Los jóvenes y estudiantes vienen siendo la vanguardia en esta pelea. Hace algunos días se organizó por Facebook una movilización a Plaza de Mayo por el boleto educativo gratuito. En Comodoro Rivadavia también hubo movilizaciones (ver página 5). Mientras tanto, los dirigentes sindicales siguen traicionando, y en lugar de salir a enfrentar esta ofensiva del Gobierno, están viendo cómo hacen para frenar el descontento.
Los 26.000 millones para obras sociales que les dio Macri, no es para mejorar la atención médica de los afiliados, es un pago por los servicios prestados. En el mismo sentido, la movilización con la que amagan para el 29 de abril, es para descomprimir la bronca, no para iniciar un plan de lucha.
Un día antes de sentarse junto a Dietrich para anunciar el aumento de un 100% en la tarifa del transporte, Roberto Fernández (Secretario General de la UTA) cerraba un aumento del 29% en cuotas para los choferes, que terminarán de cobrarlo en diciembre.
Por eso, tenemos que empujar desde abajo para salir a pelear. Tenemos que organizarnos en los lugares de trabajo, llamando a asambleas, exigiendo plenarios de delegados seccionales y nacionales en todos los gremios, para que seamos los trabajadores los que decidamos qué hacer frente al tarifazo y los despidos. Podemos organizar reuniones en los barrios, entre los usuarios y choferes.
Los trabajadores de la línea 60, que el año pasado protagonizaron un gran triunfo contra el Gobierno y la empresa, junto a los choferes combativos reunidos en la Interlíneas, la Seccional Oeste de la Unión Ferroviaria, los delegados del Sarmiento, y los trabajadores del Subte, podrían impulsar una gran campaña, junto a los estudiantes, docentes, estatales y obreros, contra el aumento del boleto, por el boleto educativo gratuito y la estatización del transporte público con control de los trabajadores y usuarios
Estos reclamos tienen que ser parte de todas las paritarias. Frente a la unidad del Gobierno con los empresarios y los dirigentes sindicales vendidos, tenemos que oponerles la fuerza y la unidad de todos los trabajadores.
Necesitamos un sistema de transporte estatal, con control de los trabajadores y usuarios
Mientras el transporte siga siendo un negocio para los empresarios, funcionarios y dirigentes sindicales, los trabajadores seguiremos sufriendo las malas condiciones del servicio. A ellos no les interesa que viajemos mejor, no les importa que pasemos frío o calor, ni les preocupa que lleguemos tarde al trabajo, o nos caigamos del tren por viajar colgados. A ellos les interesa su bolsillo.
El transporte público es una necesidad, y no debería ser un negocio. No es como dijo la vicepresidenta Michetti, que “las cosas que al Estado no le corresponde hacerse cargo, las tienen que pagar los ciudadanos”. Tomarse un colectivo o un tren para ir a trabajar o ir a estudiar no es un lujo, ni es cosa de cada uno. Los transportes públicos son las venas por las cuales circulan las fuerzas que ponen en movimiento al país y al mundo. Los trabajadores que hacemos funcionar las fábricas, las escuelas, los que construimos las calles, edificios y casas, y los estudiantes que son el futuro, todos nosotros, necesitamos un transporte público gratuito y de calidad. Es obligación del Estado garantizarlo.
Haciéndonos pagar el boleto, las empresas se ahorran de pagar el chárter, o los viáticos. Es un negocio redondo. Ellos necesitan que vayamos a trabajar porque si no lo hacemos, no hacen dinero, pero el traslado de los trabajadores hasta el trabajo corre por cuenta propia.
El transporte es un derecho y una necesidad. Los millonarios subsidios o el aumento de boleto se pueden evitar. Ya vimos como sirven solamente para mantenerle la ganancia a Dota, Plaza y demás monstruos del transporte, que llevan su dinero a paraísos fiscales, o lo utilizan para comprar mansiones y coches de lujo, mientras nosotros estamos cada vez peor. No tenemos por qué seguir bancando a estos buitres, ni tenemos por qué seguir con miedo a estrellarnos en la estación cuando subimos a un tren, ni tenemos por qué seguir lamentando a nuestros familiares y amigos que caen a las vías por viajar colgados. ¡No necesitamos a los empresarios para hacer funcionar los trenes y los colectivos, porque son los trabajadores los que los hacemos andar todos los días!
Hay una solución de fondo. Podemos sacar a todos esos parásitos y estatizar todo el sistema de transporte bajo control de los trabajadores y usuarios elegidos democráticamente, y desarrollar un plan nacional de transporte, sustentado con el dinero que hoy se destina a subsidios y al pago de la fraudulenta deuda externa. Así podríamos lograr lo siguiente:
La Recuperación del sistema ferroviario y su extensión a todo el país.
Reactivar los talleres ferroviarios, para producir vías, locomotoras vagones, evitando la compra al exterior, como los trenes chinos, que traen más deuda externa.
Estatización de todas las líneas de colectivos de corta, media y larga distancia.
Estatización de la producción y montaje de colectivos y ferrocarriles.
Producción nacional de aviones, para lo cual tenemos obreros y técnicos capacitados.
Promoción de la flota naval comercial para transporte de nuestras exportaciones.
Notas complementarias: