Este año el 8 de marzo vuelve a colocarse como una fecha de lucha masiva y en todo el planeta por los derechos de las trabajadoras, jóvenes y niñas. Desde la LIT-CI tomaremos con mucha fuerza el llamado a una huelga para ese día e impulsaremos todas las iniciativas para que sea contundente en cada uno de los países en donde estamos.
Lejos de lo que dice la ONU y los empresarios que quieren vender rosas y bombones, el 8 de marzo tiene un origen de lucha obrera y revolucionaria. Esta fecha, declarada como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, emergió en una primera instancia como un movimiento de base de las mujeres inmigrantes que trabajaban en las fábricas textiles en Nueva York y organizaron huelgas y acciones de masas por mejorar sus condiciones de trabajo y obtener el derecho a representación sindical.
En 1910 la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas propuso hacer del 8 de marzo un día de lucha mundial de toda la clase obrera por conseguir derechos e igualdad y por la liberación de la opresión y de la explotación para todas las mujeres trabajadoras, pero este día no logró ser internacional sino hasta después de que las obreras textiles de San Petersburgo dieran inicio con su huelga a la revolución obrera de 1917 que desde Rusia impactaría a todo el mundo.
El método de la huelga para el 8 de marzo, como herramienta de lucha de la clase obrera, es algo que hemos conquistado y que es imprescindible reforzarlo. No queremos que ese día los gobiernos nos den “asueto” en la administración pública ni tampoco queremos sólo una paralización femenina, por el contrario, queremos ir a todos nuestros trabajos, sindicatos y barrios para que toda la clase trabajadora tome los reclamos que tanto necesitamos las mujeres.
Nosotras seremos la cabeza de la lucha, les contaremos qué necesitamos, cuáles son nuestras demandas más urgentes y decidiremos cómo llenar las calles ese día, pero no queremos que las fábricas, escuelas, comercios y empresas ese día trabajen sin nosotras, sino que queremos ¡que estén paralizadas!
Queremos que los sindicatos y centrales obreras dirigidas por las distintas burocracias dejen de hacernos a un lado y asuman esta lucha verdaderamente, llamando a realizar huelgas generales el 8 de marzo por los derechos de las mujeres. Queremos vincular cada una de las luchas cotidianas a esta pelea, que empiecen a incorporar nuestros reclamos en los de toda la clase trabajadora.
Nuestra lucha no debe restringirse a enfrentar solamente a un supuesto “fascismo emergente” sino a todas las políticas de hambre y sumisión que aplican los distintos gobiernos imperialistas y serviles, sean estos de derecha, extrema derecha o incluso los que se autodenominan de “izquierda”.
Nuestro grito y pelea es para que todos ellos dejen de favorecer a las grandes empresas y nos liberemos del sometimiento que nos imponen a nosotras trabajando hasta la muerte como pretenden, por ejemplo, con las reformas previsionales que impulsan en todo el mundo o con la inhumanidad a la que están expuestas las migrantes en el Mediterráneo o EEUU. Esos gobiernos que reprimen y persiguen a las luchadoras y luchadores, los enfrentaremos para exigir también la libertad inmediata de las y los presos políticos.
El reclamo de igualdad salarial, de licencia por maternidad extendida, de guarderías en los lugares de trabajo, de horarios flexibles para las madres, de autodefensa obrera contra los acosos, de trabajo en blanco y no esclavo para negras, migrantes e indígenas. Se sumará a la exigencia de cupo laboral trans y de servicios públicos de calidad.
Salimos a reclamar nuestro derecho a la vida exigiendo políticas de prevención contra la violencia machista, exigiendo castigo a los violadores, acosadores y feminicidas. Gritamos que se acaben los crímenes de odio contra las mujeres trans, travestis y de todas las disidencias.
Nos ponemos de pie para exigir nuestro derecho a decidir el momento de la maternidad y a no ser madres si no lo deseamos, sumándonos al reclamo de aborto legal, seguro y gratuito, como también a la necesidad de tener políticas y presupuesto que protejan la maternidad y la infancia, y que otorguen el derecho a la adopción simple de las mujeres no gestantes.
Queremos que las jóvenes sean libres de transitar las calles, que dejen de desaparecerlas, de violarlas y de precarizarlas en trabajos esclavos. Reclamamos el derecho a la educación y exigimos que todas las iglesias se separen de los estados.
Llenaremos las calles ese día y de manera conjunta saldremos a pelear por un mundo sin explotación ni opresión. La lucha por nuestra emancipación sólo será terminada completamente cuando acabemos con la explotación, por eso nuestra pelea es parte del conjunto de la clase obrera, combatiendo el machismo a nuestro interior e incorporando a las mujeres en todas las batallas de los trabajadores.
La LIT-CI se pondrá al frente de esta lucha y haremos todos los esfuerzos en su preparación, porque además de ser un derecho humano de primer orden, la lucha por la liberación femenina es parte de nuestra lucha cotidiana por la construcción de un mundo socialista donde, como dijo Rosa Luxemburgo, “seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”