El PTS, uno de los miembros del FIT, publica una nota titulada “La crisis del Movimiento al Socialismo, lecciones para el presente” en su revista Ideas de Izquierda Nro. 45.
Se trata de la enésima ocasión que esta corriente, surgida de una ruptura con el MAS y la LIT en 1988, intenta explicar el estallido en 1992 del partido que, como ellos mismos indican, llegó a tener casi diez mil militantes y fuerte inserción en la clase obrera argentina.
La dirección del PTS construye un relato, incorporando algunos elementos ciertos. Pero al servicio de sustentar un concepto global falso: que el MAS desapareció “barrido por los acontecimientos”, por las elaboraciones teóricas y las hipótesis nacionales e internacionales equivocadas de Moreno y las políticas que provocaron.
Las cosas no fueron así. El MAS desapareció pero por motivos diferentes. Vamos a los hechos, sus conclusiones y nuestra opinión sobre cuál es el motivo por el cual el PTS se ve necesitado de dar una nueva “vuelta de tuerca” a su balance del MAS.
El MAS era parte de una construcción internacional, la LIT
El PTS oculta que el MAS, que estalló, era parte de la Liga Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional, que no estalló, sino que, luego de una crisis, fue capaz de mantenerse como la principal corriente trotskista de América Latina y una de las principales del mundo.
El PTS analiza al MAS desligado de la LIT. No tiene en cuenta la concepción de Nahuel Moreno (que era la misma de Trotsky) sobre la construcción de partidos nacionales como parte indisoluble de la construcción de una internacional.
Esa forma de ver las cosas es producto de su nacionaltrotskismo y su concepción de “partido madre”, a partir del cual intentan construir una corriente internacional “exportando” el modelo del PTS argentino, con “embajadores” que viajan por el mundo. Una educación pésima para su militancia.
Este análisis nacionalista, le exige ocultar que la LIT llevó adelante, con muchas dificultades, un combate contra las desviaciones de la dirección que dirigió el MAS a partir de la muerte de Moreno. Y que luego enfrentó la lucha fraccional entre dos alas de esa dirección –ambas opuestas al proyecto histórico de la LIT y del morenismo- cuando ellas se trenzaron en un disputa fraccional por el control del partido que fue, en definitiva, el verdadero motivo del estallido del MAS.
El MAS
El MAS nació en 1982, con cerca de 600 militantes, de la mano de la fundación de la LIT-CI. En pocos años logró una influencia muy grande en fábricas y estructuras obreras.
Luego de la gran huelga general de 1986, con la consigna de “Moratoria del pago de la deuda externa”, Alfonsín acusaba al MAS: “A esos sectores trotskistas no les interesa la democracia y desean acelerar las contradicciones, con el propósito de seguir buscando carne de cañón que sirva a sus intereses espúreos de tomar el poder”1.
El MAS tenía un peso electoral ultraminoritario. Clarín editorializaba: “El MAS no produce pánico por el número de votos que arrastra, sino por las estructuras sindicales que consiguió controlar,…”. Ámbito financiero, en un diálogo con un gran empresario: “…2.000 establecimientos de más de 150 trabajadores cada uno en Capital, el Gran Buenos Aires, Santa Fé y Córdoba tienen hoy gremialistas –no todos, desde ya, pero tienen- del MAS…”2. Los diarios se alarmaban por el avance de una dirección revolucionaria sobre las fábricas y establecimientos, que era justamente la orientación del MAS.
El Balance del II Congreso del MAS de 1988 decía: “Estamos en 66 de las 122 empresas industriales y de construcción con más de 500 obreros de todo el país. (…).” Y “Estamos en las 10 mayores fábricas del Gran Buenos Aires, con 17.200 trabajadores(…) somos codirección en las 10, dominando secciones y entre el 20 y el 40% del Cuerpo de Delegados”.
