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Prostitución: ¿trabajo o degradación?

La prostitución es uno de los negocios “ilegales” que más dinero mueven a nivel mundial, asociado inevitablemente a la trata de personas. En las provincias petroleras las cifras aumentan considerablemente. En el mes de agosto, la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR) delegación Neuquén, presentó en la Legislatura Provincial, al igual que lo viene haciendo en distintas provincias y a nivel nacional, un proyecto de ley para que se considere que la prostitución es un trabajo sexual y que por lo tanto debe ser regulada por el Estado a través de la Secretaría de Trabajo. El objetivo “es que las prostitutas mayores de edad que desarrollen su tarea de forma voluntaria y autónoma en casas o locales puedan contar con un horario de trabajo, una obra social y aportes  jubilatorios a través de la figura del monotributo”.

Este proyecto reabre un muy importante debate en el seno de quienes nos reivindicamos defensores de los derechos de las  mujeres trabajadoras. AMMAR, que se considera un sindicato de “trabajadoras sexuales” que forma parte de la CTA, y las organizaciones feministas que defienden este proyecto de regulación de la prostitución, con el fundamento de que muchas mujeres se sienten muy orgullosas de no sentir vergüenza y de haber superado tabúes y prejuicios sexuales. Resaltan el hecho de que el trabajo en la industria del sexo puede atribuir poder y autonomía a las mujeres al adquirir control autónomo sobre sus propios cuerpos, transformando los estereotipos de género. Además, consideran, que la no regulación favorece a los proxenetas. Reivindican el sexo como un servicio y por lo tanto a las prestadoras como trabajadoras que deben tener sus derechos como tales.
Estos fundamentos que parecen tan “progresistas” y de avanzada ¿Son realmente ciertos?

Mercantilización del cuerpo = degradación de la mujer

Una de las expresiones más brutales de la opresión hacia la mujer incentivada en el capitalismo es la cosificación y mercantilización del cuerpo. Esos conceptos que parecen abstractos los vivimos/sufrimos todos los días: somos cuerpos para ser mirados y tocados para el disfrute de otro, el acoso callejero, la obsesión por el cuerpo, la violencia mediática y hasta las violaciones se desprenden de esas expresiones de la opresión.
La prostitución es uno de los puntos máximos de esa violencia y degradación ¿Puede considerarse entonces como un trabajo como cualquier otro? ¿Es lo  mismo dejar a otro disponer del propio cuerpo que cortar el pelo, conducir un taxi o levantar una pared? ¿De lo que se trata es de “regular” la degradación, como propone AMMAR y quienes apoyan este proyecto, o de desterrarla? ¿Entonces por qué no organizamos a los mendigos, considerando a la mendicidad como un trabajo que se puede ejercer voluntariamente?

La mentira de la voluntad, en un mundo donde casi nada se elige

¿La prostitución puede ser considerada como una elección? Entendemos que no es real que las mujeres elijan en forma libre y voluntaria ejercer la prostitución, sino que se enfrentan a situaciones de vulnerabilidad en las cuales no tiene opción de elegir. Cuando hay necesidad no hay elección y la voluntad individual del sujeto, tan bastardeada por algunos sectores del feminismo, se ve anulada frente al hambre.
En el sistema capitalista la prostitución se convierte en un fenómeno masivo; si analizamos los datos observamos que la gran mayoría de las prostitutas lo son por pobreza y necesidad y solo existe una pequeña minoría de prostitutas de alta sociedad. Así la prostitución se convierte en una necesaria institución social de la sociedad burguesa, que se desarrolla en consonancia con el capitalismo.

La postura de la banca del FIT: un debate necesario

Interrogada por el posible tratamiento del proyecto de ley1, la actual diputada Angélica Lagunas (de Izquierda Socialista), se centró correctamente en las causas sociales de la prostitución, pero expresó que mientras ese flagelo continúe hay que apoyar la lucha de las trabajadoras sexuales por sus derechos ¿No es acaso una contradicción? ¿No debemos exigir “para que se termine el flagelo” trabajo digno para todas?

En defensa de las mujeres, contra el negocio de la prostitución

Nuestra postura muy lejos está de ser en contra de las prostitutas, por el contrario: defendemos los derechos de las mujeres pobres y trabajadoras a no verse obligadas a degradarse para sobrevivir. En este sentido, nos oponemos firmemente a todas aquellas medidas que se orientan hacia la criminalización de las mujeres, nos oponemos y repudiamos enérgicamente las agresiones de las instituciones, como la policía, cómplices y responsables del flagelo.
Creemos que es obligación de las organizaciones sociales y sindicales pelear contra el negocio de la prostitución y para que todas las mujeres tengan la posibilidad de otras opciones de vida con salarios dignos y acceso gratuito a todos los niveles de educación y salud, además de vivienda y protección social para ellas y sus familias.

Notas:
¹ En diario La mañana de Neuquén – 03/08/2014