En plenas campañas electorales los partidos patronales siempre prometen mejorar el nivel y calidad de vida de la población. El peronista Frente de Todos, haciendo honor a su esencia capitalista, otra vez trata de convencer a los trabajadores de que cambiará algunas variables económicas pero…, para que nada sustancial cambie. A diferencia de los sectores más reaccionarios y defensores acérrimos del mercado liberal como el macrismo y los ultraliberales Milei y Espert, que dicen odiar al Estado, Alberto Fernández, sus funcionarios y los candidatos de la alianza gobernante, se presentan otra vez como asistentes en crisis de un “Estado Presente” para reactivar la economía. Pero desde que asumió en diciembre de 2019, y más allá de la pandemia, la mayoría de sus disposiciones económicas no se cumplieron o perjudicaron siempre a los trabajadores formales e informales y a los jubilados, pero con ganancias millonarias para empresas, multinacionales y sectores financieros especulativos.
El discurso en general de Alberto Fernández y su Ministro de Economía, Martín Guzmán, se basa en que producto de haber ido eliminando restricciones en esta etapa de la pandemia gracias a su política de vacunación, la economía se está recuperando.
Así escuchamos o leemos en los medios patronales y desde la voz de sus candidatos un slogan como que vamos a «La vida que queremos», o frases como «En estas elecciones decidimos cómo queremos salir de la pandemia. Si con trabajo y reactivación o volviendo al pasado», “Una apuesta a la esperanza y a terminar con la languidez del encierro y el conformismo y volver a tener una economía normal”.
Es muy difícil encontrar en esta campaña pre-electoral definiciones del Gobierno sobre algún plan económico detallado a aplicar en lo que resta de su gestión y estando pendiente una definición con el FMI. Por lo que deducimos que continuará con medidas que continúen privilegiando más a los capitalistas que a los trabajadores.
Deseos sobre lo que debería hacerse podemos apreciarlo en las declaraciones de Alberto Fernández a sus candidatos sobre qué decir en la campaña. Un compendio de propuestas generales pero sin definiciones sobre los alcances y como deberían materializarse (Ver recuadro aparte).
¿Un capitalismo bueno para el pueblo trabajador?
Si comparamos lo actuado económicamente en los tres meses apenas asumido y lo aplicado en pandemia con los deseos de Fernández y sus ministros, nos podemos dar una idea de que todo continuará igual. Una economía dependiente de la conveniencia de las grandes empresas, multinacionales y especuladores financieros sobre como acrecentar sus ganancias sin importar la calidad de vida de los trabajadores.
Algunos dichos puntuales del Gobierno basan una posible mejora de la economía en cuatro variables: una reactivación de la producción y del empleo, aumento de exportaciones de recursos naturales, el estabilizar la demanda de pagos de la Deuda Pública y bajar el Déficit Fiscal. Ante la crisis económica mundial y por antecedentes de gobiernos anteriores es imposible lograr soluciones de fondo en una economía de semi-colonia. Es verdad que actualmente existe un “rebote” y que puede seguir el crecimiento, pero eso no significa que va a cambiar la situación de la pobreza, el trabajo precarizado, los bajos salarios, la destrucción de la salud y educación pública, el saqueo del imperialismo, el endeudamiento, como ya lo vivimos con los gobiernos kirchneristas.
En el capitalismo el aumento de la producción y el empleo está estrictamente ligado con el menor costo laboral. En los hechos ya se aplican devaluaciones salariales por inflación y devaluación e incumplimiento de convenios laborales con mayor explotación. Sin embargo, los inversionistas, locales y del exterior especulan con sus rendimientos gananciales y pretenden una Reforma Laboral concreta que disminuya aún más el salario y modifique las relaciones de empleo a favor de las empresas. El Salario Mínimo Vital y Móvil es de $28.080.- (U$S 280.- al dólar oficial y U$S 156.- al paralelo).
Las exportaciones de recursos naturales tienen bajo índice de retenciones para obtener recursos fiscales. Los precios internacionales aumentarían la exportación pero con más ganancias de las empresas productoras al no aumentar las retenciones, siendo una incógnita los planes de explotación del litio y las regalías que dejarían, por ejemplo.
