La inflación, provocada por el Gobierno, emitiendo pesos sin respaldo y por las patronales que remarcan precios sin parar, sigue devorando nuestros salarios. Este es el mecanismo central que usan para aumentar nuestra productividad, su “competitividad” y, en consecuencia, sus ganancias: suspensiones y despidos, precarización y mayores ritmos de trabajo, atención de más máquinas por obrero, pagos en negro, desconocimiento de categorías y otros ataques contra nuestras conquistas del convenio colectivo de 1975. Así aumentan los accidentes, incluso mortales, verdaderos crímenes que las patronales intentan ocultar, como en la sueca Elecrolux (ex Gafa) donde un compañero quedó atrapado y aplastado en una termoformadora mientras cambiaba las matrices.
¿Qué hacen Caló y los directivos de la UOM?
Empezaron el año aceptando la burla del un miserable “bono” de $2.000 en dos cuotas mensuales, que resultó un adelanto a cuenta a devolver luego de paritarias. Para colmo, incluyeron una cláusula de absorción de ese vale allí donde cobramos sumas por encima del básico. Ahora se limpian la cara repartiendo las mochilas y útiles escolares para nuestros hijos. Pero nos cargan una pesada mochila sobre nuestras espaldas: que los trabajadores -que no somos responsables de la infl ación y la “falta de dólares”- paguemos el saqueo de la deuda a los buitres, banqueros y especuladores. Pues por más diferencias y peleas que haya entre el Gobierno de Cristina y distintos sectores patronales, todos acuerdan con ese “pacto de ajuste” y represión. Por eso aíslan las luchas en pedidos por fábrica, por eso persiguen e intentan quitarles el fuero gremial a los delegados que no les responden (como en Montich de Córdoba, Mahle de Rafaela -Santa Fe- o Alta Tensión de San Luis), procuran despedir a quienes reclamamos. Ese es el modelo K hoy. El Gobierno pretende un techo salarial de 20%.
¿”Primero está el trabajo, luego el salario”?
Este verso es el preferido de Caló. Sin embargo, los despidos metalúrgicos abundan, incluso en seccionales de UOM como las de Tierra del Fuego, donde fi rmaron convenios legalizando contratos temporarios por años (“personal de planta discontinua”) y dejaron en la calle a cinco mil compañeros. Estos convenios y las escalas salariales a la baja no garantizan nuestros puestos de trabajo, sino que nos usen y después nos descarten a bajo o ningún costo de indemnización. Por eso ADIMRA (Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina) y demás cámaras patronales festejan estos acuerdos con cláusula de “paz social”.
¿Qué proponemos?
40% de aumento en una sola cuota y ajuste trimestral por inflación real. Es urgente que rodeemos de solidaridad efectiva a quienes están luchando por salarios, condiciones y puestos de trabajo, contra persecuciones y la represión en todas sus formas. Coordinar con los compañeros en lucha para ayudar a que triunfen. Organizarnos mediante reuniones y asambleas que decidan mandatar a delegados para exigir ya, ante la emergencia, la convocatoria inmediata a Congresos de Delegados abiertos a las bases. Que sirvan para preparar un plan de lucha unifi cado de la UOM contra todo techo salarial y por: 40% de aumento en una sola cuota. Para que ningún metalúrgico cobre menos que el costo de la canasta familiar; ajuste trimestral según la infl ación real. Reincorporación y efectivización inmediata de los contratados y en negro. Exigir que los acuerdos paritarios sean refrendados por los Congresos de Delegados con mandatos de asambleas y no “ad referendum” del Consejo Directivo Nacional. Los delegados no deben llevar a los Congresos posiciones personales sino la decisión mayoritaria de quienes representan. Rechazar las pretensiones patronales de usar a los obreros como rehenes para obtener subsidios estatales.
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