La condena a la marginalidad, los jornadas laborales agotadoras, el no tener para donde agarrar, la perversión de un sistema que ofrece la juventud como un valor, mientras la vida de los jóvenes nada tiene que ver con lo ideal, la cultura del éxito inmediato, de lo efímero, de vivir el presente no como una decisión, sino porque reina la incertidumbre sobre el futuro, son todos “caldos de cultivo” para la necesidad de encontrar elementos que ayuden a “aguantar” la situación, que hagan sentirse bien (o al menos un poco mejor) en medio de esa vida precaria.
Sin caer en una postura puritana, no se puede negar que el aumento del consumo de drogas y alcohol es parte de eso. En nuestro país el consumo de droga aumento un 50% entre el 2010 y el 2014. El millón y medio de jóvenes condenados a la marginalidad son carne de cañón para las bandas narcos que se meten en los barrios y propagan las drogas que efectos más dañinos tienen en el cerebro: el paco, el poxi y demas drogas sintéticas que quién sabe lo que tienen.
La inmensa mayoría de los que vivimos en un barrio sabemos dónde se vende droga y quién lo hace ¿Cómo no lo van a saber los gobernantes? Usan el tema del narcotráfico para la campaña electoral, pero en verdad todo el poder político y las fuerzas de seguridad son cómplices, sino seria imposible que subsistiesen y se extendiera. Íntimamente ligado al narcotráfico está la trata de mujeres para la prostitución.
Desde el PSTU respetamos el derecho que cada uno tiene de consumir drogas o alcohol, pero no nos confundamos, el sistema capitalista incentiva el consumo pues es una forma de “buscar” una salida individual (momentánea) y no cuestionar y proponerse cambiar la raíz del problema que es este sistema social que nos explota y oprime.
Porque realmente queremos combatir a los narcos y no a los que consumen, proponemos la legalización de todas las drogas y que su producción y comercialización sea controlada por el Estado. Esto va de la mano con campañas estatales de rehabilitación e información sobre drogas para toda la población.
Para terminar con los crímenes de los narcos, incluidos los crímenes asociados como la trata de mujeres, estamos por la movilización obrera y popular para su erradicación, siguiendo el ejemplo de las de México y Rosario. Estamos por la autoorganización obrera y popular para erradicar los bunkers de drogas. Proponemos el juicio y castigo a todos los narcos y sus cómplices.