Durante esos años hubo errores –los veremos-, pero fueron errores en el marco de una construcción obrera, socialista, revolucionaria e internacionalista
Crisis
Moreno falleció en enero de 1987. El Congreso de 1988, el primero después de la muerte de Moreno, representó un cambio de rumbo, el inicio de una desviación acelerada de adaptación a la democracia burguesa que culminó en la crisis del ´90.
Allí se inicia la segunda etapa del MAS, la de su desviación. A partir de ese momento, domina la adaptación a la democracia burguesa y el electoralismo, y se abre un curso que amenazó el carácter revolucionario del partido.
La dirección que continuó a Moreno, y que tomó la dirección de la LIT, fracasó. Respondió mal a la caída del gobierno de Alfonsín y a los sucesos internacionales que dieron lugar al estallido de la exURSS. Y se alejó concientemente de la clase obrera industrial como centro de construcción.
La nueva dirección del MAS erró, y eso llevó a una crisis. Pero eso no condenaba al MAS al estallido y desaparición. En 1990 se abrió en la LIT y el MAS un debate sobre esos errores, que fueron reconocidos. Hubo un cambio en la dirección de la LIT. Desde sus organismos se dio una pelea contra ese curso errado.
El estallido
Pero la dirección que sucedió a Moreno “En lugar de iniciar un proceso de profundo estudio y reflexión sobre los errores y desviaciones cometidas, inició, en el marco de una gran confusión política, una lucha infernal, fraccional, de disputa por la dirección, con métodos ajenos a nuestra tradición, alrededor del balance y las responsabilidades, así como sobre las correcciones que era necesario hacer, y esa disputa fraccional se trasladó al conjunto de la LIT.
Este proceso, en su dinámica, llevó a la explosión del MAS, que se expresó en un sinnúmero de rupturas, de diferentes tamaños, tanto a nivel del MAS como de la mayoría de los partidos de la LIT.
Es importante destacar que la metodología usada por la mayoría de los dirigentes para dirimir las diferencias políticas y disputar la dirección del partido (lo que incluyeron las fracciones secretas, calumnias y hasta agresiones físicas) si bien no fueron la causa de la crisis del partido, fueron determinantes para la su destrucción”3.
Ambas fracciones en que se dividió la dirección argentina, tuvieron un curso de ruptura con el morenismo, que se expresó en su ruptura con la LIT y su proyecto. Una de ellas, que dio lugar al MST y su desprendimiento posterior IS, rompió con la LIT en 1992, desviándose del morenismo. La otra, que continuó en el MAS, luego se dividió en lo que es hoy el Nuevo MAS y otras corrientes que hacen parte, por ejemplo, del Frente Darío Santillán, renegaron del morenismo, y salieron de la LIT en 1997. Un sector de ella, salió en 1994 y luego se reintegró a la LIT4.
Ambas capitularon al chavismo. Y hacen parte de partidos amplios “anticapitalistas”, como el PSOL brasilero (al que también reivindica curiosamente el PTS). Es decir, rompieron con la concepción del troskismo ortodoxo del cual el morenismo siempre se reivindicó, de enfrentamiento a las corrientes nacionalistas burguesas y el reformismo.
La LIT tuvo las reservas para enfrentar sus errores y las desviaciones del MAS. Luego de una larga crisis logró iniciar su reconstrucción. La dirección del MAS que sobrevivió a Moreno no, y por eso el MAS desapareció.
¿Había errores en Moreno?
Esto no significa negar que hubo errores en la armazón de nuestra corriente en vida de Moreno, así como en su política. Una corriente revolucionaria se construye aprendiendo de sus errores, corrigiéndolos.
Todos los partidos revolucionarios sufren presiones de los “acontecimientos históricos”. Y a veces les responden de manera equivocada. La capacidad de un partido y su dirección no radica en su infalibilidad, sino en la forma en que balancea esos errores, los reconoce y modifica. Ese era uno de los grandes méritos de Moreno, que siempre se burló de los dirigentes que se creían “infalibles” y contó la historia de nuestra corriente a partir de sus desviaciones y errores, así como de las correcciones.
