La semana pasada, los trabajadores del ingenio Ledesma fueron reprimidos con ferocidad. El gobierno de Morales -el que encarceló a Milagro Sala por protestar por los ataques económicos a su organización- respondió con balas de goma, palos y gases a sus reclamos de mejora salarial, dejando un saldo de ochenta heridos. Más allá de las excusas que quieran poner las autoridades, la realidad es que se reprimió a obreros que peleaban por su salario, que trataban de defender la economía de sus hogares de los ajustes, los tarifazos y la inflación.
La represión avanza…
Lo de Ledesma es apenas otra expresión del perfil que vienen adoptando el Gobierno Nacional y los provinciales en los últimos meses: desde los grandes operativos represivos como en Tierra del Fuego, hasta el acoso permanente de los “pitufos” municipales a los jóvenes del conurbano, la represión avanza a paso firme; al compás de los cada vez más duros ataques económicos al pueblo trabajador.
Para completar la idea, el Gobierno Nacional viene sacando de las sombras a lo peor de la derecha: el desfile el 9 de Julio en Tucumán de los “veteranos del Operativo Independencia” (como se conoce a la primera parte del genocidio militar en esa provincia), la aparición del impresentable ex carapintada Aldo Rico en Palermo o la invitación a la Casa Rosada a miembros del único partido nazi legal del país.
A esto se suma el espionaje a docentes y estudiantes que implementará Vidal a través del observatorio analitico que controlará lo que expresen “los distintos actores de la comunidad educativa”. Una forma de vigilar sin disimulo lo que hacemos y decimos.
En realidad, el gobierno de Macri solo refleja la tendencia que recorre el mundo: gobiernos atrapados en un callejón sin salida por una crisis económica mundial que no para, deben meter un ajuste brutal a pueblos que no dejan de luchar ni un minuto. Y, al estar profundamente desacreditados ante las masas, apuestan a la represión policial, tanto dentro como fuera de la ley, como única manera de saciar la voracidad de los grandes capitales; los que ordenan los ajustes, recortes y tarifazos para paliar una crisis que ellos mismos provocaron.
…y la resistencia se endurece
Los trabajadores y el pueblo de este país son parte de esas masas en resistencia alrededor del mundo. Por eso siguen saliendo a la calle a pelear por sus derechos, por eso viene creciendo el número de paros, piquetes y manifestaciones.
De hecho, las protestas callejeras son tan frecuentes que el “protocolo antipiquetes” de la ministra Bullrich prácticamente ha quedado derogado. Tampoco es que las salidas represivas tienen respaldo de sectores significativos: en vez de eso, los propios hechos de represión son tan repudiados, que en varios casos llegan a generar nuevas protestas.
Hay que unirse para frenar la represión
Pero para acabar con la represión de Macri y los gobernadores e intendentes, que seguirá creciendo a medida que intenten meter más ajustes y tarifazos cada vez más duros, no basta con el repudio pasivo, con esperar nuevas elecciones para sacarlos.
Por el contrario, así como estamos empezando a unirnos y organizarnos para hacerle frente a los tarifazos -como quedó demostrado en el “ruidazo” del jueves 14-; tenemos que unirnos y organizarnos contra la represión, dando todo el apoyo posible a cada pelea, defendiendo y protegiendo a quienes son perseguidos por luchar y coordinando la solidaridad entre todos los que luchamos contra los ataques a nuestro pueblo trabajador. Desde el PSTU nos ponemos al servicio de esa tarea.