El peronismo kirchnerista, con la excusa de cumplirse 20 años de la asunción de Néstor Kirchner como presidente, armó un acto en Plaza de Mayo con Cristina como única oradora. Este acto tenía como fin seguir consolidándose como principal fuerza del Frente de Todos y con una conducción política por parte de Cristina Fernández, pero también dejó títulos para sacar varias conclusiones.
Invitados que le gustan al FMI
El palco contó con la presencia de varios intendentes del conurbano y algunos pocos dirigentes sindicales como el docente Roberto Baradel y el camionero Pablo Moyano. Pero quienes se destacaron en primera línea fueron los candidateables, Eduardo “Wado” de Pedro, Ministro del Interior y Sergio Massa, actual Ministro de Economía y responsable de llevar el ajuste solicitado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como de la inflación imparable.
Estos “candidatos” ya vienen haciendo declaraciones y promesas como es el caso de “Wado” de Pedro y Juan Grabois, que se pronuncian a favor de una Reforma Laboral que se “adapte” a los días que corren.
Un mensaje esperanzador: ¿para quién?
Uno de los centros del discurso fue la necesidad de un acuerdo democrático sobre la base de tres o cuatro puntos en común que permitan el “desarrollo” y crecimiento de la Argentina. Ahora bien, en su mensaje, Cristina deja bien en claro con quien quiere hacer ese acuerdo democrático: es con el empresariado y a quien -ya con sus discursos anteriores y este no fue la excepción-, le promete grandes ganancias y posibilidades de explotación en Vaca Muerta y el nuevo gran negocio que es la explotación del litio. “Necesitamos poder articular algo distinto, no podemos seguir atados a una economía primarizada y a los precios internacionales, a que llueva o a que salga el sol. Necesitamos articular lo público y privado, una alianza para agregar valor e incorporar tecnología”. Esta más que claro que el mensaje es para darle máximas garantías al empresariado.
Cristina fue enfática en su defensa del sistema capitalista. Para ella es “el sistema más eficiente”. Y propuso: “si vamos a hacer capitalismo, hagámoslo en serio...”. Toda una confesión, como si el Gobierno actual no estuviera favoreciendo “en serio” a los más grandes capitalistas, desde las multinacionales imperialistas hasta los empresarios argentinos. Nada queda del “combate al capital” de la marcha peronista.
Orgullo de ser pagadores seriales
Frente a la escasez de argumentos con los cuales poder reivindicar su actual Gobierno, Cristina utilizó gran parte de su discurso para exaltar el período 2003-2015, haciendo eje en el pago al FMI por parte de Néstor Kirchner en el 2008, y en el reclamo al organismo usurero “que nos deje crecer para poder pagarles”, al igual que declaraba Alberto Fernández en la campaña que lo llevó a la presidencia en el 2019. Obviamente que el kirchnerismo está lejos de proponer no pagar la Deuda, peor aún: se enorgullece de ser pagador serial.
El plan del “menos malo” en marcha
«Aún con diferencias, este gobierno es infinitamente mejor a lo que hubiera sido otro de Macri, no tengo dudas». Con estas palabras se refirió al actual Gobierno, como si las consecuencias de sus medidas, se limitaran solo a diferencias entre ellos.
La clase trabajadora, jubilados/as y sectores populares sienten en el bolsillo que las consecuencias de estas políticas orquestadas por el FMI, llevaron a la ruina sus ingresos convirtiéndolos en los más bajos de la región, después de Venezuela. Salarios y jubilaciones son blanco de una devaluación e inflación imparables, situación que se agudiza para el 45% de los/as trabajadores/as informales, quienes ni siquiera tienen derecho a un aumento salarial.
Este discurso de Cristina es una muestra de que se encuentra en sintonía con el resto de los candidatos del sistema, dispuestos con distintos ritmos, a seguir pagando y ajustando a gusto del FMI.
Los trabajadores no podemos apoyar con el voto a los candidatos del FdT, amigos del organismo. Es preciso utilizar las elecciones para expresar una propuesta diferente, que no vaya atrás de ningún candidato patronal. Por eso, apoyamos al Frente de Izquierda y los Trabajadores Unificado (FIT-U).
A la vez, sabemos que estas elecciones no van a resolver las necesidades urgentes de la clase trabajadora. Si nos conformamos con votar y de ahí a casa, las cosas irán de mal en peor.
Tenemos que aprovechar la campaña para agruparnos y organizarnos quienes buscamos un cambio de fondo, porque es una necesidad barrer a la vieja dirigencia y comenzar a construir una nueva dirección política y sindical para toda la clase obrera. Una dirección revolucionaria que proponga la ruptura con el FMI, y un gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre para expropiar a todos los grandes capitalistas y lograr una Argentina socialista.