La LIT viene retomando una profunda elaboración programática, y algunos de ellos se hacen evidentes5. Por ejemplo, la formación del Frente del Pueblo en 1985, con el PC, fue un error. Por su programa y porque alianzas electorales con el reformismo son solo excepcionales y su generalización es ajena al leninismo. Sobre todo en momentos en que el PC de la Unión Soviética iniciaba la restauración capitalista (cosa que en 1985 nadie vio, pero que ahora es conocida).
Por su parte, la utilización de la consigna de Asamblea Constituyente como la central para enfrentar al régimen político, tal como figura en el texto “1982, comienza la revolución”, fue un error. Se enfrenta al régimen impulsando la construcción de organismos de autoorganización obrera y popular para reemplazarlo6 . Ese error tuvo su incidencia en la respuesta a la crisis y caída de Alfonsín en 1989. La LIT, a partir de las revoluciones del 2001 en Argentina y 2003 en Bolivia, revalorizó esa consigna y su utilización ante procesos revolucionarios, criticando la utilización que de ella hacen, por ejemplo el PO, el PTS y el Nuevo MAS en Argentina, que la utilizaron en el 2001 como consigna de poder, cuando se trata de una consigna de carácter democrático. Es sintomático que el PTS no ubique en su crítica este error, porque junto a todo el centrismo, lo siguen reivindicando.
Por otro lado, es un hecho que Moreno y la LIT no lograron identificar la restauración del capitalismo en China a partir de 1978 y en la exURSS a partir de 1985. Es cierto que la información era casi nula, pero el error tuvo consecuencias políticas importantes. Las sucesivas rupturas de la LIT se negaron a reconocer la restauración y elaborar al respecto7. O, como en el caso de algunos dirigentes8, sacaron la conclusión de que el trotskismo había fracasado. La LIT desarrolló hace años un análisis sobre los sucesos del Este, y eso le permitió una comprensión global de esos procesos, su secuencia, significado y consecuencias.
La dirección del MAS que sucedió a Moreno revisó al trotskismo ortodoxo, es decir al morenismo, justamente apoyándose en algunos de sus errores. Por ejemplo, construyendo Izquierda Unida en 1989 junto al PC, o en la forma que utilizó la consigna de Asamblea Constituyente en 1989 frente a la crisis del gobierno de Alfonsín.
Sin embargo, repetimos, esa fue la razón de la crisis pero no del estallido. El MAS desapareció por la forma que aquella dirección reaccionó a los errores, se fraccionó por el control del partido, rompió con el proyecto de Moreno y la LIT, y rompió con la LIT misma.
Los falsos “motivos” del estallido para el PTS
El PTS nos dice que el estallido se debió a la “Teoría de la Revolución Democrática” y sobre las revoluciones del siglo XX, a hipótesis erradas sobre la vanguardia, la ruptura con el peronismo y el desarrollo de la situación revolucionaria, y al electoralismo del MAS.
Sobre las cuestiones teóricas ya hemos polemizado mucho, y lo seguiremos haciendo9. A nuestro entender, la visión del PTS es la negación del programa de transición y su método.
En relación a las hipótesis abiertas a partir de la caída de la dictadura, en nuestra opinión en lo central se verificaron. El 2001 es prueba de eso. Haremos esta polémica en un material aparte.
En cuanto al electoralismo, es cierto que hubo errores en el MAS en vida de Moreno, y que luego de su muerte el MAS tuvo una desviación electoralista. Eso fue combatido por la LIT, y seguimos elaborando sobre el tema. Pero eso no fue la causa del estallido y desaparición del MAS.
Los motivos de los balances recurrentes
¿Cuál es el motivo de esa obsesión por explicar una y otra vez el estallido de una corriente con la que rompieron hace más de 30 años? A nuestro criterio, hay tres motivos.
En primer lugar, denigran al MAS para eludir la explicación de un hecho: el PTS y el PO, que son hoy los partidos más grandes de la izquierda, con más de un millón de votos y muchos diputados, no han logrado ni la décima parte de la implantación en la clase obrera del viejo MAS. Y eso, pese a que los sucesos del 2001 abrieron una nueva realidad, que dio más condiciones para construir partidos revolucionarios.
