CAMBIEMOS, el FPV y Massa no tienen diferencias
Mientras Macri leía su discurso en el Congreso, en la calle la Gendarmería reprimía a los bancarios. En Santiago del Estero, una marcha de docentes protestando por sus salarios de miseria, fue brutalmente abatida por la policía provincial, dejando un saldo de heridos y detenidos. Sobre los trabajadores de Ricedal, que reclaman salarios adeudados y denuncian el vaciamiento de la empresa, pesa amenaza de un desalojo policial al acampe que realizan en la puerta de dicha fábrica. Y todo esto pasó solo en una semana.
La represión aumenta al compás de la crisis y el ajuste
Lejos de ser hechos aislados, estos tres casos muestran el avance de la represión en todos los niveles del Estado, coronada en el famoso “protocolo antipiquetes” anunciado hace semanas por la ministra Patricia Bullrich. Tales políticas se dan en medio de crecientes luchas obreras y populares ante los despidos, la inflación, las fallas y carencias en los servicios y necesidades básicas y un largo etcétera.
Ahora bien ¿qué lleva a los gobiernos al choque frontal con estas luchas, sabiendo el costo político que puede llegar a tener, que ha llevado en el pasado a la caída de presidentes? Sencillamente, porque no tienen alternativas. Porque actúan como si fueran empleados ejecutivos de las grandes empresas y los capitales extranjeros que quieren hacer pagar sus problemas económicos al pueblo trabajador a través de ajustes, inflación y desocupación; abaratando nuestros salarios para aumentar sus ganancias. Ya no les basta con frenar las luchas comprando a los dirigentes, como hacía Néstor: la crisis que ellos mismos causaron agota esas posibilidades. Esto hace que todos los sectores políticos patronales se unan en torno a estas políticas represivas. Todos, incluso el Frente para la Victoria
El doble discurso k al desnudo
Con los ojos puestos en las futuras elecciones, el Frente para la Victoria aprovecha la brutalidad de las políticas macristas para presentarse como alternativa política, como “resistencia”. Pero en los hechos, su política anula ese discurso. Justamente, en la mayoría de los casos son los propios gobernadores e intendentes k los que llevan adelante la política represiva del macrismo. Política represiva que, además, se basa en parte del legado k: la ley antiterrorista, el rearme de la Gendarmería, el espionaje a luchadores, etc.
Como parar la represión
El paro del 24 debía ser la inauguración del protocolo antipiquetes, la mayor novedad en materia represiva. Pero la fuerza de la unidad, con decenas de miles de manifestantes marchando en el centro de Buenos Aires, obligó al gobierno a retroceder, propinándole una derrota política inicial.
Eso nos demuestra cuál es el camino. No se derrotará a la represión en las bancas del Congreso, ni de la mano de otros partidos igual de represores, sino con la unidad y la lucha de los trabajadores y el pueblo. Hasta ahora, los golpes que el Gobierno pudo dar fueron a luchas aisladas, o frenadas por sus direcciones para dar paso a negociaciones sin salida.
Solo podemos confiar en nuestras propias fuerzas para derrotar la represión y el ajuste. Ellos siguen siendo más débiles que nosotros. Su única ventaja es la unidad, unidad con la que nos mantienen divididos. Debemos superar esas divisiones, rodeando de solidaridad cada lucha, y uniendo cada conflicto para cercar al Gobierno y a los falsos opositores