Los pagos de la Deuda Interna y Externa desde que asumió Fernández continuaron y llegaron a los U$S 7.500 millones para mostrar buena voluntad y el compromiso con el FMI de pagarle. Disminuir el Déficit Fiscal implica reducir jubilaciones y pensiones y las ayudas sociales de por sí ya miserables, y que deberían continuar si no se genera empleo digno.
Por lo tanto, no hay un plan económico claro del Frente de Todos, pero lo poco manifestado en campaña electoral y aplicado hasta hoy y sus resultados lleva a concluir que todo lo planeado o improvisado es para satisfacer a los capitalistas respetando la sagrada propiedad privada de los medios de producción y financieros y sus rentas millonarias por la superexplotación de los trabajadores.
El Gobierno del Frente de Todos, y menos que menos la opción macrista, está dispuesto a realizar en este capitalismo neocolonial una reactivación económica mejorando socialmente la distribución de la riqueza. Un gobierno socialista apoyado por los trabajadores y el pueblo pobre es la única alternativa.
UN PLAN ECONÓMICO “ESPERANZADOR” EL FRENTE DE TODOS
- Un presupuesto expansivo y progresivo para disminuir la pobreza.
- La inflación es un problema de múltiples causas, y reducirla es prioridad.
- Hacer sostenible la Deuda del Estado priorizando la negociación con el Club de París y el FMI.
- Aumentar el gasto público, la inversión social en viviendas, salud y educación y la recaudación bajando el pago de la Deuda. Lo único que ajustaremos es el pago de intereses.
- Hacer crecer la inversión como en el primer trimestre 2021 que llegó al 6,1%.
Siendo la tasa de inversión hoy del 20% del (Producto Bruto Interno (PBI).
- Continuar aumentando el empleo que en el primer semestre llegó al 46,3%. Bajar el índice de desocupación, que desde 11% del 2020 bajó al 10,2%.
- Avanzar desde el Congreso en un esquema de progresividad impositiva donde los que más tienen, más paguen, y los que menos tienen, menos paguen, aunque se aclaró que esa modificación no debe «generar mayores niveles de presión fiscal sobre los que invierten y producen».
- La política fiscal tiene como primer precepto que el Estado juega un rol central en propiciar la recuperación económica.
RECHAZO AL PLAN CAPITALISTA DEL FRENTE DE TODOS
- Un presupuesto que pretenda bajar el Déficit Fiscal no será expansivo y progresivo y deberá seguir ajustando obra pública, salarios y jubilaciones.
- Las causas de la inflación ya denunciamos que son producto de la libertad de las patronales de toda la cadena de producción, distribución y comercialización para generar precios según las ganancias deseadas y la devaluación permitida, y el Gobierno no interviene para neutralizar la voracidad patronal aunque tiene herramientas transitorias como la Ley de Desabastecimiento.
- La Deuda Pública no se puede sostener, es impagable. Al 31-03-2021 era de U$S 348.000 millones y si le sumamos la del Banco Central con los bancos por Leliqs y Pases de U$S 84.000 millones y de las provincias por U$S 30.000 millones llega los U$S 462.000 millones. Aunque se llegue a renegociar vencimientos con el FMI y Club de París los intereses llevarán gran parte de lo que producimos.
- Aumentar el gasto público es una falacia, ya que el FMI condiciona renegociación a lograr déficit cero. Se permiten construcciones de lujo y no se planifican viviendas populares y accesibles y se expande y beneficia a la medicina privada. La educación no es prioridad con escuelas sin mantenimiento y salarios docentes devaluados.
- Las inversiones privadas no crecerán si no les garantizan reformas laborales y menos impuestos.
- Si no hay inversión no hay empleo, y el Estado en manos de los Fernández no quiere generar empleo público productivo digno y genuino. La reducción de jornadas laborales para generar puestos de trabajo no está en los planes.
- Que los que más tienen paguen más implica más impuestos a las ganancias y los bienes reales a valores actualizados de personas millonarias y también de empresas.
- Para que el Estado ejerza un rol central debería controlar las principales palancas de la economía y para eso, estatizar los recursos energéticos y naturales, la banca y el comercio exterior y los grandes monopolios. Pero con Vicentín el Gobierno demostró estar muy lejos de eso