Los vecinos de Villa Azul, están dando muestras de lo que es la solidaridad y la organización. No les queda otra para vencer el hambre y defender su salud.
Los “versos” del gobierno, Berni y los intendentes han quedado desnudos: la “asistencia” a los vecinos, es miserable, no alcanza para nada y “los abrazos” de Berni han sido inundar de milicos en todo el barrio.
La política del gobierno: encierros masivos y militarizados
El gobierno nacional, la provincia, junto a los municipios de Avellaneda y Quilmes, no fueron capaces de prevenir que en los barrios obreros y populares que cuando el virus penetrara dejaría un tendal de contagiados y muertos, como está sucediendo en las Villa Azul e Itatí.
Violando leyes nacionales y conquistas democráticas, cerraron y militarizaron estos barrios, impidiendo no solamente entrar y salir a los vecinos, sino que no dejan siquiera que entren ayudas solidarias desde afuera. Así, disfrazada de “ayuda”, las Fuerzas Armadas están participando de la “seguridad interior”, expresamente prohibido por las leyes conquistadas después de la dictadura. Son ellos los que deciden quién sale y quién no de sus casas. Y controlan la insuficiente entrega de alimentos, condenando al hambre a los vecinos.
Estos encierros masivos y militarizados, que ahora se están generalizando (Villa José Luis Cabezas, de La Plata) están pensados para todos los barrios pobres del Gran Buenos Aires y grandes concentraciones urbanas del país. Tiene como objetivo que los pobres se contagien entre ellos, depositando a los enfermos en centros sin personal adecuado ni infraestructura. Y asegurando que los ricos no sean molestados en sus barrios y no se contagien.
Mientras se liberalizan las actividades industriales y comerciales para que los patrones sigan ganando a costa de nuestra salud.
Estamos ante la posibilidad que si lo de Villa Azul se generaliza se transforme en un verdadero genocidio contra los trabajadores y los pobres del país.
La organización vence el hambre y rompe los cercos de la represión
Por eso, es necesario organizar la lucha y la resistencia, hasta terminar con esta política, partiendo de las necesidades básicas (testeos masivos, alimentos, artículos de higiene y medicamentos abundantes para todos), rompiendo el cerco militarizado (uniendo la resistencia desde adentro de los barrios con la acción desde afuera) hasta lograr salud, pan y libertad para todos.
A pesar del amedrentamiento de las autoridades y los “punteros”, los vecinos comenzaron a organizarse en grupos de wathsaap, ollas populares y asambleas. De ahí salió una convocatoria a la solidaridad a las organizaciones sindicales, sociales y políticas, recibiendo el apoyo popular y de las organizaciones que van acercando víveres, artículos de limpieza y demás productos necesarios, a la vez que se han organizado colectas de dinero. De esta forma están rompiendo el cerco represivo de las autoridades y destruyen los falsos argumentos de la “asistencia” oficial.
Las comisiones, las asambleas, son el punto de apoyo de la organización que está posibilitando la solidaridad popular, dejando al descubierto la acción de los punteros que se quieren apropiar políticamente de su lucha. , en Quilmes hay infinidad de fábricas y depósitos de comida, remedios, etc. El pueblo de Villa Azul e Itatí tiene todo el derecho de garantizarse su alimentación como sea, antes de morir de hambre o por falta de medicamentos
Del mismo modo, no se pueden permitir los atropellos de los milicos. La autodefensa obrera y popular tiene que salir a relucir, para ir resistiendo y expulsándolos cuadra por cuadra.
Todo esto solo es posible si los vecinos logran una profunda red de autoorganización que una en un solo puño cada manzana, cada sector de los barrios, en comités que centralicen en asambleas a todos los vecinos. Este proceso ya comenzó.
Tenemos que rodear de solidaridad a Villa Azul, llevar ayuda solidaria, proponer un programa común de los de “adentro” y los de “afuera”, crear un puente obrero y popular para lograr salud, pan y libertad, derrotando esta política criminal de la cual Villa Azul es un primer paso.
Mientras levantamos un programa de los trabajadores para terminar con el hambre y la enfermedad, que comience por dejar de pagar la deuda, imponer impuestos progresivos a las grandes fortunas, terminar con el saqueo de nuestras riquezas y expropiar a todas las empresas que lucran con la salud y los remedios para construir un verdadero frente obrero contra la pandemia y el hambre, una cuarentena obrera que ponga todos los recursos del país al servicio de las necesidades inmediatas del pueblo.
5 de Junio de 2020.-