PAREMOS ESTA IRRESPONSABILIDAD

Es un hecho: la pretensión de abrir las escuelas prepara una catástrofe sanitaria.

En Capital ya hay decenas de escuelas que tuvieron que cerrar por presencia de COVID-19 en las aulas. Cuando empiece el conjunto de las provincias el proceso será imparable, porque coincidirá con el otoño, temporada en que, de acuerdo a las experiencias europeas, se disparará la pandemia.

A este ritmo de vacunación se demorará casi todo el año en vacunar a la mayoría de la población. En ese contexto, la aglomeración de chicos en las aulas cuando comiencen los fríos, será un foco de contagio enorme. Pronto todo el intento deberá retroceder, cerrando escuelas en medio de un nivel de contagios muy superior.

El miedo no es zonzo

Pese a la propaganda de todos los medios de difusión (en esto no hay “grieta”), y los engaños de los políticos y sindicalistas, un sector creciente está percibiendo el riesgo[1].

En un principio padres y madres estaban esperanzados, viendo el fracaso de la “virtualidad” del 2020, y en la necesidad de tener libertad para cumplir con sus trabajos. Pero la realidad se impone: la salud de las familias está antes que las necesidades de los gobiernos y los empresarios que los mandan. El ejemplo de Almirante Brown, relatado en esta página, es un ejemplo.

Además, los gobiernos descargan la responsabilidad sobre la escuela. Dicen que con sus “protocolos” (incumplibles en cualquier circunstancia, y sobre todo en las condiciones lamentables de las escuelas de los barrios), no hay posibilidad de contagio. Por lo tanto, si alguien se contagia, la culpa será de directivos y docentes, que no hicieron cumplir esos protocolos. Como siempre, la culpa recaerá también sobre los más indefensos: los auxiliares de escuela que “no habrán higienizado bien” baños y aulas.

Toda esta situación está provocando una sorda y reñida resistencia en cada escuela.

El papel de las direcciones sindicales

Las direcciones tradicionales de todo el país, y en particular de SUTEBA y CTERA, así como ATE, son agentes de aplicación de esta política. Reclaman “no empezar hasta que los protocolos se cumplan”, pero van a cada escuela a dar el OK para el inicio. Eso sí: jamás firmarán un acta haciéndose responsable de eso. Se arrodillan ante su Gobierno, aunque esté en riesgo la salud de estudiantes, docentes y familias. Como se arrodillaron al firmar una miseria para la paritaria de 29%, aceptando lo perdido el año anterior, más la diferencia con la inflación prevista para el 2021, superior al 50%.

Caso aparte es el papel de las direcciones que se dicen opositoras y de izquierda. Se están negando firmemente a reclamar la vacunación global como condición para el reinicio. Hablan de no iniciar (incluso amenazan con paros) hasta que no haya condiciones edilicias. Pero eso es dejar a cada escuela pelear por su lado. Es permitir que las escuelas privadas, o las pocas céntricas de cada localidad que puedan cumplir hasta cierto punto inicien, y las demás luchen en forma aislada. Es una política lamentable, funcional a los esfuerzos del Gobierno y la Celeste de iniciar las clases a como dé lugar y “después vamos viendo”. Cada vez más docentes y auxiliares ven esta capitulación de las direcciones Multicolores.

Vacunas para todas y todos es la verdadera condición. Y es posible lograrlo en pocos meses, si rechazamos la legalidad de las patentes y la propiedad privada de los laboratorios multinacionales, haciendo producir a todos los laboratorios y químicas del país la vacuna sin esperar que nos la envíen a cuentagotas desde el exterior[2]. Direcciones que se dicen de “izquierda” y niegan esto, no merecen ese nombre.

Resistir desde abajo           

Es preciso desarrollar esa resistencia de escuela en escuela, coordinar por zonas para unirnos. Aún cuando logren imponernos cierta presencialidad, esa resistencia servirá para forzar la vuelta atrás antes que el desastre sea imparable.

Esta autoorganización desde las escuelas, jardines y colegios es una necesidad doble, porque la comunidad educativa está luchando contra todo y todos.

Hagamos declaraciones por escuela, compartámosla, juntemos firmas, preparemos la movilización para entregarlas, organicémonos desde abajo para resistir, mientras exigimos a las direcciones sindicales de todos los colores que abandonen su adaptación y capitulación y unifiquen la lucha. Combinemos la pelea por el no inicio contra la presencialidad y por el salario, que en algunas provincias ni siquiera se está cobrando.

Junto al sector creciente que se niega a esta irresponsabilidad, el PSTU y el Frente Índigo se ponen al servicio de la lucha.

[1] Ver: https://www.lanacion.com.ar/sociedad/provincia-algunas-escuelas-ya-informaron-que-no-podran-empezar-las-clases-presenciales-nid24022021/ (La Nación – 24-2)

[2] Ver Declaración en AS 210.