Pasaron las elecciones y se abre un nuevo momento en el panorama político del país. Atrás quedaron las promesas de campaña y el resultado electoral le da envión al Gobierno para apretar el acelerador y aplicar su plan, ayudado por el conjunto de la dirigencia sindical traidora. Pero no nos dejemos engañar, es mentira que los votos hayan determinado nuestro destino. Con la pelea en las calles el plan de Macri y los empresarios se puede parar, pero para eso es necesario organizarse y prepararla.
Sin perder un día después de las elecciones, el Gobierno salió a marcar la cancha. Llegó el tiempo de las reformas, dijo y anunció un gran evento para el lunes 30 en el que dará los trazos gruesos de los próximos pasos, que no serán muy distintos los que hace tiempo vienen queriendo dar.
Golpes al bolsillo de los trabajadores
Los nuevos tarifazos ya comenzaron: la mañana siguiente a la elección nos despertamos con la nafta entre un 9 y un 12% más cara, convirtiéndose en la segunda más cara de la región, acumulando un aumento de poco menos del 30% en lo que va del año. Esto significará aumentos en precios de transporte y productos.
Las subas del gas y la luz ya están anunciadas a partir de diciembre y el transporte, aunque aún no tiene fecha, irá en el mismo sentido. A partir del próximo domingo, para ver los partidos de la “Superliga” habrá que pagar.
Reformas al servicio de los empresarios
Varias son las reformas que forman parte del plan de Gobierno. Al parecer comenzarán con la fiscal, de la que aunque aún no se conoce de conjunto, ya dieron algunos adelantos: no sacarán el IVA (seguiremos pagando un 21% de impuestos de cada producto que compramos) y apuntarán a bajar la presión tributaria para reducir costos a las empresas. Para no perder tiempo, ya acordaron con la CGT la baja general de las cargas patronales (esto es de los aportes que hacen al ANSES) ¡A ellos les bajan, mientras a nosotros nos suben todo!
La reforma laboral es una clave fundamental del plan económico, no casualmente fue tema central del Coloquio de IDEA (ver página 6). En acuerdo con el conjunto de las patronales, la apuesta es avanzar por sectores, tomando como modelo al acuerdo petrolero de “Vaca Muerta” que destruyó todas las conquistas del sector. Así, con la amenaza de dejar caer SanCor, en esta misma semana se acordó la reforma del convenio de los lecheros (ATILRA).
Parte de la reforma laboral es también la reforma educativa con la que rápidamente quieren avanzar. Luego de un mes de tomas de escuelas contra la “Secundaria del Futuro”, las primeras declaraciones del Jefe de Gobierno,Rodriguez Larreta,fueron“Vamos a avanzar con la reforma educativa”. La causa del apuro es muy simple, las empresas están a la espera de recibir la mano de obra gratuita de los estudiantes de quinto año y el Estado necesita destruir los derechos laborales de los docentes para reducir gastos.
En este combo de reformas de terror, no podría faltar la reforma previsional que pretende que trabajemos cada vez más años, porque la jubilación lejos de ser concebida como una retribución justa a los años de trabajo y aportes, es considerada (aunque sea una miseria) un gasto innecesario para el Estado. ¡Claro, necesitan la plata para seguir pagando la fraudulenta e ilegitima deuda externa!
“Gran Acuerdo” al servicio del ajuste
El Gobierno sabe que para aplicar semejante combo necesita el apoyo y la complicidad de amplios sectores. El empresariado, obviamente, ahí está. La oposición patronal ya mostró que, más a allá de los discursos, no pelea hasta el final y aplica en las provincias que gobierna el mismo plan, por lo tanto no representa una gran amenaza. El sector que clave entonces, es el de los trabajadores.
Lo que están haciendo quienes deberían representarnos, los dirigentes sindicales, tiene un solo nombre: traición, ahora de la forma más descarada. En lo que va del gobierno de Macri, se la pasaron frenando la pelea: frente a los despidos y suspensiones llamaron a marchas inmensas sin continuidad; amagaron con un paro, que para que saliera tuvimos que arrancar tomando el palco; volvieron a amagar y aun con la reforma laboral en puerta y un desaparecido en democracia lo descartaron. Ahora, son más claros que nunca, se sientan a negociar la reforma laboral con la condición de que no le toquen la caja de las obras sociales. Asco y vergüenza, eso dan.
Lo que el Gobierno llama “Gran Acuerdo”o diálogo social, no es más que una nueva forma de decir pacto del ajuste. Nada bueno puede salir de allí para los trabajadores. Tenemos que tirarlo abajo.
Preparar las peleas
Que el Gobierno esté envalentonado no nos debe confundir. Las peleas que vienen no fueron definidas de antemano por los votos en la elección. Esa excusa es la que intentarán usar las dirigencias sindicales que no quieren movilizar y culpan a la gente por como vota. Las peleas aún están en curso, y se puede parar al Gobierno. Pero para eso, necesitamos organizarnos.
En nuestros lugares de trabajo y estudio tenemos que hacer reuniones y asambleas para ver cómo impulsar la pelea, para apoyar a los que estén luchando y para presionar a los dirigentes traidores para que rompan el acuerdo con el Gobierno y llamen a movilizar. No podemos quedarnos esperando a que ellos lo hagan por sí solos, porque no va a ocurrir. Vamos a tener que pasarlos por arriba.
Mientras nos organizamos en nuestros lugares, tenemos que desde ya empezar a coordinar con todos los que quieren pelear: en los barrios contra los tarifazos, apoyando a los aceiteros que realizarán una huelga nacional para que se reconozca su paritaria y a los representantes electos, a los estudiantes contra la reforma educativa, continuando la pelea por juicio y castigo a todos los responsables de la muerte de Santiago Maldonado.
También, es necesario sacar conclusiones. Con esta dirigencia del movimiento obrero vamos para atrás. La Revolución Rusa, de la que se cumplen 100 años en estos días, nos demostró que sudar toda la vida para llenar los bolsillos de unos pocos no es nuestro destino obligado, se puede cambiar. Para eso, necesitamos otra dirigencia en nuestras organizaciones sindicales, una que verdaderamente responda a los intereses de los trabajadores, y una organización política de los trabajadores, independiente de la patronal. Desde el PSTU, estamos en ese camino,y te invitamos a recorrerlo con nosotros.