Desde el desarrollo del capitalismo hace cientos de años atrás, los patrones y bancos nos han llevado a diferentes tipos de crisis económicas en las cuales hemos sido los trabajadores y trabajadoras quienes pagamos las consecuencias con despidos, suspensiones, rebajas salariales y más precariedad.
Sin embargo lejos está la clase obrera de ser la responsable de las crisis, ya que nuestra clase es la única productora que genera justamente ganancias. La avaricia capitalista hace que el control de la producción se maneje en función de las especulaciones financieras y esas ganancias en desmedro de una producción social y planificada.
Los bolcheviques y el control obrero
Tanto es así que los bolcheviques le dieron a esto mucha importancia antes de la Revolución, fue uno de los primeros decretos de 1917, y fue previo a la expropiación de las principales palancas de la economía:
“Queda establecido el control obrero sobre la producción, conservación y compraventa de todos los productos y materias primas en todas las empresas industriales, comerciales, bancarias, agrícolas, etc., que cuenten con cinco obreros y empleados (en conjunto)”.
“Ejercerán el control obrero todos los obreros y empleados de la empresa … cuya elección tendrá lugar inmediatamente en asambleas generales, debiendo levantarse actas de la elección”.
“Todos los libros de contabilidad y documentos, sin excepción, así como todos los almacenes y depósitos de materiales, herramientas y productos, sin excepción alguna, deben estar abiertos a los representantes elegidos por los obreros y empleados”.
Y además, sancionaba hasta con 5 años de cárcel a los patrones que no cumplieran con las decisiones de los comités.
Los capitalistas siempre responden
Como podemos ver mantener el control de la producción en manos de sus trabajadores va diametralmente opuesto al concepto del patrón ya que los intereses de uno y otro son antagónicos.
Sin embargo la amenaza de 5 años de prisión para los capitalistas solo sirvió para montar un intento de recuperación de sus fábricas con la guerra civil. Por eso la resolución de V Congreso de los Soviets planteaba la defensa armada obrera:
“A fin de garantizar la plenitud del Poder a favor de las clases trabajadoras, y de eliminar toda posibilidad de restablecimiento del Poder de los explotadores, el Congreso decreta el armamento de los trabajadores, la formación del Ejército Rojo Socialista de los Obreros y Campesinos y el desarme completo de las clases posesoras” (1918)
Es por eso que la lucha por el control obrero de la producción toma vital importancia en nuestros días. No solamente para lograr una perspectiva de futuro a los trabajadores y trabajadoras: es para poder implementar mediante la bolsa de trabajo que los desocupados de la industria y los hijos de las familias obreras puedan tener un puesto laboral, para que se puedan distribuir las horas de trabajo y lograr un salario vital y móvil acorde a la canasta familiar.
No alcanza con decir solo “la importancia del control obrero”, hay que prepararse. Además de las asambleas, las organizaciones sindicales deben hacer comités por empresas por este fin y sabiendo por la experiencia que ningún capitalista se resigna y luchará por sus ganancias, también es fundamental plantear la autodefensa obrera.
¿Por la senda de la lucha o de la negociación?
Pero estas consignas deben apoyarse desde la lucha y no en negociaciones en los ministerios de trabajo o las oficinas de recursos humanos de las empresas, esto ya lo planteó Trotsky en 1931:
“Si la participación de los trabajadores en la gestión de la producción ha de ser duradera, estable, `normal´, deberá apoyarse en la colaboración y no en la lucha de clases. Tal colaboración de clases solamente puede llevarse a cabo a través de los estratos superiores de los sindicatos y las asociaciones capitalistas”.
No obstante, en todos estos casos, no se trataba del control de los obreros sobre el capital, sino de la subordinación de la burocracia del trabajo al capital. Esta subordinación, como lo muestra la experiencia, puede durar mucho tiempo: depende de la paciencia del proletariado.
La fusión del capital financiero y el secreto comercial
En 1938 en el “Programa de Transición” además del problema de la conciliación y la necesidad de autodefensa se plantea con mucha fuerza el tema de abolir el secreto comercial ejercido fundamentalmente por los bancos y otras instituciones. Es por eso que no solo basta con controlar la producción sino que el obrero debe saber dónde se destinaron todas las ganancias que en años anteriores se apropió el patrón, qué0 acciones de empresas o propiedades se compraron con ese capital, para así poder recuperar todo ese dinero y poder garantizar estabilidad y nuevas fuentes laborales.
“El verdadero nexo entre explotadores y “controladores” democráticos se revela en el hecho de que los señores “reformadores” poseídos de una santa emoción, se detienen en el umbral de los trusts con sus `secretos´ industriales y comerciales. Aquí reina el principio de “no intervención”. Las cuentas entre el capital aislado y la sociedad constituyen un secreto del capitalismo: la sociedad no tiene nada que ver con ellas. El “secreto” comercial se justifica siempre, como en la época del capitalismo liberal, por los intereses de la “concurrencia”. En realidad los trusts no tienen secretos entre sí. El secreto comercial de la época actual es un constante complot del capital monopolizador contra la sociedad. Los proyectos de limitación del absolutismo de los “patrones de derecho divino” seguirán siendo lamentables farsas mientras los propietarios privados de los medios sociales de producción puedan ocultar a los productores y, a los consumidores la mecánica de la explotación, del pillaje y del engaño. La abolición del `secreto comercial´ es el primer paso hacia un verdadero control de la industria” (1938).
Por un futuro obrero y revolucionario
Como marxistas confiamos ciegamente en la clase obrera. Por ello la pelea por el control obrero a manos de los propios trabajadores y trabajadoras va a desarrollar inevitablemente una tendencia natural no solo por el trabajo social en las industrias sino que también por el poder del Estado, es por eso que esta tarea debe estar en confluencia con la construcción del partido revolucionario. Es por eso que para nosotros, el PSTU, no solo debemos propagandizar este planteo, sino que en la medida de nuestras posibilidades construir ese camino de la revolución social.