Con una mujer presidente y después de 6 años de sancionada la Ley de Violencia 26.485, tuvieron que ocurrir la grandiosa manifestación del 3J y un repudio popular masivo a la inacción del Estado frente a los femicidios, para que la Justicia diera a conocer, en noviembre, ¡la primera estadística oficial sobre violencia hacia la mujer!
Mientras tanto Macri, para lavar la cara del nuevo gobierno, nombraba a Fabiana Túñez, militante feminista y directora de La Casa del Encuentro, para dirigir el CNM (Consejo Nacional de Mujeres), órgano de prevención de la violencia contra las mujeres.
Lamentablemente esa reconocida luchadora aceptó integrar un gobierno hostil a los derechos femeninos y a los derechos humanos en general.
Macri nunca cuestionó el ínfimo presupuesto del CNM. Peor aún, en CABA, bajó a la mitad el presupuesto para combatir la violencia hacia la mujer: de 0,1 a 0,06%. En 2011 la ONG La Alameda de Gustavo Vera (diputado cercano al Papa Francisco) lo denunció por recibir fondos provenientes de la prostitución. En 2012 Macri vetó la Ley para Abortos No Punibles aprobada en la Legislatura de la Ciudad. Gabriela Michetti es ferviente opositora del matrimonio igualitario y de la legalización del aborto. Juliana Awada presidía la firma Cheeky, cuando en 2012, se denunció trata y explotación de personas en talleres clandestinos que la abastecían.
¿Se necesitan más ejemplos para ver que este gobierno no es lugar para luchadoras populares?
Con las militantes feministas – como Fabiana Túñez- compartimos el objetivo de la liberación femenina. Por eso buscamos acuerdos para luchar juntas, aunque nuestros caminos se bifurquen. Las diferencias parten de que ellas piensan que lo determinante en la sociedad es la opresión de “todos los hombres” sobre “todas las mujeres”. Creen que si las mujeres ganan espacios, por ejemplo, si ocupan cargos de gobierno, se pueden lograr mejoras; ocho años de presidencia femenina mostraron que eso es falso.
FIT: ¿marxismo o feminismo?
Las organizaciones que componemos el FIT sostenemos que las dos veredas de la sociedad son otras: la clase patronal y la clase trabajadora. Y que la opresión de la mujer, como todas las demás, es utilizada por los patrones para explotar más a las obreras y a todos los trabajadores.
Desde esa coincidencia, nos llaman la atención algunas posturas del PO, PTS e IS, que nos parecen producto de la influencia feminista y que queremos debatir.
Por ejemplo, el PO dice: “El punto central de nuestro programa parte de la creación de un Organismo Autónomo de Mujeres (OAM), electo por el voto universal directo de mujeres mayores de 13 años, que funcione de forma autárquica y autónoma del resto de los poderes del Estado, y cuente con una partida presupuestaria administrada de forma independiente” (proyecto sobre violencia hacia la mujer presentado al Congreso Nacional, Prensa Obrera N°1365).
En lugar del CNM, el PO propone crear otro organismo en base al padrón electoral femenino. No contempla a las organizaciones obreras y estudiantiles.
En esa supuesta elección Cristina Kirchner, Juliana Awada o Isela Costantini (1), es decir, políticas patronales y empresarias explotadoras de obreros, votarían para garantizar los derechos de las trabajadoras que sufren violencia laboral, de las jóvenes acosadas en sus empleos precarios, de las que enfrentan sin medios económicos la angustia de un embarazo no deseado o la falta de guarderías para cuidado de sus hijos.
Es un planteo feminista, contradictorio con el programa obrero del FIT, que pone además, expectativas en las elecciones, como única opción para resolver los problemas de los trabajadores.
Por su parte el PTS llama en sus materiales a la construcción de un gran movimiento de mujeres que gane las calles, incorporando, a veces, que sea independiente del estado. PO e IS comparten ese objetivo.
En lugar de llamar a las obreras a ser la avanzada de su clase, a ganar a sus compañeros hombres, y a las organizaciones obreras a tomar las reivindicaciones femeninas, confunden a las trabajadoras, las convocan a organizarse junto con sus patronas. En el 3er Congreso de la 3ra Internacional y en todos los maestros del marxismo aparece esa definición tajante: la tarea de las trabajadoras es el “combate codo a codo con el hombre de su clase” (Clara Zetkin, 1896).
Llamar a un “movimiento de mujeres” choca con el programa del FIT, con su carácter de clase, y es otro producto de la influencia feminista.
Nosotros siguiendo al marxismo, reafirmamos que, si bien podemos coincidir con las mujeres de otras clases ocasionalmente haciendo unidad en la acción, conquistar los derechos femeninos es tarea de la clase obrera, con las mujeres trabajadoras en primera línea.
A seguir la pelea
El nuevo año con nuevo gobierno no auguran cambios positivos para las jóvenes y las trabajadoras.
Debemos prepararnos para luchar, en cada fábrica, escuela, universidad o barrio, en la mayor unidad posible, como en el 3 de Junio.
Sin depositar ninguna confianza en el próximo gobierno, tenemos que organizar la salida a las calles y la continuidad de la lucha; ya la experiencia demostró que no hay otra forma de conseguir nuestras reivindicaciones.
El FIT debe ponerse a la cabeza y el PSTU se propone ser parte activa de esas tareas. Las ubicaciones sindicales y los diputados del Frente tienen que estar al servicio de impulsar la movilización por los derechos de las mujeres y de exigir a las centrales sindicales que rompan su pacto de gobernabilidad con Macri y tomen la lucha femenina en sus manos.
Te invitamos a integrar nuestro partido para dar la pelea desde ahí y desde Lucha Mujer.
Notas
1Empresaria, Presidenta de GM, nombrada como nueva titular de Aerolíneas Argentinas.