El año pasado, la activista por el medio ambiente Greta Thunberg fue noticia al dar un discurso frente a la cumbre del clima de las Naciones Unidas denunciando la terrible situación en la que se encuentra nuestro planeta debido al cambio climático. El tema fue viral en todos los medios, masivas movilizaciones se realizaron a lo largo y ancho del mundo.
La situación no es para menos. Un informe de Organización Meteorológica Mundial que data de septiembre del año pasado nos deja datos contundentes. Entre 2014 y 2019 se registró el período de mayor temperatura de la historia. Se espera que, de seguir este camino, para finales de este siglo la temperatura global en promedio haya aumentado 4 grados, mientras que desde el año 1850 (cuando comenzaron a registrarse las temperaturas) hasta hoy, solamente ha aumentado 1,1 grados. El aumento del nivel del mar subió de 3,2mm a 5mm por año entre 2014 y 2019.
Hasta aquí podría parecer que nos vamos a dedicar a revisar noticias y datos de hace un año. Pero la realidad es que hoy nos encontramos en medio de una pandemia que ha obligado a la mayoría de los países a entrar en un periodo de aislamiento, o cuarentena. A las pocas semanas ya circulaban las noticias de como se había limpiado el agua en Venecia. En China, las emisiones de dióxido de nitrógeno se han reducido un 25% en febrero. Tras un mes de cuarentena, mediciones de la Secretaria de Ambiente de la Ciudad de Buenos Aires registran una reducción de un 50% en la contaminación del aire, por menores emisiones de monóxido de carbono, óxido de nitrógeno y dióxido de nitrógeno. La situación se repite en varios de los grandes centros urbanos del mundo.
¿El ser humano es responsable?
Si bien estamos muy lejos de frenar el calentamiento global (el dióxido de carbono, principal responsable del aumento de las temperaturas, permanece en la atmósfera por siglos, aunque se haya reducido su emisión), el cambio es notorio y ha dado mucho de que hablar.
Y cómo no podía ser de otra manera, un reflejo de esta realidad han sido las redes sociales, donde abundaron las noticias, comentarios y memes al respecto. Muchos aludiendo al COVID-19 como un salvador del planeta, que viene a frenar al ser humano, que sería el “auténtico virus” que depreda el planeta. Pero ¿esto es así?
Creemos que no. Que la enfermedad que aqueja al medio ambiente es la misma culpable de la pobreza, el hambre, el desempleo, los femicidios, y se llama capitalismo. Un informe de la ONG internacional Oxfam del año 2015 demostró que el 10% más rico de la humanidad es responsable del 50% de las emisiones de dióxido de carbono, mientras que el 50% más pobre, solamente es responsable solamente del 10%. Un ejemplo muy gráfico fueron los incendios en el Amazonas, el llamado “pulmón del planeta”, que sirvieron para expandir la frontera del agronegocio, con el beneplácito del gobierno de Bolsonaro en Brasil.
Y si queda alguna duda ¿Existe acaso un ejemplo más gráfico de la brutalidad del capitalismo que el hecho de que un tercio de la producción mundial de alimentos vaya a la basura, mientras miles de millones pasan hambre en todo el mundo? El capitalismo no solamente es irracional en la medida que permite que una minoría se apropie la riqueza mientras condena a la miseria a la mayoría. Lo es también por cómo depreda, malgasta y tira a la basura los recursos del planeta.
El socialismo es la única alternativa
Mucho se habla de lo que cambiara el mundo después de esta pandemia. Pero viendo a empresarios en todo el mundo llorándole a los gobiernos para que los trabajadores vuelvan a las fábricas (si es que no les hicieron volver ya), aunque eso signifique la muerte de millones, nos hace pensar que algunas cosas no cambian.
Los gobiernos, junto a muchas organizaciones ambientalistas apuntan a pequeños cambios individuales, en nuestros hábitos: gastar menos electricidad, usar menos la estufa, andar en bicicleta ¿pero cuánto puede cambiar lo que hacemos si los grandes responsables de la contaminación siguen funcionando igual?
El capitalismo seguirá preocupado por hacer ganancias millonarias sin importarle si con ello se lleva por delante el futuro de la humanidad y del medio ambiente. En ocasiones ha intentado e intentará descargar esta crisis sobre nosotros, por ejemplo, cerrando alguna mina y dejando a cientos sin trabajo. Esto no es más que teatro hecho por gobiernos pintados de “verde” que no pueden llevar adelante medidas de fondo porque van en contra de los intereses de grandes empresarios.
Los trabajadores somos quienes más sufrimos esta situación. Somos los que vivimos en zonas cercanas a grandes basurales, con el agua y el aire contaminados. Los que somos rociados por agrotóxicos en los pueblos rurales. O quienes trabajamos expuestos a sustancias nocivas en las fábricas, en las minas o en los yacimientos.
La pandemia ha sacado a la luz que, también, desde el punto de vista ecológico, este sistema no sirve. Solamente una economía planificada, por un gobierno de los trabajadores puede responder a las necesidades de toda la humanidad utilizando responsablemente los recursos naturales. Solamente una revolución socialista mundial puede salvarnos de la catástrofe ambiental a la que nos quiere condenar este sistema, sacando la producción de las manos de quienes solamente piensan en ganancias y poniéndola al servicio de la vida y del progreso.
08 de Mayo de 2020.-