PROVINCIA DE SANTA CRUZ | CONFLICTO CERRO MORO: ALGUNAS CONCLUSIONES Y TAREAS PARA LOS MINEROS

Ya pasaron 3 meses del inicio de las medidas de fuerza de los mineros de CERRO MORO que se organizaron en asambleas para pelear por mejores condiciones de seguridad y por la igualación de salarios con otros yacimientos. Esta experiencia dejó como saldo 2 despidos y 34 mineros suspendidos, entre ellos dos delegados a los que la Multinacional pretende sacarles los fueros gremiales a través de la Justicia. Si bien los compañeros suspendidos se encuentran solo dispensados de trabajar  siguen cobrando su salario completo hasta que la Justicia evalúe las responsabilidades en las pérdidas económicas que provocó la huelga. Esta situación dejó la puerta abierta a que estos compañeros terminen despedidos junto a sus delegados.

 

Antes de profundizar un análisis del conflicto queremos dejar en claro nuestro fuerte apoyo a los compañeros mineros que se encuentran en esta situación, con los cuales hemos venido discutiendo desde hace varios años y con algunos venimos conformando la agrupación minera 27 de JULIO.

 

El conflicto de CERRO MORO es el tercer proceso de autoorganización en la corta experiencia de lucha del movimiento obrero minero del oro y la plata en Santa Cruz. La primera experiencia se desarrolló en CERRO VANGUARDIA en el año 2006 y la segunda en MINERA SANTA CRUZ en el año 2017. En ambos casos los trabajadores realizaron huelga por aumento de salarios sin el apoyo de su sindicato, la Asociación Obrera Minera de la Argentina (AOMA). En estas experiencias el accionar de las empresas, el Gobierno a través del Ministerio de Trabajo y la conducción de AOMA fue la misma. Desconocer la huelga, desgastarla y luego atacar para descabezar al activismo que se animó a salir a pelear. En el caso de CERRO VANGUARDIA hasta se llegó a inventar un boicot en la maquinaria pesada para poder despedir a quienes participaron de la huelga. El saldo fue más de 50 despidos.  En MINERA SANTA CRUZ luego de varios días de medida de fuerza, la empresa operó rompiendo sus propias instalaciones para poder hacer ingresar a la gendarmería al yacimiento y detener a los delegados que dirigían la huelga. Esta experiencia terminó con la mayoría de los delegados y una miembro de comisión directiva afuera de la minería y una decena de despidos.

 

En CERRO MORO

 

Hay que recordar que los delegados que dirigieron el paro habían sido elegidos como delegados tres meses antes del conflicto, luego de un largo proceso de lucha donde ésta nueva camada de activistas habían sido perseguidos, golpeados, despedidos y reincorporados, y hasta intentaron expulsarlos de AOMA. 

 

Si bien nosotros reivindicamos su proceso de lucha y los métodos democráticos de definir en asambleas que se desarrollaron en el conflicto, también creemos que la falta de experiencia y la falta de organización de la base hicieron más permeables las distintas presiones que tuvieron que afrontar durante la medida de fuerza. Por ejemplo, en la asamblea donde se definió en forma unánime la medida de fuerza participó un gran número de trabajadores de empresas contratistas que no tenían ni delegados ni referentes elegidos que estén organizados con la dirección del conflicto. Me refiero a que no se creó ni antes ni después ningún organismo como un comité de lucha para poder coordinar. Ésta tarea era fundamental ya que las contratistas son los eslabones más débiles dentro de las mineras por ser los sectores más precarizados y sin representación gremial directa. Esto hizo que inmediatamente luego de los primeros aprietes por parte de la empresa y la burocracia del Sindicato estos trabajadores vuelvan a trabajar durante el paro y que también fueran los primeros en dejar el Yacimiento cuando la empresa puso a disposición colectivos iniciando la evacuación. 

La falta de un comité elegido en asamblea que centralice el estado de situación dentro de la huelga también hizo que trabajadores de distintas áreas o empresas tomaran decisiones sin pasar por las asambleas. Así varias áreas también determinaron dejar el yacimiento por decisión propia, desgastando día a día la medida de fuerza.

Haber dejado ingresar a la Policía al yacimiento también trajo sus consecuencias. Quienes en teoría venían a cuidar las instalaciones, terminaron apretando a los compañeros en los módulos e intimidando a los trabajadores en las asambleas donde fueron filmados.

Ante esta última situación se debería haber discutido en asamblea la autodefensa de los trabajadores e intentar no dejar entrar a la Policía al yacimiento con algún tipo de bloqueo o piquete. Quizás suene fácil luego del conflicto sacar estas conclusiones, pero la falta de capacidad para dar respuesta a estos problemas reflejan la falta de condiciones para encarar una pelea contra estas multinacionales y el Estado que las defiende. Creemos que se subestimó a quienes enfrentaban. 

 

Los de siempre y del mismo lado. 

