Un producto popular como la carne, si aumenta un 50%, a los pocos días baja su precio un 10%, y el verso oficial y de los medios corporativos nos quiere convencer que bajó el precio, pero en la realidad aumentó un 40%.
Con el tarifazo del gas, en las últimas semanas, pasó algo parecido. Las boletas de Gas Natural y Metrogas en Buenos Aires, como en otras regiones del país, registran casos de más del 1000%. Los enojos populares y denuncias en la justicia burguesa, como también las contradicciones dentro del macrismo y sus socios para mantener la “gobernabilidad” obligaron al oficialismo a fijar provisoriamente un tope del 400%. Ahora la boleta del mismo trimestre del año 2015 se la debe multiplicar por cinco. ¿Alivio para el bolsillo? El tarifazo está aunque maquillado.
Algo similar ocurriría con el aumento en el resto de los servicios como la energía eléctrica y el agua. El hipócrita gobierno de Macri argumenta que el aumento se atenúa con una “tarifa social” que beneficia a un sector vulnerable de la población. Pero la realidad es que para acceder a la misma ponen condiciones que impiden que la mayoría de los trabajadores y jubilados accedamos.
Nada decían sobre las facturas de los trabajadores que ganamos por ejemplo entre $7.000 y $10.000.- como un obrero, un enfermero, un docente, un empleado de comercio, etc. que no estamos involucrados en el beneficio. Tenemos que pagar fortunas para no morirnos de frío.
Hay quienes dicen que la salida a esta situación es mantener o aumentar los subsidios del Estado a las empresas, un camino que las seguirá beneficiando, a costa de lo que se debería usar para solucionar nuestras necesidades energéticas. Tenemos que pelear por una salida de fondo a esta situación, que responda a las necesidades de la mayoría de la población.
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