La represión a la lucha de los trabajadores y el pueblo de Jujuy tuvo una escalada ayer, Día de la Bandera, con decenas de detenidos y heridos, algunos de mucha gravedad. Entre ellos, niños y ancianos.
No se puede dejar pasar esta brutalidad, que es adelanto de lo que preparan en todo el país en el próximo período, gane quien gane las elecciones, para imponer los planes de ajuste del FMI y los cambios favorables a las grandes multinacionales mineras y petroleras, así como a los exportadores de cereal. Lo que ocurre en Jujuy es parte de lo que pasa en todo el país, y en este momento en Salta o Chaco.
Toda la clase obrera y el pueblo de nuestro país tiene que ponerse en pie de guerra para enfrentar la guerra que nos declararon los políticos delincuentes a sueldo del gran capital.
Jujuy enfrenta la entrega y la represión
Lo que comenzó como una lucha por salario y condiciones de trabajo, atacada por la policía de Morales y su Decreto antiprotesta, fue enfrentado por los trabajadores decididos a todo en defensa de sus derechos. El Decreto fue derrotado.
Pero Morales (con la complicidad del peronismo jujeño) no frenó, y votó en sesión secreta una Reforma Constitucional que recorta todas las libertades democráticas, mientras profundiza las condiciones para que las mineras multinacionales, asociadas a los capitales de la provincia, se apropien del litio y demás minerales que representan la riqueza del futuro.
La reacción fue contundente. Los jujeños movilizados irrumpieron en la Legislatura, siendo duramente reprimidos. Frente a eso, organizaciones sociales junto a los pueblos originarios que son desalojados de sus tierras para dar lugar a las explotaciones mineras produjeron 23 cortes de ruta en toda la provincia. El tránsito internacional está cortado. Contra las balas de la policía, se alzaron las piedras y toda forma de defensa que encontraron, haciendo retroceder a las fuerzas de seguridad, que pese a eso, recibieron la orden de disparar a los ojos de los manifestantes.
Fueron emocionantes los alegatos de docentes y mujeres frente a los policías, llamándolos a bajar sus armas y ponerse del lado del pueblo. Policías retirados marcharon junto a estatales para defender sus pensiones miserables. Pero no eran solo palabras. Mientras se intentaba confraternizar con la base policial, no había tregua en la lucha violenta. El pueblo respondía palo a palo la represión del régimen.
Se nacionaliza la pelea
La heroica resistencia obligó a todo el país a definirse. De un lado, toda la oposición de derecha se encolumnó para reivindicar a Morales, su Constitución y su represión. Del otro, los gremios docentes y estatales nacionales tuvieron que salir de su parálisis y llamar al paro y la movilización. La CGT jujeña, que no había denunciado el rol cómplice del peronismo de la provincia, tuvo que llamar a un paro provincial de 48 horas.
El gobierno nacional se ha mostrado totalmente impotente para dar una salida. Es que está preso de su sometimiento a los mismos intereses y capitales al servicio de los cuales Morales gobierna.
Una lucha que nació de abajo
En Jujuy, todo se inició desde abajo. Docentes y estatales se autoorganizaron y coordinaron, no esperando a sus conducciones sindicales, y les impusieron el combate. Del mismo modo, en todo el país, desde abajo, desde cada fábrica y lugar de trabajo, tenemos que tomar partido en este conflicto.
Si gana el pueblo jujeño, estaremos en mejores condiciones para enfrentar el ajuste igual a nivel nacional que todos los partidos patronales ya están ejecutando, y que intensificarán luego de las elecciones.
En Jujuy, es necesario que la pelea se organice en una gran coordinadora de todos los sectores en lucha, hasta derrotar la Reforma constitucional, echar a Morales e imponer una salida obrera y popular a esta crisis, nacionalizando todos los minerales y las riquezas al servicio de todo el pueblo. La autodefensa heroica debe redoblarse y centralizarse para enfrentar la violencia centralizada del Estado. Cada camión y maquinaria de trabajo debe ponerse al servicio de la defensa de la movilización. Hay que avanzar con los piquetes hasta bloquear yacimientos mineros, ingenios y demás propiedades de los poderosos.
A nivel nacional, hay que preparar desde abajo e imponer a la CGT y demás centrales una huelga general hasta que renuncie Morales, sea derogada su Reforma Constitucional, liberados todos los presos y condenados todos los responsables de la represión criminal. Una huelga general que unifique la lucha jujeña con la de todo el país para enfrentar el ajuste, el saqueo y la represión al servicio del pago de la deuda y los intereses multinacionales. Los intereses de la clase obrera están unidos a los de todo el pueblo y las comunidades originarias en la defensa de los recursos naturales de nuestro territorio.
Los sindicatos (como la UOM) que han expresado su solidaridad, deberían convocar asambleas en las fábricas y sumarse a las medidas de acción.
Los sindicatos que están tomando medidas (CTERA, ATE y demás) tienen la responsabilidad de convocar un Comité Nacional de Solidaridad con el pueblo jujeño. La izquierda, el sindicalismo independiente, las organizaciones sociales, estudiantiles, de DDHH, pueden y deben presionar en ese sentido, y autoconvocarse para actuar de manera unificada, y poner en pie un plan de lucha nacional hasta que los jujeños triunfen.