Tener que escribir nuevamente sobre las consecuencias catastróficas de las últimas lluvias, llenan el corazón de rabia y dolor. Más de 6000 evacuados, tres muertos y barrios enteros anegados, sin luz y agua potable, son consecuencias evitables y lamentablemente repetidas. Cada vez son más los trabajadores argentinos de distintas partes del país, que miran el pronóstico con un nudo en la garganta porque ante cualquier “imprevisto” se llenan de agua.
En esta ocasión debemos mencionar las inundaciones en el Gran Buenos Aires que afectaron a más de 22 distritos, así como también a barrios de Capital Federal, pero hace menos de dos meses distritos bonaerenses agropecuarios enteros se encontraban bajo el agua. El año pasado la ciudad de La Plata colapsó en una catástrofe con decenas de muertos y números escondidos hasta hoy por los Gobiernos Municipal, Provincial y Nacional. La ciudad de Santa Fe corrió suerte similar a los pocos meses de lo acontecido en La Plata y hace menos de un mes Luján y La Matanza se anegaban como en estos últimos días.
¿Es inevitable?
Esta lamentable lista pone de manifiesto que aquí el problema no es sólo cuántos milímetros de agua caen, sino la desidia y el desprecio por la vida que tienen los dirigentes y funcionarios públicos. La necesidad de inversión en obras preventivas, la planificación urbana responsable y la asistencia adecuada ante estos acontecimientos no entran en las agendas electorales ni de Cristina, ni de Scioli, ni de Massa o Macri. Aquí no cabe la disputa mediática de los candidatos sobre quién tiene responsabilidad, la respuesta es clara: la responsabilidad es de todos ellos.
Hace ya varios números que venimos denunciando en Avanzada Socialista que la decisión del Gobierno Nacional de pagar cientos de miles de millones de dólares a la deuda externa va en detrimento de la vida del pueblo trabajador, y esta situación es lamentablemente una muestra clara de ello. En lugar de invertir horas y horas de trabajo para buscar la mejor forma de pagar a los buitres todo lo que reclaman, los funcionarios públicos deberían estar organizando las obras de infraestructura que necesita el país.
Los niveles de corrupción ya no asombran a nadie, pero cuando se ponen de manifiesto ante situaciones donde sectores populares pierden todo lo que tienen, irritan a niveles rabiosos. El presidenciable Daniel Scioli, además de jugar al fútbol mientras San Antonio de Areco tiene su hospital bajo el agua, no ejecutó siquiera el 3% del presupuesto destinado a obras preventivas para inundaciones que contempla 400 millones de pesos, asimismo en lo que respecta al mismo presupuesto del año 2013 se dejaron sin ejecutar 92 millones de pesos que nadie sabe a dónde fueron.1
Si hay un bastión massista ese es el municipio de Tigre, el cual se vio tapado por el agua en estos últimos días así como el vecino distrito de San Fernando, donde murió un joven electrocutado. En este sector norteño del conurbano bonaerense han proliferado en los últimos años los emprendimientos inmobiliarios de alta gama, un negocio muy rentable pero que es realizado sin ninguna planificación sustentable y que ha sido denunciado insistentemente por los vecinos de la zona. La construcción de barrios cerrados ha generado dificultad en los desagües, con la consecuencia de que el agua se desplace hacia los sectores populares.
La Ciudad de Buenos Aires sigue sufriendo reiteradas inundaciones ante la más mínima precipitación, así como el mal funcionamiento de los subterráneos que a pesar de recibir subsidios millonarios de parte de la administración macrista no poseen una infraestructura adecuada para poder funcionar los días de lluvia.
Si nos azota el calor… nos quedamos sin luz
Antes de recibir esta fuerte sudestada en Buenos Aires, recorrió todo el país una ola de calor inusual para el mes de octubre que llevó a activar nuevamente los artefactos eléctricos que nos refrescan un poco. Esta pequeña variación en la utilización de la energía eléctrica volvió a recordarnos la precariedad en que se encuentra este servicio. Barrios porteños volvieron a quedar sin luz durante horas y algunos distritos del Gran Buenos Aires también. El aumento en las tarifas de Edenor y Edesur nada tiene que ver con algún plan de infraestructura efectuado por estas empresas, sino con una decisión del Gobierno Nacional de hacer recaer sobre los usuarios la necesidad de estas últimas de seguir ganando. Subsidios siderales y tarifas cada vez más altas son el premio a quienes no nos garantizan el servicio mínimo y esencial de acceso a la electricidad.
