Sin autonomía económica, no hay vida libre de violencia
Según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), en las zonas urbanas viven cerca de 13 millones de personas bajo la línea de pobreza. La mayoría de la población pobre, desocupada, o con trabajos precarios es femenina y/o perteneciente a otros sectores oprimidos de la clase trabajadora. Sin trabajo, vivienda salud, educación, sin autonomía económica, no puede existir una vida libre de violencia.
Para resolver este problema, urge aplicar un plan obrero de emergencia que arranque de romper el acuerdo con el FMI, dejar de pagar la Deuda, renacionalizar y estatizar las empresas de servicios y los recursos naturales, aumentar fuertemente la carga impositiva a las grandes empresas, sobre todo las multinacionales, más otras medidas. ¡Ahí está la plata que nos hace falta para atender las necesidades del pueblo trabajador!
Para lograrlo tenemos que auto organizarnos desde las fábricas, universidades y barrios, con el objeto de imponer a la CGT, ambas CTAs, sindicatos, centrales estudiantiles, centros de estudiantes, dirigencia de movimientos sociales, una pelea nacional que lo exija. En ese camino iremos ganado la potencia que nos hace falta para pasar por arriba, si es preciso, a la dirigencia que se siga comportando como hasta ahora y no nos responda.
Necesitamos pelear por una verdadera Emergencia Nacional que combata la violencia machista, con presupuesto y recursos.
Emergencia es implementar medidas como:
Prisión y castigo ejemplar para los asesinos de mujeres y diversidades. Tratamiento psicológico y control permanente dentro y fuera de la cárcel.
Inmediata creación de centros estatales de atención de las mujeres y diversidades, con poder de recibir denuncias, garantizar apoyo jurídico, médico y psicológico gratuito a las víctimas de violencia y con atención las 24 horas.
Urgente construcción de casas de refugio, con los profesionales e infraestructura necesaria para albergar a las mujeres y diversidades que sufren violencia y a sus hijos/as.
Subsidios, vivienda y prioridad en el empleo para las víctimas de violencia familiar, base de cualquier proyecto de vida independiente.
Basta de trabajo precario, igualdad salarial, aplicación efectiva con seguimiento del cupo laboral trans, salarios y jubilaciones iguales a la canasta familiar indexados automáticamente con la inflación, presupuestos para combatir la violencia, para trabajo, vivienda educación y salud.
Extensión de las licencias por maternidad, por enfermedad familiar, licencia por violencia de género y día femenino para todas; guarderías, jardines maternales y jardines de infancia gratuitos y de calidad para hijos/as de trabajadores/as.
Separación de la Iglesia y el Estado. Ampliación de la ESI, educación sexual no sexista, anticoncepción gratuita y acceso al aborto legal sin las restricciones que imponen la ley y las carencias actuales. Fin de la prostitución, la trata y toda violencia hacia las mujeres y diversidades.