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 ¿QUÉ FUE EL GOBIERNO DE NÉSTOR KIRCHNER?

Algunos periodistas han señalado, al cumplirse 10 años de su muerte, que Néstor Kirchner encarnaba las aspiraciones populares en “la búsqueda de la justicia social, la soberanía política y la independencia económica”. Néstor supo ganarse un espacio, después de un magro 22% en las apuradas elecciones que siguieron al 2001, convocadas por Eduardo Duhalde. Su Gobierno levantó las banderas de los Organismos de Derechos Humanos, retomó las paritarias y dio algunos beneficios para los jubilados. ¿Pero es verdad, que luchó por la “justicia social”, la “soberanía política” y la “independencia económica”?

El objetivo fundamental: recomponer el régimen y las ganancias patronales

Néstor llegó a las elecciones del 2003 de la mano de Duhalde, quien siendo Presidente, elegido por el Parlamento, tuvo que renunciar y llamar a elecciones luego del asesinato de los dirigentes sociales Kosteky y Santillán.

Néstor Kirchner accedió a la Presidencia en el marco de la crisis del 2001. El proceso revolucionario que derribó a Fernando de La Rúa destruyó el tradicional funcionamiento del régimen democrático burgués: noqueó a los partidos, la Justicia, el Parlamento y profundizo la crisis de las Fuerzas Armadas. Al grito de “Que se vayan todos” hizo tambalear toda la estantería del capitalismo argentino.

Asumió la Presidencia no para profundizar el proceso abierto por las movilizaciones populares, sino para desviar y encauzar esas luchas. Pero para hacerlo necesitaba despegarse un tanto del peronismo y recuperar algo de autoridad política, ya que su pasado como Gobernador de Santa Cruz lo ataba al apoyo de las privatizaciones de Menem y su gestión.

Tomó algunas de las banderas de las movilizaciones de los trabajadores/as y desocupados/as, de los organismos de Derechos Humanos y de amplios sectores populares. De ahí los “gestos” como descolgar los cuadros de los dictadores Rafael Videla y  Reynaldo Bignone en el Colegio Militar, y la vuelta a las paritarias. Pero su objetivo estuvo planteado desde su asunción: “Quiero un capitalismo serio” dijo, y para ahí apuntó.

Derechos Humanos, una bandera, pocos logros

Fue importante que se activaran las causas contra los genocidas. Una pelea que durante muchos años los Organismos venían dando. Sin embargo, esos juicios se limitaron a los personajes más nefastos y visibles y pocos otros. Esto contrasta con el “relato” de algunos dirigentes del sector y la “izquierda” que fueron cooptados por el kirchnerismo.

Pero no pudieron ocultar la impunidad manifiesta, por ejemplo, con la desaparición de Julio López, el asesinato del docente Fuentealba en Neuquén, y del militante Mariano Ferreyra, a manos de una patota sindical, muy cercana al Gobierno, un tiempo antes de la muerte del ex Presidente.

Los nuevos puestos de trabajo y los salarios

Los aumentos salariales y el consiguiente aumento del consumo fueron parte de durísimas luchas que los/as trabajadores/as dieron por los ataques previos, por la feroz devaluación y el ajuste de Duhalde en el 2002.

Los “nuevos puestos de trabajo” vinieron de la mano del entusiasmo patronal de producir a bajísimo costo salarial y con los subsidios del Gobierno. Una parte importante de ese “crecimiento” fue el aumento de la productividad apoyada en el empleo en negro, los contratos precarios, el aumento en las horas trabajadas y los ritmos de producción, entre otras bondades del “modelo”. El poder adquisitivo de los salarios estatales cayó un 30% y 29% el de las jubilaciones.

“Industrialización” y pago de la Deuda Externa

Entre el 2003 y el 2011 Argentina tuvo un crecimiento a “tasas chinas”, ayudada por el llamado “viento de cola”, con el aumento espectacular de los precios internacionales de los llamados “comodities” (petróleo, soja, y demás granos, entre otros) que el país exporta.

Sin embargo, eso no significó un aumento considerable de inversiones productivas ni la sustitución de importaciones manufactureras, que en la era menemista se duplicaron, por la destrucción de la industria local.

Con el kirchnerismo las importaciones tendieron a aumentar, poniendo en evidencia a una industria de ensamble, de muy baja tecnología. La industria automotriz, por ejemplo no llega a tener un 30% de partes nacionales. Y la mayoría de las empresas nacionales entregadas por Menem a las multinacionales, no fueron reestatizadas.

Por otra parte el “desendeudamiento” proclamado desde Néstor y Cristina, significó pago al FMI, y demás acreedores con nuevos préstamos.

La fuga de capitales llegó a U$S 100 mil millones en todo el período, las multinacionales repatriaron sus ganancias al exterior y engrosaron la salida de dólares. Al final del mandato kirchnerista , Cristina anunció ser “pagadora serial” (se cancelaron 190 mil millones de dólares). Pero dejó una gigantesca deuda de más de U$S 200 mil millones.

Néstor y Cristina: un fracaso “nacional y popular” continental

Los Gobiernos de Néstor y Cristina, más que un “modelo” expresaron la necesidad del capitalismo argentino de recuperar las riendas del país, por la crisis del 2001.La “Justicia Social” no fue más que una ilusión de poca duración. No hubo ninguna independencia económica ya que después de pagar Deuda, el país siguió más endeudado.

Inmensas movilizaciones revolucionarias se dieron en el Cono Sur. La Venezuela de Chávez, Correa en Ecuador, Evo en Bolivia, como Néstor en Argentina, tuvieron todo el viento a favor de los pueblos en las calles, al igual que Lula en Brasil y el Frente Amplio de Uruguay. Aunque en 2010, al conmemorar los 100 años de las revoluciones que desembocaron en la Primera Independencia Continental, proclamaron haber conquistado ya la Segunda, todos ellos terminaron políticamente del lado de los banqueros y los empresarios, desviando esas luchas sin producir ningún cambio favorable para sus pueblos.  

Néstor Kirchner vio por “donde venía la bocha” y se adaptó a los nuevos vientos. Logró sacarle las papas del fuego al régimen capitalista argentino, cooptando dirigentes políticos, de derechos humanos, y abrazándose a la podrida burocracia sindical. Favoreció la recomposición del régimen y las ganancias patronales.

A pesar del respeto que aún hoy un sector de trabajadores/as siente por la memoria de Néstor, tenemos que decir que necesitamos luchar por un gobierno distinto, un gobierno de  los trabajadores/as, revolucionario, que logre una real Segunda y Definitiva Independencia del imperialismo, tire abajo este sistema capitalista de explotación y empiece a construir el socialismo.