Luego de las elecciones PASO con un rechazo masivo a la política económica del Gobierno, Alberto Fernández y su Ministro de Economía, Martín Guzmán, presentaron en el Congreso el 15 de septiembre el proyecto de Presupuesto 2022. Si bien es una proyección susceptible de modificaciones, como empujan sectores del Frente de Todos antes de las elecciones de noviembre, sus números muestran y ratifican una política de este gobierno peronista de continuar el achicamiento de recursos anuales en varias áreas sensibles que administran algunas ayudas mínimas a los trabajadores y al pueblo en plena crisis capitalista del país. Una obediencia a las condiciones exigidas por el FMI para renegociar la colosal Deuda acordada entre este organismo y el gobierno anterior de Mauricio Macri. Y sobre lo que también está a la expectativa el resto de los acreedores usureros como el Club de París y fondos “buitre” varios. Y aunque Alberto la denuncie como “robo” la sigue pagando con intereses.
El presupuesto presentado pronostica una inflación del 33%, un dólar oficial a $131, un crecimiento económico de 4% al disminuir la pandemia, y un déficit primario del 3,3% y financiero del, 4,9%. El Ministro Guzmán anticipó para el próximo año “una política fiscal progresiva, anticíclica y sostenible”, además de negar “que exista un ajuste de gastos” y que el Presupuesto no reafirma esto.
Sin embargo, pronostica en gastos unos $13,2 billones, y como recaudación fiscal para hacer frente a ello unos $15,7 billones, con una diferencia excedente por lo recaudado de $2,5 billones (unos U$S 25.000 millones al cambio oficial de $100 promedio). La pregunta que debemos hacernos es: si en verdad existiera un saldo positivo de la recaudación, ¿cómo pueden haber déficits primario y financiero? La respuesta apunta a que se destinaría el excedente al pago millonario de Deuda pública e intereses, principalmente la Externa.
Un sometimiento y práctica de todos los gobiernos patronales
El antecedente de lo ocurrido durante este año 2021 confirma la tendencia de este Gobierno, parecida al 2020, de profundizar ajustes presupuestarios a favor de pagar Deuda. Los ingresos subieron (con inflación incluida) un 77%, pero los gastos solo el 32%. El déficit se redujo, pero el excedente: ¿ a donde se destinó? Los casi U$S 8.000 millones de pagos de capital e intereses pagados por los Fernández desde que asumieron responden la pregunta. Lo proyectado para el 2022 es similar, lo prioritario es hacer buena letra con el FMI.
Los gobiernos Kirchner dejaron una Deuda Pública de U$S 254.000 millones, la gestión de Mauricio Macri la incrementó en U$S 82.000 millones. Actualmente estaría en los U$S 350.000 millones y si le agregamos la Deuda del BCRA con los Bancos por Leliqs y Pases Diarios, las provincias y los organismos nacionales pasaría los U$S 500.000 millones. Algo fraudulento e impagable. Pero el Presupuesto 2022, más allá de alguna leve modificación, estará al servicio de lo adeudado a los usureros y buitres internacionales y no de las necesidades de los trabajadores y el pueblo.