En el día de hoy el parlamento se prepara para votar la ley que le da facultades al Poder Ejecutivo para renegociar los pasivos bajo legislación extranjera. Con el acuerdo de los bloques del oficialismo y Cambiemos los diputados aprobarán una ley que dará mano libre al Ministerio de Economía para que salga a acordar con los acreedores externos nuevos plazos y refinanciaciones en los pagos de la deuda. Asimismo el proyecto también ratifica a los tribunales extranjeros para que diriman frente a eventuales conflictos con los acreedores.
Una nueva entrega
La ley que va a salir hoy del congreso es la preparación de una nueva entrega del país al capital usurero. En primer lugar porque se le da un cheque en blanco al Gobierno Nacional que ya anunció en reiteradas oportunidades que en el mejor de los casos podría adecuar los plazos de pago pero que la deuda y los intereses eran intocables. Por otro lado se ratifica a los tribunales extranjeros que ya han actuado contra los intereses nacionales de la Argentina en el pasado, como el caso de Griesa a favor de los fondos buitres, incluso reteniendo a la fragata libertad en su momento.
Rechazamos esta ley, creemos que el camino es el No pago de la deuda a través de la movilización. Sin embargo sabemos que no todos están de acuerdo con esto. Por eso proponemos exigir la suspensión de pago durante dos años para salir de la crisis en la que el país está sumergido.
¿Por qué decimos que se trata de una nueva entrega? ¿Acaso las deudas no hay que pagarlas?
La deuda externa es un mecanismo de opresión de la Argentina por parte de los países y organismos imperialistas (EE UU, Unión Europea, FMI). Estos organismos en acuerdo con los políticos y empresarios nacionales nos dan préstamos con intereses impagables. A partir de ahí es que tienen al país atado de pies y manos y obligan a seguir sus políticas. Por ejemplo frente a conflictos internacionales como ocurrió en Haití y recientemente con Irán. También en el plano interno «sugieren» tomar tal o cual medida, por ejemplo reformas laborales, planes de ajuste, beneficios a empresas multinacionales.
Por otro lado nunca estos préstamos sirvieron para desarrollar el país. Así es que mientras el país se endeuda más y más los trabajadores no tenemos escuelas públicas dignas, hospitales con insumos, planes contra la violencia machista, planes de vivienda.
¿Adónde se destinan esos fondos contraídos? Los grandes beneficiarios son los empresarios, ejemplos sobran: la deuda contraída durante el Macrismo solo sirvió para financiar la bicicleta financiera en donde los bancos se la llevaron en pala. Otro ejemplo: gran parte de la maquinaria de la planta impresora del diario Clarín se compró con deuda que luego fue estatizada. Es decir nosotros, nuestros hijos, nietos todos sacrificándonos para que un puñado de empresarios y políticos patronales se llenen los bolsillos.
Una salida a la crisis: No pagar la deuda
Desde el PSTU creemos que para que el país salga adelante con toda su población realmente incluida el camino es dejar de pagar la deuda externa. Que se utilice ese dinero para el desarrollo de la nación, que se construyan escuelas, viviendas, fábricas y hospitales con un plan de obras públicas que genere trabajo para todos con salarios dignos, se financie la lucha contra la violencia machista, se creen centros deportivos y artísticos para nuestros niños. Por eso es que luchamos por la segunda independencia. Como hace 200 años nos liberamos del imperialismo español que saqueaba el continente hoy nos tenemos que liberar del capital expoliador.
Sabemos que es difícil. Muchos nos dicen «si no pagamos las potencias se nos van a poner en contra». Eso es cierto, sin embargo la Argentina produce alimentos para 400 millones de personas y cuenta con fuentes de energía. Sin ir más lejos durante el gobierno de Kirchner el país estuvo en default y eso no impidió que el país siga comerciando. Por otro lado los trabajadores tenemos aliados en todo el mundo, si argentina se planta contra el imperialismo tendrá la mayor fuerza que existe: la solidaridad de los trabajadores. Un hecho así despertaría la simpatía de los obreros fabriles de San Pablo, de la primera línea chilena que se enfrenta a la represión, de los mineros y campesinos que luchan contra el golpe en Bolivia, de la clase obrera colombiana que está en pie de lucha contra el ajuste. Ponemos todos nuestros empeños para desarrollar esta perspectiva.
Parte de los planes de uno de los principales acreedores del país, EL FMI, es implementar un ajuste con reformas estructurales. Una de esas reformas fue la reforma previsional que se voto con una movilización enorme para rechazarla y una represión feroz. Sebastián Romero, «el gordo del mortero» lleva dos años perseguido por haber sido parte de esa movilización. Exigimos que cese la persecución contra él y todos los luchadores.¡Súmate a la campaña para que pueda volver!