14/08/2020 Extraído de web del PSTU Brasil. Traducido por Redacción de AS.
El 21 de julio los trabajadores de la Renault de Sao José dos Pinhais (PR) (1) entraron en huelga después de que la multinacional despidiera 747 trabajadores, en forma arbitraria, interrumpiendo la mesa de negociación con el Sindicato del gremio. Incluso lo hizo, incumpliendo la Ley Estadual 15.426/2007 que prohíbe despidos masivos a las empresas que reciben subsidios del Gobierno Estadual.
Esta ley fue creada por el actual Gobernador del Estado, Ratinho Junior (PSD) (2), cuando era diputado estadual. Contradictoriamente el mismo se mantuvo callado ante el hecho de que casi 800 trabajadores se quedaron sin tener de dónde obtener su sustento, en medio de una brutal pandemia, que ya mató más de 100 mil personas.
Pero los trabajadores respondieron a la altura de los ataques de la Renault: organizaron una fuerte huelga. Esta huelga fue rodeada de solidaridad por diversos movimientos, como era de esperar. Y sin duda miles de trabajadores en todo el país acompañaron con atención el desarrollo de esa lucha, porque los despidos no son un problema exclusivo de los trabajadores de la Renault. Esta lucha se volvió referencia fuera del país, se hizo imposible hablar de la situación del país, sin hablar de la lucha que sucedía en la Renault.
Luego de 21 días paralizados, los trabajadores votaron terminar la huelga, con más del 90% aceptando el acuerdo al que llegaron el Sindicato y la Renault. Fue una propuesta que incluye PDV (3), Layoff (4), posibilidad de reducción salarial e implementación de MP 936 (5). Además de estos ataques la empresa incluyó un reajuste salarial y PLR (6).
Lo central es que la amplísima mayoría de los compañeros votaron por aceptar el acuerdo, aun sabiendo que muchos trabajadores serán desvinculados por PDV y otros tantos tendrán salarios reducidos. Esta es una opción que hacen los trabajadores en base a la realidad del país. Aun con estos ataques la reincorporación de 747 trabajadores es una importante victoria y un gran ejemplo para todos los trabajadores del país.
Según las últimas encuestas del IBGE (7), la tasa de desempleo en Brasil subió al 13,3%, con el cierre de 8,9 millones de puestos de trabajo en apenas 3 meses. Para darse una idea de lo que significa eso, comparado con la población del estado de Paraná, que es un poco más de 11 millones de habitantes, es como si casi todo el mundo aquí hubiera quedado sin empleo en los últimos tres meses. Batimos también el récord de los desmoralizados, 5,7 millones de personas que ya dejaron de buscar empleo.
Los números son alarmantes, y estos datos no son solo números, son nuestros familiares, son personas de carne y hueso que no tienen de dónde procurarse sustento. Hoy difícilmente encontremos a alguien que no está en esta condición o que no tenga a alguien próximo que sea parte de esa estadística.
Esta situación es fruto de la política económica del gobierno genocida de Bolsonaro. Política que ha servido muy bien a los ricos de este país, así como hicieron los gobiernos anteriores. Aprobó el MP 936 que solo beneficia a los patrones, pues posibilita la reducción salarial sin siquiera garantizar la estabilidad en el empleo. Se aprovecha de la pandemia para “pasar el ganado”, o sea atacar los derechos de los trabajadores. Dio más de R$ 1 trillón de ayuda a los bancos y deja expuestos a los trabajadores, pequeños comerciantes y pequeños empresarios. Eso pasa porque el gobierno, en verdad, es solo un enorme negocio para los ricos del país. Todo lo que hace el gobierno es para atender los intereses de esa media docena de burgueses.
