Una vez más el FMI es el gran protagonista de la escena política nacional. Todos los caminos, tanto del Gobierno como de la oposición, de formas más o menos disímiles, conducen al acuerdo con el Fondo, que al cierre de esta edición parece realizarse prontamente. Una vez más, preparar la pelea larga y dura para derrotar ese acuerdo, enfrentando sus consecuencias y la represión que trae aparejada, es una necesidad para frenar la pobreza y precarización de la vida del pueblo trabajador.
La oposición patronal, ahora con más peso en el Congreso, es clara: hay que acordar con el Fondo rapidito y en los términos que proponga. Son coherentes: en su Gobierno macrista se tomó más Deuda, el préstamo más grande de la historia, que se usó, según el mismo Macri admitió, para pagar a los bancos que querían irse de Argentina y se produjo una fuga de capitales (dólares sacados literalmente del país) digna de una película de acción. Ahora, hablan de “honrar las Deudas” y ganar confianza con el acuerdo, mientras, no casualmente, aparecen en sus medios afines todo tipo de predicciones de catástrofe inminente si no se acuerda con el Fondo en lo inmediato.
El oficialismo por su parte, mientras denuncia la “Deuda de Macri”, trabaja esmeradamente por pagarla y lograr el acuerdo con el Fondo, reafirma que no hay ningún sector dentro de la alianza gobernante que esté proponiendo no pagar. Más allá de que haya sectores que “denuncian” al FMI, todos venden el acuerdo como un destino inevitable y se limitan a poner discursivamente condiciones para apoyarlo, como Juan Grabois que pasó de decir que no había que pagar, a poner como “condición” el salario universal.
Allá lejos quedó la campaña electoral con la que ganó Alberto Fernández de “No al FMI” y “Argentina de pie”. Allá lejos quedaron también hasta las proclamas como la del 25 de Mayo de este año en la que cientos de personalidades representantes del kirchnerismo proponían no pagar la deuda mientras dure la pandemia. Durante este año se pagaron hasta este diciembre U$S 5.110 millones al FMI por capital e intereses, además de U$S 230 millones al Club de París y unos U$S 10.000 millones por el Banco Central por Leliqs y Pases Diarios, además de intereses por el resto de la Deuda, bajo el silencio cómplice de quienes antes se proclamaron en contra.
Los de arriba “honran la Deuda”, los de abajo la pagan.
Las consecuencias de lo pagado hasta ahora, las sufre el pueblo trabajador en la pobreza creciente que cada vez incluye a más trabajadores y trabajadoras, aun con trabajo “formal”, y el aumento en la precariedad de todos los aspectos de la vida.
Pero esto no es todo, vienen por más. El nuevo acuerdo, como no podía ser de otra manera tratándose del FMI, tiene condiciones que solo traerán un aumento de esas penurias para el pueblo trabajador. Miremos si no, cómo mientras Guzmán se reúne con la CGT para que apoyen el acuerdo que supuestamente no traerá pérdida de conquistas laborales, se declara el fin de la doble indemnización y de la prohibición de despidos. Un gesto hacia las condiciones del acuerdo que, sin duda, viene con ajuste fiscal, y Reforma Laboral, sea mediante leyes, por decretos, sea por sector.
Tratarán de imponer el acuerdo también con palos
Ahora bien, el saqueo, los ataques económicos y laborales no vienen solos. Para garantizarlos vienen con palos y persecución. No es casual el reciente asesinato de Elías Garay en la ocupación mapuche de Cuesta del Ternero en Río Negro y la campaña persecutoria contra el pueblo mapuche. No es casual la escandalosa condena sin ninguna prueba a Daniel Ruiz y César Arakaki por las jornadas del 18 D de 2017 contra la Reforma Previsional, que era parte del plan del FMI. No es casual que sigan negándole la excarcelación a Sebastián Romero por la misma causa. No es casual la detención de Facundo Molares por orden del asesino Gobierno colombiano que pide su extradición.
Es parte de un mismo plan y como parte de ese plan es que hay que responder a estos casos que de aislados no tienen nada.
Prepararnos para hacer frente a los ataques y a la represión.
El año que se va no fue fácil para el pueblo trabajador y el que se viene, con este panorama, no pinta mejor si no empezamos desde ya a preparar las peleas para enfrentar todos y cada uno de esos ataques. No será fácil porque no solo hay que pelear contra los planes del Gobierno, la oposición patronal y el FMI, sino también con ese gran muro de contención, con la bronca que tenemos que son las dirigencias sindicales y de los movimientos sociales, que ya no son solo cómplices sino también artífices de los planes sindicales.
Esas dirigencias y las estructuras sindicales que la sostienen son las que hoy están al servicio no solo de contener la bronca, sino también de dividir, aislar y sembrar en las cabezas del pueblo trabajador que el acuerdo con el Fondo es un destino inevitable si no nos queremos “caer del mundo”.
Para saltar esos obstáculos es que tenemos que anticiparnos, empezar a auto organizarnos desde cada lugar de trabajo, incluyendo a todos los compañeros y compañeras, sea del sector que sea, pertenezca al gremio que pertenezca. Formar comités o comisiones para garantizar lo que se decida en asamblea, romper las ataduras y la fragmentación que nos imponen las estructuras sindicales y para tomar en nuestras manos los problemas, porque está visto que nadie lo hará por nosotros y nosotras.
Y como parte de esto, es necesario también organizarnos para enfrentar la represión que cuando se incrementen las luchas la van a aumentar. No podemos salir a pelear con las manos atadas, sabiendo que los palos van a venir. Es tarea del conjunto de las organizaciones que se reivindican combativas, también plantear esto al conjunto de los luchadores y luchadoras. Los Gobiernos utilizan la represión para con ella intentar derrotar las luchas, y eso es lo que intentarán con las peleas que vendrán. Para evitar esas derrotas es indispensable planificar cómo preservarnos: la autodefensa es actuar en defensa propia y es un derecho que tenemos que ejercer.
Necesitamos otro Argentinazo: nuevo y superador
Para derrotar el acuerdo con el Fondo necesitamos pelear en la más amplia unidad, por eso adherimos a la convocatoria impulsada por el FIT-U y tomada por decenas de organizaciones para movilizar el 11 de diciembre. Y decimos que no puede quedar ahí y contentarnos con una movilización. Es necesario dar continuidad intentando sumar a todos y todas los que quieran pelear contra el acuerdo, hayan votado a quien hayan votado. Y en la medida que vaya creciendo empezar a pensar acciones que no solo den testimonio de nuestro rechazo al acuerdo, sino que también afecten la ganancia de los grandes beneficiados con el mismo, los empresarios y las multinacionales.
A 20 años del Argentinazo es necesario aprender también de ese aprendizaje reciente para preparar una experiencia superadora que permita terminar realmente con el saqueo y sometimiento de nuestro país y las consecuencias que trae al pueblo trabajador. Un nuevo Argentinazo con la clase obrera a la cabeza que rompa las cadenas con el FMI e imponga una Segunda y Definitiva Independencia, con un gobierno de los trabajadores y el pueblo que planifique la economía en función de las necesidades de la mayoría de la población y no de la ganancia capitalista, en camino a una sociedad socialista.