La derrota del Frente de Todos en las últimas elecciones, en la que primaron la bronca y el castigo frente a una realidad en nada semejable a lo prometido, desató una crisis política de gran magnitud.
La encrucijada en la que quedó el oficialismo respecto del rumbo a tomar para revertir el resultado se convirtió en un debate público que desató una disputa encabezada por la vicepresidenta Cristina Kirchner que incluyó desde renuncias a disposición de ministros que finalmente continuaron en su cargo, hasta una carta abierta en la que la vicepresidente instaba a hacer los cambios que considera necesarios.
Esta maniobra que buscaba meter presión en el presidente para “cambiar” el rumbo económico, se limitó a un mero espectáculo en los medios de acusaciones cruzadas que solo demuestran la debilidad de la alianza y las diferencias que existen en el seno del mismo que, si bien no son nuevas, hicieron eclosión con el castigo electoral sufrido
El nuevo gabinete
El nuevo gabinete expresa la crisis del Frente de Todos y la necesidad de apelar a dirigentes de peso y experiencia, con funcionarios que de nuevo tiene muy poco y expresan lo más conservador del peronismo: El nuevo jefe de gabinete Juan Manzur, gobernador de Tucumán y responsable de obligar a parar a una niña de 11 años violada por su abuelastro, hombre ligado a la embajada norteamericana e israelí y a toda la industria de los laboratorios; Aníbal Fernández, quien entre otras cosas defendió el accionar de la policía cuando mataron a Mariano Ferreyra, declaró que Julio López no estaba desaparecido cuando era Ministro del Interior y fue Secretario General de la presidencia en el Gobierno de Duhalde, responsable de la masacre de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán; Julián Domínguez, un hombre cercano a la patronal agraria, entre otros.
Medidas paliativas
Como parte del acuerdo también se anuncian una serie de medidas que tienen como objetivo recuperar un caudal de votos de cara a las elecciones generales de noviembre. Un bono de 5 mil pesos para los jubilados, el incremento del tope al impuesto a las ganancias y la suba del salario mínimo que también incide en el monto de los planes y de la AUH son algunas de las medidas paliativas frente al ajuste fuertemente sentido por esos sectores, hasta admitido por sectores del oficialismo, como por ejemplo en los audios de Fernanda Vallejos.
Esta más que claro que ninguna de estas medidas va a sacar de la miseria a los millones de argentinos que se ven afectados a diario por la inflación y el aumento de la precarización y carestía de vida. Mientras tanto se sigue el camino del acuerdo con el FMI que traerá consigo más ajustes.
La dirigencia traidora
Estos ataques no son posible sin la complicidad de la burocracia sindical, también muy castigada en la elección ya que si bien no tenía gran cantidad de candidatos en las listas del Frente de Todos, apoyó cada una de las medidas con paritarias a la baja, los avances en las flexibilización laboral, etc. y salió rápidamente a defender al gobierno y comprometerse a que la clase trabajadora reventará las urnas de votos para el Frente de Todos y en ese sentido, prepara un acto de apoyo al gobierno para el 18 de octubre.
Por una salida obrera a la crisis
Esta crisis pone de manifiesto una vez más que ninguna salida realmente favorable al pueblo trabajador vendrá de la mano de este gobierno, ni de la oposición patronal. Es necesario impulsar una perspectiva de salida obrera a la crisis con medidas de fondo y la movilización independiente. Tomar los problemas en nuestras manos y autoorganizarnos frente a la traición de la dirigencia sindical.
Por un plan obrero de emergencia con medidas que realmente sirvan para mejorar la vida del pueblo trabajador: por aumento general de salarios y jubilaciones, ningún salario debajo de la canasta familiar, indexación mensual de acuerdo a inflación; trabajo formal para todos y todas, en base a reparto de las horas de trabajo sin reducción salarial y planes de obras públicas; contra todos los proyectos de reforma laboral; por aumento del presupuesto de salud, educación y combate contra la violencia machista, entre otras. Financiadas mediante verdaderos impuestos mensuales a las grandes fortunas; aumento de las retenciones a la exportación y la minería; fin de subsidio a las petroleras y no pago de la fraudulenta e ilegitima deuda externa.
En este sentido, para que realmente no avance el programa de la derecha es más necesario que nunca defender un voto de independencia de clase, que hoy solo se expresa en el FITU, ya que el descontento expresado por izquierda fortalece las peleas que vienen.