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NÚMEROS DE TERROR

Los medios burgueses están alertando sobre la colosal caída de la producción de la economía argentina, agudizada por la cuarentena, pero siempre en función de las ganancias empresariales. Los trabajadores venimos sufriendo años de devaluaciones salariales, desempleo en aumento, inflación y ahora un sistema de salud destruido por los recortes presupuestarios estatales y privados. Pasada la pandemia, el panorama será desolador. No somos apocalípticos. El capitalismo en crisis tratará de reacomodar sus inversiones y ganancias a expensas de millones de trabajadores.

Cuando asumieron los Fernández, nuestra economía ya sufría crisis desde hacía años, profundizada al compás del capitalismo internacional. Antes de la pandemia el Producto Bruto Interno (PBI) tuvo caídas del 5,4% con una recesión del 9,5%. Veamos algunas variables económicas actuales, afectadas aún más por la cuarentena a causa del coronavirus, llegando a niveles peores que en el 2001:

*El PBI ya sufre caídas del 10%, inclusive diagnosticado por las dudosas estadísticas del FMI.

*En abril último la baja de productividad económica fue del 26,4%, y se pronostica algo similar para mayo y junio. La construcción cayó un 86% interanual, las industrias un 54%, el comercio un 24%, turismo y gastronomía un 85%, la producción agropecuaria un 10,3%, la venta de combustibles entre un 50% y 90%, yendo a una paralización casi total el yacimiento de Vaca Muerta, como ejemplo de actividades de peso.

*Miles de comercios cerrados o trabajando en un 10 al 20%. Las pequeñas empresas (PYMEs) y muchas medianas ligadas al consumo, y a algunas exportaciones están la mayoría en crisis o casi por desaparecer. La OIT pronostica la pérdida mundial de unos 300 millones de empleos. En Estados Unidos ya hay unos 40 millones sin trabajo.

-Por más que el Gobierno maquille el valor del dólar, hay diferentes variables legales o paralelas que lo llevan a un promedio de $120.- Se genera una colosal devaluación, para felicidad de los especuladores capitalistas, y la alta inflación sigue, como en alimentos y medicamentos que en casos llega al 100%.

Millones de trabajadores sufrimos las consecuencias de la anarquía capitalista

Los capitalistas tienen mayores y mejores recursos para aguantar la pandemia, pero los trabajadores tenemos solamente nuestra fuerza de trabajo:

-Antes de la cuarentena perdimos un mínimo de 20% del ingreso por las devaluaciones e inflación constante.  Hoy con el dólar paralelo a $120.-, una jubilación mínima está en los U$S 140.- y un salario de $30.000.- en los U$S 250.-

-Más de cuatro millones de trabajadores sufren despidos, suspensiones, reducciones salariales, y la mitad de las familias soportan menos recursos y aumentan sus deudas.

-Los números mentirosos del INDEC maquillan una desocupación del 10,4% cuando la realidad demuestra que estaría en un 20% promedio, y en aumento.

-La pobreza antes de la pandemia se estimaba en un 35%, y en mayo en 40%. Una familia tipo necesitó unos $43.000.- para no ser pobre y se proyecta que, si sigue la cuarentena y posterior a ella, llegaría al 50%.

-La generación del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) se otorgó a nueve millones de personas. Una miseria de $10.000.- cobrada a los dos meses pero que muestra las verdaderas dimensiones de la pobreza y miseria y la crisis de la producción-empleo.

Un Gobierno que no quiere y no puede 

Los Fernández asumieron con una economía capitalista en crisis, potenciada ahora por la pandemia del coronavirus. Su reciente definición como defensores del capitalismo se maquilla para disimular que su mayor preocupación es como sostener la productividad con ganancias para las empresas. 

Aunque la caída de la recaudación está en picada, recursos hay para ayudar a los trabajadores. Pero no hay freno a los especuladores y bancos cómplices que fugaron recursos al exterior: es como si no existieran. Se prefirió pagar hasta mayo U$S 5.000 millones a los buitres externos y negociar el pago eterno de la estafa de la Deuda. Millones que podrían destinarse para mejorar la situación actual y evitar las consecuencias mayores que se avecinan.

Mientras tanto el Impuesto a la Riqueza duerme en los cajones de esa cueva de bandidos que es el Congreso, no sea cosa que los poderosos se enojen. 

03 de Julio de 2020.-