Hay una solución de manos del pueblo trabajador
Los que vivimos en los barrios que se inundan, que están faltos de luz, los que enseñamos o mandamos a nuestros hijos a escuelas que son afectadas por estos temporales o los que tenemos que subirnos a un bote para ser atendidos en la guardia del hospital somos los trabajadores. Nosotros sabemos que no hay promesa electoral que valga cuando el agua llegó hasta las rodillas o la luz no funciona por horas. Es por eso que debemos ser nosotros los que tenemos que decir basta a los negociados inmobiliarios impulsados por los gobernantes, los que debemos controlar la ejecución de los presupuestos para infraestructura, los que debemos proponer las obras que necesitamos para evitar que se hagan los proyectos que “juntan votos” en detrimento de los necesarios.
Somos los trabajadores los que tenemos que organizar la pelea para que no se les pague un peso a los buitres, para exigir que ese dinero se invierta en nuestros barrios, escuelas, hospitales y caminos. Somos nosotros los que tenemos que pelear para sacarles de las manos a los empresarios inescrupulosos nuestras fuentes de energía, basta de que se llenen los bolsillos unos pocos a costa del padecimiento de muchos.
Para que estas situaciones dejen de ser “tragedias anunciadas” quienes gobiernan deben hacerlo a favor del pueblo y no de intereses empresarios. Cristina, Scioli, Massa y Macri nos demuestran día a día de qué lado están. Las CGTs y CTAs, en lugar de unirse para defender a estos candidatos patronales deberían estar organizando la lucha para enfrentar su ajuste. Ninguna solución de fondo vendrá de alianzas con quienes nos condenan a este sufrimiento, la solución está en nuestras manos como lo demuestra la gran solidaridad popular que ya está desplegada sobre los damnificados, exijamos a los dirigentes sindicales que se coloquen a la altura de las circunstancias y rompan sus acuerdos patronales para pelear por los derechos del pueblo trabajador. Desde el PSTU daremos esta necesaria pelea y te pedimos que nos acompañes en ella.
Notas:
1 La Nación, 17/09/2014.
Telefónica agradecida
Este martes comenzó a tratarse en comisión del Senado el proyecto de ley impulsado por Cristina para permitir que las compañías de telefonía puedan participar en el mercado de la TV por cable. Gran contradicción al discurso nacional y popular que este Gobierno hiciera al momento de sancionar la Ley de Medios donde aseguraba que Telefónica no podría ser dueña de Telefé.
Ya en su momento denunciamos que la gran pelea del kirchnerismo con el grupo Clarín, lejos estaba de enfrentar a este grupo monopólico para democratizar los medios de comunicación, sino que todo se enmarcaba en la disputa por el gran negocio que significaba el servicio de TV por cable y su intención de beneficiar a la compañía de telefonía para disputar el monopolio.
Es indignante ver como nuevamente el Gobierno utiliza fraseología progresista y argumentos poco consistentes sobre la “universalización” del servicio en todo el país para favorecer a un grupo empresario y, al contrario de su discurso, ayudar a la monopolización del negocio de la TV. Los operadores de cable locales de cientos de pueblos del interior del país se verán ahogados por las grandes empresas de telefonía y ello conllevará a su desaparición inevitablemente.
Desde estas páginas queremos denunciar esta ley hecha a la medida de Telefónica y llamar a los trabajadores a exigir que en vez de favorecer a estas empresas que reciben miles de pesos en subsidios y no invierten ninguno en infraestructura, las comunicaciones y la distribución de la TV por cable sean estatales y con control de sus trabajadores y usuarios, para que realmente estos servicios estén a disposición de todos y no para el lucro de algunos.
6 de noviembre de 2014