Hace apenas 20 días asumía Mauricio Macri como presidente de nuestro país. Si bien es poco tiempo, Macri y su gabinete hicieron rendir los pocos días que llevan en el poder. A través de decretos, el nuevo gobierno adoptó todo tipo de medidas: le entregó millones de dólares a los empresarios quitándole las retenciones del campo y la industria, levantó el cepo cambiario y su consecuente devaluación del peso, hizo cambios en varios ministerios, anunció el aumento de tarifas del consumo de energía, salió a tomar deuda usuraria por más de 5000 millones de dólares con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y hasta tuvo que retroceder en su intento de imponer el nombramiento de dos jueces para la Corte Suprema por decreto. Todas medidas al servicio de los intereses de empresarios y patrones. Ninguna al servicio de los millones de laburantes que lo votaron. Y lejos de resolver los problemas de fondo que tenemos los sectores populares, estas medidas no hacen otra cosa que profundizar el curso de los últimos años.
20.000 evacuados. Seguimos inundados
En Agosto, mientras a miles de familias trabajadoras nos tapaba el agua en la provincia de Buenos Aires, el entonces gobernador Scioli vacacionaba en Italia. Tras la presión social y la indignación tuvo que cancelar el paseo y volver volando al país, para prometer soluciones que miles de personas todavía esperan. Cuatro meses después se repite la película en el Litoral. Otra vez somos los trabajadores de a pie los que perdemos todo y otra vez los que nos gobiernan están de vacaciones y reparten promesas. Y otra vez es el pueblo trabajador quien lleva adelante la campaña de solidaridad ante la falta de previsión de los gobernantes.
Hoy hay más de 20.000 evacuados y 5 provincias afectadas (Entre Ríos, Corrientes, Formosa, Chaco y Santa Fe) y a Macri la inundación lo encontró vacacionando en Villa La Angostura. Al igual que Scioli en su momento, canceló su “descanso” y voló a Concordia. El gobierno prometió obras y dijo que los argentinos tenemos que “cuidar el medioambiente”, pero no dijo nada de la deforestación y la destrucción del medioambiente (que provocan que el suelo no absorba el agua de lluvia y haya inundaciones) de empresas multinacionales como Monsanto, con quien tiene jugosos negociados. Si además tenemos en cuenta que gobernó por 8 años la Ciudad de Buenos Aires el futuro no parece muy prometedor para los que perdieron todo. En CABA dejó 500.000 personas en situación de crisis habitacional.
Tampoco se ve nada distinto por parte de las gobernaciones, que pertenencen al FPV, y a los aliados del macrismo a escala nacional. . Este es el mecanismo que el sistema capitalista garantiza: el pueblo trabajador y pobre, sufre las terribles pérdidas y consecuencias, mientras gobiernos y los empresarios cuentan los evacuados desde los helicópteros. Priorizan sus ganancias y negocios, antes que invertir en un presupuesto al servicio de saneamiento e infraestructura.
100.000 usuarios a oscuras. Seguimos sin luz.
No hace tanto la Ciudad de Buenos Aires amanecía con decenas de piquetes en las esquinas, gomas encendidas, cacerolas sonando y mucha bronca. Eran familias enteras, con pibes y abuelos incluídos, que llevaban horas y hasta días sin luz en pleno verano. Pasaron 2 años y otra vez sopa. Diciembre termina con 100.000 usuarios sin luz en Buenos Aires. Las empresas privadas responsables de suministrar energía (EDENOR Y EDESUR) se llevaron todo el dinero de los subsidios y no invirtieron en infraestructura. El gobierno hizo y hace la vista gorda y apunta a las familias. Es por eso que la gran medida del gobierno de Macri es declarar la Emergencia en Energía hasta 2017 y anunciar tarifazos a luz y gas. Eso sí, para mantener el discurso de la “alegría” las facturas vendrán de forma mensual, como para que uno “no lo sienta tanto” (sic) pero el pato lo pagamos los mismos de siempre.
¡Plan de emergencia nacional Ya!
Es necesario decretar la emergencia nacional y tomar medidas urgentes para evitar que se profundice la tragedia. Es mentira eso de que no hay plata. La plata está, pero no la ponen donde la hay que poner. Se gastaron millones en las campañas electorales de Macri, Scioli y Massa. Otros millones son destinados en “ayuda” a los bancos y empresas y al pago de la fraudulenta deuda a los buitres usureros. Es imperioso poner en marcha un plan de obras públicas bajo control de los trabajadores que resuelva definitivamente el problema.
A su vez, el Gobierno debe indemnizare a las familias afectadas otorgando subsidios para restauración de viviendas y restitución de bienes perdidos, no a través de créditos impagables para quienes lo perdieron todo.
Las organizaciones sindicales y sociales deben tomar la tarea en sus manos para organizar el auxilio a los miles y miles de afectados. Y a su vez, deben exigirle al gobierno de Macri que acaba de entregarle a los empresarios del campo miles de millones de dólares al bajarle las retenciones, que destine el dinero necesario para socorrer a los inundados y a los damnificados por los cortes de luz y realizar de una vez por todas las obras que hagan falta.
Además, las grandes empresas deben aportar en forma urgente y gratuita los productos necesarios para reponer todo lo perdido. Por ejemplo, para dar una copa de leche diaria a 10000 afectados se necesitan 2500 litros. En Argentina se producen unos 30.000.000 de litros de leche por día concentrados principalmente en La Serenísima, Sancor y Danone: solo el 0,008% de esa producción bastaría para hacerlo. Matarazzo (Pérez Companc), Don Felipe (Kraft-Terrabusi) y otros, deberían aportar medio paquete de fideos diarios por persona. Los grandes estancieros y frigoríficos, 200g de carne. De la misma forma, que Loma Negra, Aluar, Ferrum, Klaukol, Acqua System, etc., proporcionen materiales de refacción.
Y en el mismo sentido, para financiar las obras necesarias tenemos que grabar con nuevos impuestos a los bancos y grandes empresas radicadas en el país tales como Arcor, Molinos, Wallmart, Techint, Volkswagen, GM, Monsanto, Cargill, Coca Cola, Quilmes, Google, Chevrón, Shell, Telefónica, Banco Galicia, Santander Río, etc., proporcional a su facturación y al número de trabajadores empleados.
En relación a los cortes de luz, lejos de premiar a estas empresas otorgándole el aumento de tarifas, hay que estatizar Edenor y Edesur en forma inmediata sin ningún tipo de indemnización para ponerlas a trabajar bajo control obrero. No es posible que estas empresas que forraron sus bolsillos todos estos años a través de los subsidios sin hacer ninguna
inversión, y que condenan a la población a estos insoportables cortes de luz, sigan siendo las responsables de brindar el servicio energético para millones de usuarios. Sólo los trabajadores y usuarios pueden controlar verdaderamente que las inversiones se realicen y que se garantice el servicio a las miles de familias afectadas.
Para ello, la CGT y las CTA deben dejar de mirar para otro lado y movilizar a todos los trabajadores para conseguir estos reclamos exigiéndole al gobierno y las patronales el pago de los días que los trabajadores no pudieron ir a trabajar por inundación o los cortes de luz, sin perder premios ni el presentismo.