 

El papel que jugó el Ministerio de Trabajo de Alicia Kirchner durante el conflicto fue el de apretar a los dirigentes para que se levante la medida. El Gobierno Provincial también a través de sus diarios oficialistas insistieron una y otra vez en instalar en la opinión pública que se trataba de una medida violenta para generar las condiciones de la represión. Pero debido a la simpatía que conquistó el conflicto en las redes sociales y la población de Puerto Deseado donde sectores gremiales se movilizaron apoyando a los mineros, al Gobierno no le dio para reprimir inmediatamente.

El diputado del Frente de Todos y el concejal por la UCR que oficiaron de mediadores para negociar con la patronal, luego de levantar el paro se borraron y no hicieron nada luego de que la empresa rompiera el acuerdo de Paz Social con 2 despidos. Quedó evidenciado que su intervención en el conflicto solo fue para desactivarlo sin importar luego lo que pasara. 

El sindicato de AOMA que durante el conflicto no solo no se puso al frente de la lucha sino que desapareció de la escena pública, operó por debajo generando miedo en las bases que dudaban y de esa forma dejó que la empresa arremetiera contra los mineros autoorganizados. También notificó al Ministerio de Trabajo en forma escrita desconocer la medida de sus afiliados.  Sabía que quienes se pusieron al frente del reclamo de los mineros de Cerro Moro se trataba de un sector que les había ganado las últimas elecciones de delegados y que intenta desarrollarse más allá de Cerro Moro. Luego de dos meses, con el conflicto prácticamente cerrado, el Secretario General, Javier Castro, dio la cara y realizó una campaña mediática atacando a los mineros que estuvieron al frente de la medida, acusándolos de haber cometido ilícitos posicionándose junto con la patronal y las causas judiciales. También se reunió con un grupo de suspendidos «arrepentidos» y prometió colaborar para su reincorporación logrando una división entre ellos aislando más a los delegados y al activismo más cercano para terminar de borrar de la minería a quienes se atrevieron a desafiarlos.

La empresa luego de romper el acuerdo ahora se juega a despedir a este activismo a través de las causas judiciales con la complicidad del gobierno de Alicia Kirchner y su Ministerio de Trabajo y de AOMA.

 

No podemos quedarnos sentados esperando 

 

Si bien el activismo se está defendiendo por esta vía con abogados nosotros creemos que no es suficiente quedarse esperando a que la Justicia resuelva que puedan volver a trabajar como si nada hubiese pasado. Hay muestras de sobras que aunque esta Justicia reconozca el derecho a huelga la mayoría de veces las empresas no acatan estas resoluciones. La muestra clara está en la ruptura del acuerdo firmado con los despidos de los 2 compañeros de la empresa Enaex que a la minera no le trajo ninguna consecuencia.

 

La heroica huelga de los mineros de Moro puso nuevamente la necesidad de tener que empezar a discutir la confianza que la gran inmensa mayoría de los trabajadores tienen en las instituciones del Estado. En los ministerios, en los juzgados,  en la Policía, en el sindicato estatizado y en los políticos que responden a este régimen. Porque el Estado y sus instituciones no son un ente neutral como nos han hecho creer en la escuela, siempre responden a los intereses de los empresarios. Salvó que grandes procesos de movilizaciones los obliguen a acomodarse momentáneamente en favor de los movilizados. Porque éste Estado no es el de los trabajadores sino de los poderosos empresarios. Y está dirigido por los partidos políticos que responden a los sectores empresariales que los llevaron al poder. Y depositar la confianza en ellos es crear falsas ilusiones que luego pagamos con las derrotas cuando nos auto organizamos.

 

Es por eso que desde nuestro partido creemos que los obreros debemos organizarnos mejor si queremos triunfar verdaderamente y para que la pelea no solo sea por mayor democracia sindical, por salarios o condiciones de seguridad en el trabajo. Sino que también debemos organizarnos para  cambiar las cosas de fondo, cambiar este sistema injusto sobre la base de que la clase trabajadora sea quien gobierne. Y para esto debemos plantearnos hacer la Revolución Socialista. Y debemos organizarnos en partidos políticos que se lo propongan como el nuestro. Solo de esta forma estaremos en mejores condiciones para salir a pelear.   

 

Una de las tareas tácticas que deberíamos darnos para salir del aislamiento al que nos han llevado es salir a convocar un encuentro entre ocupados y desocupados para definir un pliego único de reclamos. Que se elijan delegados con mandatos de base de los distintos sectores. Convocar a los gremios y sus activistas que han apoyado la lucha minera y a los desocupados de la zona para generar un plan de lucha que dé respuesta a las necesidades de los distintos sectores. Parte de los reclamos podrían ser.

 

-Ningún despido de los luchadores de Cerro Moro.

 

-Por más ingresos a las mineras.

-Por un resarcimiento económico por remediación al impacto ambiental de la minera. Fuentes de trabajo para parquizar la Ciudad a cargo de la minera.