AGR-Clarín, General Motors, Volkswagen y otras empresas dejan familias en la calle. El Gobierno Nacional y los provinciales le ponen un techo miserable a la paritaria docente. A los petroleros les imponen cambios en sus condiciones de trabajo para beneficiar a las empresas. Los trabajadores salen a la calle a enfrentar esta situación. Pero la solución del macrismo, siguiendo su lógica empresarial, en lugar de solucionar los problemas que nos llevan a movilizarnos, es intentar sacarnos con la represión.
Es en ese sentido que el año pasado había anunciado con bombos y platillos el “protocolo anti-piquetes”. Más allá de haber sido aplicado algunas veces en ciudades del interior del país, éste fue derrotado, puesto que en 2016 pasaron cantidad de enormes movilizaciones y el protocolo brilló por su ausencia.
Con un mes de marzo que contó con cinco movilizaciones, masivas, contra el Gobierno, y ahora, en las puertas de un Paro Nacional, Macri se encuentra con la necesidad de volver a ponerse a la ofensiva para sacar a los trabajadores de las calles.
Es en este sentido que Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, ha declarado recientemente que van a empezar a actuar con las fuerzas de seguridad para dispersar los cortes de calle. Esto es un claro intento de revivir el fallido proyecto. Pero para lograr esto, deben avanzar en donde fallaron la última vez.
Una política para el olvido
El protocolo fracasó, entre otras cosas, porque aún persiste en la memoria de los trabajadores y el pueblo hechos como la última dictadura militar y el “Argentinazo” del 2001. Estos recuerdos grabados a fuego, sumados al rechazo al ajuste de Macri, hacen que el Gobierno no pueda dar la orden a las fuerzas de reprimir sin sufrir el repudio de sectores importantes de la población.
Es por eso que el Gobierno viene insistiendo en medidas que atacan esa memoria, como venimos denunciando en varios números de Avanzada Socialista.
Este 24 de marzo no fue la excepción, y un ejemplo de esto es el del ministro de DDHH, Claudio Avruj. En una nota de opinión publicada en Clarín ese mismo día (1), el funcionario volvió a poner en duda el número de desaparecidos: “Soy muy cuidadoso del número de 30 mil. La investigación no ha terminado. La Conadep dio 8400 personas”. También opinó que “es un deber transmitir a las nuevas generaciones un legado de memoria sin culpas ni odios”, repitiendo una vez más el discurso de la reconciliación con los genocidas.
El éxito actual de esta política es muy discutible. Pero, aun así, la política oficial es clara, borrar la represión estatal de la memoria de los trabajadores para poder servirse de la misma represión estatal para aplicar su plan.
Derrotemos al protocolo con unidad
La única manera de derrotar este nuevo intento de represión es con la unidad de los trabajadores. Cada medida a tomar, desde una actividad de difusión hasta un corte de calle o un paro, debe ser discutida y votada por el conjunto de los compañeros en asambleas, en cada lugar de trabajo y estudio. La decisión tomada debe ser llevada adelante por todos, con los dirigentes en primer lugar.
Es claro que esto de forma aislada es insuficiente, debemos unificar y coordinar todas las luchas que están dando y las que están por darse. La unidad le dará a cada medida la fuerza que necesita para dejar en jaque al Gobierno. Además, se deben formar grupos de autodefensa en cada actividad a llevarse adelante, para prepararse en caso de que el Gobierno se juegue, de todas maneras, a contestar con represión.
Los trabajadores estamos saliendo a la calle a enfrentar con fuerza al gobierno y este no se va a rendir tan fácilmente. Es tarea urgente organizarnos en cada lugar de trabajo, de estudio, en cada barrio, para que no nos gane la pulseada. Las direcciones sindicales deben empezar a tratar esto con suma urgencia.
(1) Clarín – 24/03/17 “24 de marzo por la reflexión la paz y el futuro”
¿Cómo enfrentamos la represión?
Ante este intento de avanzar nuevamente contra las movilizaciones, un grupo de diputados del Movimiento Evita han presentado un proyecto de ley denominado “Protesta Social: los derechos del manifestante”. Este reconoce el derecho de toda persona a manifestarse, pone en el Estado la responsabilidad de velar por la integridad física de todos los manifestantes y le impide a la policía portar armas de fuego y usar munición letal contra manifestantes.
Más allá de coincidir en que movilizarse es un derecho, no podemos dejar de decir que un proyecto de ley no puede ser la solución. Las leyes se dictan y se aplican al servicio de los intereses de la patronal. Por eso, aunque se hayan logrado conquistas importantes (como el derecho de huelga, por ejemplo), no podemos confiar en que ésta sea la solución. Los gobiernos se saltan constantemente las leyes que hemos conquistado con la movilización, cada vez que lo necesitan. Un ejemplo de esto son los constantes ataques a la lucha docente.
Polémica con Hebe de BonafinI
Previo a la movilización del 24 de marzo, se cruzaron dichos entre Hebe de Bonafini, quien dirige a las Madres de Plaza de Mayo, y Estela de Carlotto, que ocupa el mismo rol en Abuelas de Plaza de Mayo. Hebe cuestionó muy duramente a su par por reunirse con el gobierno macrista de Vidal.
La lucha de las Madres y Abuelas es un símbolo enorme de la pelea por los Derechos Humanos, y fuente de admiración para muchos. Por eso mismo, si bien es correcto su cuestionamiento a Carlotto, lo que es más cuestionable es lo que dijo Hebe momentos más tarde: “Las Madres no somos más un organismo de derechos humanos… Somos una organización política y nuestro partido es el kichnerismo, somos de Cristina a muerte”.
Lo que hace Hebe es entregar tan noble bandera como lo es la de las Madres a un Gobierno que ha reprimido movilizaciones de trabajadores y que ha puesto a genocidas como Milani (con quien la propia Hebe se abrazó) al frente del ejército. Esto se vio en la marcha del 24, en la cual se movilizó junto a Aníbal Fernández, responsable del asesinato de Kosteki y Santillán.
En números anteriores, hemos señalado la necesidad de una única marcha el 24 de marzo, en el marco del ataque que sufren los Derechos Humanos por parte de Macri. Avanzar en la unidad para poder ponerle freno implica no intentar imponer la bandera de cualquier gobierno patronal a esta lucha.