En la Plaza de Mayo se leyó un extenso documento que expone la falta de protección del Estado ante la violencia machista, el levantamiento y cierre de servicios y la falta de presupuesto para combatirla, la insensibilidad estatal y de la Iglesia ante las muertes de mujeres pobres por la realización de abortos clandestinos. Exige la libertad y absolución de Higui, atacada por lesbiana y presa por defenderse. Denuncia la desigualdad económica como una violencia fundamental contra la mujer, los 77 mil millones pagados a los buitres de la deuda durante el gobierno de Macri y condena la represión a los que luchan.
Son cuestiones con las que Lucha Mujer y el PSTU coincidimos en gran medida. Sin embargo no firmamos, al igual que el 8 de Marzo, porque no compartimos la esencia del documento.
Éste (consensuado entre todas las organizaciones incluso los partidos que conforman los dos frentes de izquierda que se presentarán a las próximas elecciones), plantea que para terminar con la opresión de las mujeres habría que construir un “movimiento internacional feminista”, con las mujeres “hermanas de todo el mundo” ya que “juntas somos poderosas” y podremos revolucionar nuestro lugar derribando “el patriarcado” y combatiendo “la explotación heterocapitalista” (1)
Lucha Mujer y el PSTU, vemos que las mujeres trabajadoras tenemos poco en común con Juliana Awada, Melania Trump o las mujeres ricas a las que ellas representan.
Por eso, siguiendo al marxismo, nos oponemos a esa “hermandad” y a conformar movimientos donde todas las mujeres ”juntas somos poderosas”. Los marxistas llamamos a las obreras a agruparse con los hombres de la clase trabajadora, con un programa independiente de los patrones, que enfrente a su sistema capitalista, para hacer juntos una lucha contra la opresión de la mujer y contra la explotación de toda la clase trabajadora (como lo explica la compañera docente en la nota sobre Comodoro Rivadavia).
Para el marxismo no se trata de dos luchas combinadas contra dos sistemas paralelos: el patriarcado (las mujeres de todas las clases unidas contra los hombres de todas las clases) y el capitalismo (la clase obrera contra la patronal). Es una sola lucha, clase contra clase, para terminar con la explotación de los patrones sobre los obreros y comenzar a erradicar el machismo, la lgbtfobia y todas las opresiones que sirven para mantener y ahondar esa explotación.
Eso requiere la difícil tarea de enfrentar el machismo en los lugares de trabajo, de luchar por reivindicaciones como guarderías, igualdad salarial, contra el acoso sexual, por el fin de los despidos por maternidad, por derecho al aborto, por basta de femicidios y de violencia contra la mujer, por organizar la autodefensa contra la violencia machista, etc, llevando a esta lucha también a los hombres. Queremos que las centrales sindicales, la CGT y las CTAs tomen la lucha por la liberación de la mujer, peleando contra el machismo dentro de las propias organizaciones.
Celebramos cada conquista por los derechos femeninos, pero en el capitalismo para las trabajadoras siempre es más difícil ejercerlos y además no estará garantizada si la clase obrera no toma los destinos de toda la sociedad en sus manos, construyendo su propio partido revolucionario (como el partido bolchevique en la Revolución Rusa) y una sociedad nueva, una sociedad socialista. Esas diferencias y no haber firmado el documento, no nos impide ser las primeras en promover la unidad de acción para luchar en las calles con las organizaciones feministas y todas quienes defiendan los derechos de las mujeres. Así lo dice la bandera que llevó el PSTU el 3J de Congreso a Plaza de Mayo: ”Por los Derechos de las Mujeres Trabajadoras/Abajo el Plan Macri/Unidad para enfrentarlo”.
(1) Ver Documento leído por Liliana Daunes el 3J en Plaza de Mayo