramos y celebramos cada triunfo de las mujeres por sus derechos pero no nos confundimos. Creemos que cada avance que se logre en este terreno en primer lugar no impacta de la misma manera a todas las mujeres, y además retrocederá si la clase obrera no toma los destinos de toda la sociedad en sus manos, construyendo una sociedad nueva, una sociedad socialista. Esa es nuestra estrategia y no la confundimos con luchas paralelas contra dos sistemas que se retroalimentan por un lado el capitalismo y por otro el “patriarcado”.´
A modo de conclusión
Por las razones que expusimos, nosotros, Lucha Mujer y el PSTU, no firmamos el documento que se leerá el 8M en la Plaza de Mayo.
Nuestra organización internacional, la LIT-CI, defiende desde Clara Zetkin ( la gran impulsora del Día Internacional de la Mujer Trabajadora), con Lenin y Trotsky, que la liberación total de las mujeres trabajadoras no es posible sin terminar con la explotación capitalista, y en particular sin una economía planificada que socialice el trabajo doméstico y las tareas de cuidado, con guarderías jardines maternales y de infantes, institutos de ancianos, restaurantes, lavaderos, gratuitos y a cargo del estado. Esa tarea sólo la puede llevar a cabo la clase trabajadora construyendo un programa y un partido obreros y revolucionarios, que haya tomado la tarea de combatir el machismo en su interior, que haya hecho parte de su programa la tarea y consignas de la liberación de las mujeres y los demás oprimidos, y que cuente, entonces, en sus filas, con las dirigentes políticas mujeres, capaces de movilizar a la inmensa masa de las mujeres trabajadoras y de los sectores populares.
Pero a pesar de nuestras diferencias, en las luchas concretas, nosotros peleamos por la más amplia unidad de acción con todas las corrientes y activistas que son parte de las luchas contra la opresión de la mujer. En particular, creemos que esa unidad es necesaria y fundamental para sumar fuerzas a las acciones contra el Plan Macri, aunque nos cueste mucho esfuerzo y discusiones y a pesar de las posturas divergentes que aparezcan en el camino.