En segundo lugar, siguen luchando contra el “morenismo”, porque tienen que luchar contra la Liga Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional y sus secciones.
El PSTU de Brasil es el principal partido trotskista de ese país, y con mayor implantación en la clase obrera del mundo. Dirige la CSP-Conlutas, una central sindical con extensión nacional y cerca de tres millones de trabajadores en la base, que a la vez ha construido la Red Sindical Internacional de Solidaridad y Luchas, el principal intento de coordinación sindical revolucionaria mundial. El pequeño grupo del PTS en Brasil, el MTR, es una de las decenas de corrientes internas minoritarias de esa Central.
En Argentina, nuestro pequeño partido, el PSTU-A, se ha posicionado a la izquierda del conjunto de las organizaciones de izquierda del país. Levantamos la consigna de Fuera Macri, cuando el PTS y demás corrientes se negaban. Y tuvimos una fuerte identificación con las principales acciones directas independientes de nuestra clase, el 14 y 18 de diciembre del 2017, razón por la cual tenemos un dirigente partidario petrolero preso desde hace meses; y otro dirigente de nuestro partido y de la GM rosarina perseguido por la justicia hace un año.
Polemiza falsificando la historia del viejo MAS, porque está polemizando con una corriente trotskista, la LIT-CI, que es crítica por izquierda, desde un punto de vista revolucionario e internacionalista, de la política y la acción que desarrollan las vertientes nacional-trotskistas y centristas que hacen parte del FIT.
Por último, hay una razón más, tal vez la más importante.
El PTS señala errores de adaptación a la democracia burguesa y en las participaciones electorales del viejo MAS. Coincidimos en parte con esa crítica.
Sin embargo, la adaptación a la democracia burguesa del viejo MAS luego de la muerte de Nahuel Moreno, cuando lo que eran errores inevitables dentro de una construcción revolucionaria se constituyeron en el centro de la acción del partido, no le llegó ni a los talones a la actual adaptación del FIT.
Nunca se presentaron leyes en común con los principales partidos burgueses, como ocurrió con la Ley de Jardines de infantes en CABA, el 2×1 o el proyecto sobre el aborto, ni se posó en fotos fraternas con diputadas mujeres en nombre de la “sororidad” –es decir, de la conciliación de clases-, diputadas que días antes y días después votaron las peores leyes contra nuestra clase trabajadora.
Nunca, la participación en las luchas y en los procesos de organización estuvieron al servicio de una estrategia electoral en la medida en que lo hace el FIT ahora,. El “luche y vote”, que el PTS adjudica al MAS y que como vimos es falso hasta la muerte de Moreno, es la marca distintiva de los partidos del FIT.
Nunca se estuvo tan lejos del tipo de candidatos obreros que eran la norma en el leninismo10, presentando compañeros muy respetables, pero con un perfil bastante alejado de la clase obrera.
Sobre todo cuando el PTS tiene dirigentes obreros para presentar como sus principales candidatos. Nunca entendimos por qué, después de años de candidatos como Montes, Godoy, Hermosilla, los Del Caño, Bregman, Castillo, pasaron a ser sus figuras estelares.
El PTS polemiza con el MAS para desviar la crítica que lo mejor de la vanguardia obrera, juvenil y popular tienen contra el FIT y sus partidos: su brutal electoralismo y adaptación a la democracia burguesa.
Es probable que el PTS no tenga una crisis por esto. No tiene una verdadera internacional, con criterios leninistas –es decir, una internacional que no exista alrededor de un “partido madre”-, que pueda enfrentar este alejamiento del trotskismo por parte del PTS. Ni hasta ahora han surgido (que nosotros sepamos) sectores en su seno con reservas trotskistas que inicien un combate contra esas desviaciones. Si es así, su curso será irreversible.
10 Ver El Partido Comunista y el Parlamentarismo (Resolución del segundo congreso de la III Internacional en 1920).