La campaña de vacunación ha tomado ya un ritmo vertiginoso, a tono con la campaña electoral. 25 millones de personas han recibido al menos una dosis en nuestro país y más de 7 millones ya tienen ambas dosis. En la mayoría de los distritos se ha avanzado sobre los mayores de 18 años, y ahora comenzó la vacunación de menores de edad.
El plan del Gobierno de Alberto Fernández es llegar a la primavera con casi la totalidad de la población vacunada. Las cifras de vacunación están de su lado, siempre y cuando encuentre solución al faltante del componente 2 de Sputnik V, que está representando un cuello de botella, y mientras no se propague la peligrosa cepa Delta.
Planes con poco sustento
Es natural que avanzada la vacunación nos preguntemos qué tan cerca estamos de volver a la normalidad que casi olvidamos por completo. Y ya, tanto desde el Gobierno como desde la oposición, se encuentran planificando al respecto.
En Capital Federal (CABA), Larreta ha retomado la presencialidad en las escuelas y anunció un plan por etapas para volver a la normalidad. El Frente de Todos cuestiona esto pero también habilita la presencialidad en la provincia de Buenos Aires.
Pero el 70% de la población vacunada, la cifra estimada para alcanzar la “inmunidad de rebaño” parece no ser suficiente. En Inglaterra el Gobierno de Boris Johnson, al alcanzar esa meta, eliminó prematuramente la mayoría de las restricciones, incluso la obligatoriedad de los tapabocas. Y esto desembocó en un brote nuevo y en desabastecimiento de alimentos debido al aislamiento forzoso de trabajadores esenciales.
¿Por qué aún no termina el calvario?
Existen tres principales razones, según los especialistas.
La primera razón es la existencia de la variante Delta, mucho más contagiosa que las anteriores. La mayoría de las vacunas existentes (entre ellas, las cuatro que se aplican hoy en nuestro país), demuestran aún una alta efectividad contra esta variante, aunque sin la segunda dosis disminuye. No se descarta la necesidad de una dosis extra para reforzar los anticuerpos.
La segunda razón es la posibilidad de que se formen nuevas variantes mientras siga circulando el virus. La ya mencionada Delta ha elevado el porcentaje necesario para alcanzar la inmunidad del rebaño al 90%, según el famoso inmunólogo estadounidense Anthony Fauci. Tal cómo se propagó el virus en un principio, será muy difícil controlar su evolución y expansión en una economía globalizada, con muchos países aún muy detrás en la vacunación.
La última razón, muy en relación con las otras dos, tiene que ver con la resistencia a la vacunación en franjas importantes de la población. Esto hace aún más difícil llegar al 90%, y facilita el surgimiento de nuevas cepas.
Florida, el estado yanqui que más se ha resistido tanto a las restricciones como a las vacunas, es hoy el epicentro de los contagios en ese país. En nuestro país, son preocupantes los datos que muestran que en Córdoba, por ejemplo, un 40% de la población que está en condiciones de vacunarse aún no se ha anotado siquiera.
Es posible salir del COVID-19
El desastre no es inminente. Podemos apresurar la salida de esta pandemia que agobia al pueblo trabajador desde hace más de un año en todo el mundo. Tanto el Gobierno como la oposición de Juntos por el Cambio quieren apresurarse a eliminar más restricciones para la campaña electoral, corriendo el riesgo de un rebrote como sucede en Europa o EEUU. Pero existe una salida para abrir responsablemente.
Para conseguirlo es necesario hacer obligatoria la vacunación ya mismo. No sirven las medias tintas de los pasaportes sanitarios o los beneficios a los vacunados. Las cifras escasas de internación y muertes en quienes recibieron dosis anticovid demuestran que vacunarse sirve.
Necesitamos más vacunas. Si falta el componente 2 de la Sputnik, entonces tenemos que anular su patente y empezar a producir el compuesto activo en el país, no dependiendo que lo envíen desde los Fondos de Inversión rusos que lo administran. Así mismo amplificar la producción de vacunas para abastecer a la región y ayudar a los países hermanos. No es solamente una acción solidaria, también evitaría la evolución del virus.
Si ponemos en marcha estas dos cosas, solamente hará falta un corto período de restricciones en los sectores donde se concentra mayor cantidad de personas (que no solamente son las reuniones sociales, es principalmente la industria o el transporte público) para alcanzar la nueva normalidad.
Todas estas propuestas son las que están defendiendo nuestros candidatos del PSTU en las listas del Frente de Izquierda Unidad, así que te proponemos que no solo nos acompañes con un voto. Sino también que nos acompañes en las calles para garantizar que esto se lleve adelante.