Nuevamente, el grupo DOTA intentó quebrar la organización de los choferes de la ya mítica Línea 60. El 29 de mayo, Marcelo Pasciuto, presidente de la empresa Monsa, se retiró de la mesa de negociación del Ministerio de Trabajo, negándose a prorrogar la conciliación voluntaria.
La negativa de la empresa, volvía a poner a la orden del día los 10 despidos y las 19 suspensiones con que venía amenazando desde febrero. Los compañeros, señalados como “violentos” en una campaña mediática millonaria, eran en realidad los testigos del asesinato de nuestro compañero David Ramallo en septiembre pasado, a manos de la misma empresa.
A la amenaza de despidos, respondimos como sabemos, organizándonos, primero en las vigilias para ver que los compañeros tomaran servicio. Y finalmente, cuando la empresa efectivizó los despidos, haciendo lo que se había votado en la asamblea general del 6 de Abril. Es decir, parando la línea y haciendo una nueva asamblea general que determinara los pasos a seguir.
Otra vez. Si tocan a uno, tocan a todos.
El jueves 1°, la asamblea comenzó temprano con gran número de compañeros presentes. Tras un largo y arduo debate, que se llevó acabo en un marco de profundo respeto, se plantearon y votaron distintas mociones resultando mayoritaria la propuesta de mantener el paro por 48 hs, movilizando al día siguiente a la Agencia Gubernamental de Control, e iniciando el miércoles siguiente una medida de no cobro de boleto por tiempo indeterminado.
Movilización y un round ganado.
Al día siguiente desde temprano, los compañeros comenzaron a llegar al predio de Barracas, para movilizar a la AGC, a exigir que se nos muestre la habilitación de la cabecera donde murió David Ramallo.
Tras la movilización en que se demostró que la cabecera no contaba con la habilitación correspondiente, llegó la noticia.
Gracias a la lucha y a la presión que empezábamos a ejercer, el Juzgado Nacional del Trabajo N° 40 había dado lugar al recurso de amparo presentado por la UTA, con lo que los despidos y suspensiones quedaban sin efecto.
El festejo, aunque emotivo, fue mesurado, porque sabemos que este fue solo un round. Mientras escribimos estas líneas la justicia confirmó el procesamiento de los delegados Marcolin y Esponda.
Prepararse para seguir la pelea.
Si bien el amparo dejó momentáneamente sin efecto los despidos, la empresa va a insistir en su ataque a la organización de los choferes. Por eso ahora impulsan los juicios a los delegados y las causas contra compañeros que participaron en medidas de no cobro de boletos. A esto, debemos responder con mayor organización para seguir la pelea, que debe incluir el reclamo de justicia para David Ramallo. Y la coordinación con los choferes de la 540 y otras líneas en un gran plenario de Interlíneas, para seguir reclamando por la puesta en condiciones de los coches, las condiciones de seguridad y trabajo y en solidaridad con el paro y la rebelión de los choferes cordobeses contra la intervención del sindicato y en rechazo al 21% que firmó la UTA (ver nota abajo).