Y ahora, en medio de la pandemia, empuja a los trabajadores al matadero, todos los días; mientras tenemos que seguir con el transporte colectivo lleno para ir a trabajar, los gobiernos no toman medidas serias de combate al COVID 19. El principal responsable por las más de 100 mil muertes en el país es Bolsonaro. Tiene una postura completamente irresponsable frente a esta pandemia. Los gobernadores y prefectos también son responsables pues flexibilizaron las insuficientes medidas de aislamiento. Lo que ha reinado es una liberación general, e incluso la oposición parlamentaria del PT (8), PCdoB (9), etc, ha aplicado las mismas medidas de Bolsonaro donde gobierna.
Eso es el capitalismo. Este sistema solo va a llevar a nuestra clase a una situación de cada vez mayor miseria. Porque es un sistema que solo se preocupa en cómo lucrar cada vez más y no en mejorar la vida del pueblo.
Nuestra capacidad de producción hoy, podría haber sido puesta completamente al servicio del combate a la pandemia, evitando probablemente miles de muertos. Podríamos haber garantizado una cuarentena general con ingresos dignos para todos. Eso no sucede porque, a pesar de que los trabajadores producimos todo en el mundo, el resultado de ese trabajo se lo apropia el dueño de la fábrica, que en la práctica no hace nada.
Por eso es que luchas como las de Renault, en este sistema, tienen grandes limitaciones. No es posible que esos compañeros resolvieran solos sus problemas, en forma definitiva. Es cierto que la Renault, hoy o mañana, va a volver a atacar los derechos de sus trabajadores. Los trabajadores de la Renault, como toda la clase, son acosados diariamente por el fantasma del desempleo. Por la amenaza de cerrar la empresa aquí y abrir en un país donde la mano de obra sea más barata.
El desempleo no es solo un problema de los desocupados, es un problema de todos los trabajadores. Los patrones utilizan esa parte de nuestra clase, los desocupados, para reducir el salario de quiénes están trabajando. De ahí viene la infame frase “si no está contento aquí, hay mucha gente allá afuera que quiere”.
La cuestión central es que estas luchas por empleo, derechos y condiciones de trabajo, son fundamentales para nuestra clase y se vuelven cada día más necesarias. Sin embargo estas luchas no van a resolver nuestros problemas en forma definitiva. En verdad, nuestras condiciones de vida solo empeoran. Si la economía nos está bombardeando y nos está dejando las migajas, ya a la primera señal de crisis, hay que prepararse, porque viene un golpe a los trabajadores.
Por eso para nosotros del PSTU, es fundamental que los trabajadores luchen por empleo y derechos, pero no solamente; es necesario que nuestra clase luche por tener el poder político en sus manos. Es preciso que nuestra clase comience a organizarse en los barrios, las fábricas, escuelas, en cada lugar de trabajo, para decidir realmente cómo gobernar el país: a través de consejos populares. Colocar todo el desarrollo tecnológico a favor de mejorar la vida del pueblo. Y para eso necesitamos una revolución socialista que ponga el poder en manos de los trabajadores.
Notas de la traducción:
- Paraná es un estado del sur de Brasil, cuya capital es Curitiba y que linda con el estado de San Pablo.
- PSD, Partido Social Democrático de Brasil.
- PVD, Plan de Despidos Voluntarios.
- El “layoff” es el despido o la suspensión temporal o terminación permanente del empleo de un trabajador o grupo de trabajadores (despido colectivo) por razones comerciales, administración del personal o la reducción del tamaño de una organización o empresa.
- La MP 936/2020 es una nueva legislación provisoria de trabajo que prevé la posibilidad de reducción de salarios de trabajadores durante la pandemia y que está en vigencia desde el 1° de abril.
- PLR, prevista por la Constitución y regulada por ley, es una “participación en las ganancias”, una bonificación salarial según los resultados obtenidos para la empresa.
- IBGE, Instituto Nacional de Estadísticas de Brasil.
- PT: Partido de los Trabajadores, cuyo máximo líder es Lula.
- PC do B: Partido Comunista de Brasil.