Las condiciones laborales tomaron mucho protagonismo en la campaña electoral desde la semana antes de las PASO. Con alrededor de un 50% de asalariados en la informalidad, y un desempleo juvenil (entre 15 y 29 años) del 25% aproximadamente, la situación es más que preocupante.
Los primeros, por así decirlo, fueron María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, ambos de Juntos por el Cambio. Vidal llegó a proponer que los jóvenes que ingresan al mercado laboral ganen medio salario mínimo (que se ubica en 31 mil pesos y llegará en febrero a los 33 mil).
Larreta por su parte propuso eliminar las indemnizaciones y reemplazarlas por un seguro de desempleo administrado por la ANSES y sostenido a través de aportes patronales, y llegó a presentarlo en forma de proyecto de ley. Incluso, luego de la victoria en las PASO, del mismo frente político patronal un nuevo proyecto fue presentado por Martín Lousteau, corrigiendo algunos detalles del primero.
Pero Larreta no se ha quedado ahí. Las cuestionadas leyes educativas vigentes ya incluían la figura de pasantías, pero eran voluntarias. Ahora el Jefe de Gobierno de CABA quiere discutir pasantías obligatorias para quienes estén en el último año de secundaria, dentro de empresas privadas o en ONG. Lo que significa, en palabras menos bonitas pero más certeras, que todos los estudiantes al finalizar el ciclo de la escuela media deberían disponerse a ser mano de obra gratuita o muy barata en el mejor de los casos.
La victoria electoral de Juntos por el Cambio, sumando a los buenos resultados que han conseguido otros sectores también de derecha, aún con estos planteos que atacan conquistas históricas, los ha envalentonado a ir más a fondo con su ofensiva antiobrera.
Las empresas se frotan las manos y avanzan por su cuenta. Toyota está negociando un acuerdo con el SMATA para que grupos de operarios roten para trabajar los sábados de manera obligatoria, ya que principalmente por el impuesto a las ganancias, no consiguen que estos hagan horas extras los fines de semana.
El Gobierno también tiene su reforma
Mientras que rechazan las declaraciones de Larreta y compañía y se pelean entre ellos para ver cómo frenar la sangría electoral, en el Frente de Todos también preparan su propia Reforma Laboral.
Ya en el número anterior, denunciamos que se estaba cocinando un acuerdo entre la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) y la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME). Ese acuerdo consiste en contratar a beneficiarios de planes sociales en el campo, con el Estado aportando el monto del plan, mientras el empresario debe abonar la diferencia hasta llegar al salario establecido por el convenio.
Ahora, este sistema novedoso pretende extenderse hacia la construcción, la industria textil y alimenticia, por medio de un proyecto de ley, presentado por la senadora oficialista María de los Ángeles Sacnun.
Una medida muy consecuente con otras tomadas durante la pandemia, como el ATP, que pagó parte de los salarios de trabajadores de empresas que se encontraban funcionando a toda máquina, mientras el hambre crecía en los barrios populares.
Legalizando la precarización
Como decíamos más arriba, el gran problema que se plantea todo el arco político que exige o impulsa estas reformas es la gran cantidad de trabajadores informales, sumado al desempleo.
Pero la contradicción viene cuando todo el abanico de medidas que proponen van camino, no hacia crear empleo de calidad, sino a legalizar el trabajo precario que ya existe, e ir más allá: precarizar las condiciones de trabajo de quienes se encuentran dentro de la economía formal.
Quien hoy no cuenta con estabilidad laboral, seguirá sin tenerla, y quien hoy la tiene la perderá. Los empresarios podrán despedir “a gusto y piacere”. También dispondrán de una mayor cantidad de mano de obra precarizada por medio de las pasantías, y ni siquiera tendrán que abonar sueldos completos en muchas ocasiones.
Lo que se está proponiendo no es terminar con la precarización laboral, sino aumentarla. Que las empresas paguen menos y ganen más. Y que millones de jóvenes sigamos condenados a la incertidumbre.
Resistamos a todos los intentos de reforma laboral
Frente a estos intentos de atacar las condiciones laborales, tenemos que defenderlas. Pero al mismo tiempo, debemos luchar por mejorar la situación actual: por las trabajadoras y trabajadores que se encuentran en la informalidad y por los planes que ya han avanzado sobre las conquistas con absoluta complicidad de la dirigencia sindical.
Por eso desde el PSTU planteamos que frente a la traición de la dirigencia sindical no nos podemos quedar de brazos cruzados, ni esperar que venga algún salvador, tenemos que empezar a organizarnos nosotros mismos desde cada lugar de trabajo para resistir a esos planes.
Un programa alternativo
Además, como parte de las listas del Frente de Izquierda y los Trabajadores – Unidad, proponemos un plan alternativo para garantizar empleo de calidad y genuino, en el marco de una salida revolucionaria obrera y socialista para el pueblo trabajador. .
Empezamos planteando que las empresas abran sus libros contables, para mostrar cuánto ganan y que si no quieren contratar personal es solamente porque quieren ganar aún más. Y si la situación no fuera así, que lo demuestren.
Para que todos y todas podamos trabajar, repartir las horas de trabajo, sin reducir el salario, que cómo mínimo debe cubrir la canasta familiar. Por ejemplo, el propio director del Banco Nación, Claudio Lozano explica como con el reparto de horas de trabajo podría solucionarse gran parte del problema de la desocupación: “al año 2021 en Argentina hay 4,5 millones de sobreocupados», es decir, «trabajan por encima de las 45 horas semanales y representan nada menos que el 26% del total de ocupados». «Si se hiciera efectivo el control de la jornada laboral vigente podrían liberarse 1,6 millones de ocupaciones y se resolvería el 80% de la desocupación. Esto surge de traducir en empleo las 14,8 horas excedentes de cada uno de los 4,5 millones de sobreocupados»[1].
Garantizar capacitaciones cubiertas por las empresas, terminar con las agencias y contratos basura y pasar a planta permanente a todas y todos los contratados/as. Las empresas que se nieguen serán expropiadas, estatizadas y puestas a funcionar bajo control de sus trabajadores.
Todas estas medidas pueden parecer muy lejanas o difíciles de aplicar, pero son la única alternativa real frente a esta situación, en la que todos los gobiernos nos dicen que quienes menos tenemos debemos ceder un poco más para sostener una vida cada vez más empobrecida a la que nos lleva el capitalismo imperialista. Como decíamos en el número anterior de Avanzada Socialista, hemos conseguido las 8 horas de trabajo y hemos frenado ataques como la propia reforma laboral de Macri, pero cualquier freno a los ataques o conquista solo la lograremos con nuestras propias fuerzas en la pelea.
Por eso es momento de empezar a organizarse, para defender lo conquistado y también para pelear por más. Mientras empezamos a discutir una salida de fondo para el pueblo trabajador, que cambie de una vez todas las reglas del juego para que no seamos siempre los mismos los que pagamos las crisis.
[1] www.cronista.com, 21/08/2021