La semana pasada, a través de la Secretaría de Trabajo (antes Ministerio), el Gobierno informó de su intención de modificar el convenio colectivo de los trabajadores de la industria textil.
La reforma laboral, esa que tan anunciada fue y esa misma que el oficialismo aún no pudo convertir en ley, se aplicó en gremios como en petroleros. Y esa parece ser la táctica preferida por Macri.
Un sector en decadencia.
La industria textil particularmente es de las más afectadas por la crisis actual. Las ventas de ropa cayeron un 15% el año pasado y se calcula que el 60% de la maquinaria no está operando en este momento. Entre el 2015 y el 2018 se perdieron más de 13 mil puestos de trabajo y la cuenta sigue subiendo con fábricas que cierran y empresarios que despiden.
Este es el marco en el que se paran Macri y compañía para implementar “cambios”. En el discurso, estos cambios apuntan a reactivar la producción y generar empleo, pero en los hechos no son que más ajuste a los trabajadores, para que los empresarios sigan lucrando a costa de ello.
Por eso proponen implementar un “fondo de cese laboral”, que no es más que un aporte descontado del salario de cada trabajador, destinado a pagar indemnizaciones.
O el famoso banco de horas, que les da a los patrones el derecho de disponer como quieran de nuestras horas de trabajo. Así, si los necesitan, pueden hacer que un día los trabajadores trabajen más horas, sin pagarles extras, para compensarlas en otro día. Esto en un gremio con gran cantidad de trabajadoras, como es el textil, tambiénse traduce en miles de compañeras que tengan que hacer malabares a ultimo momento porque no tienen a donde dejar a los chicos.
¿Todo esto reactivará la producción y creará nuevos puestos de trabajo? No, solamente le dará la oportunidad a los empresarios de superexplotar más a los trabajadores, despedir sin gasto a los que no necesite y, si lo requiere, contratar nuevo personal, bajo condiciones extremadamente precarias.
Hay que enfrentar la reforma.
Es imprescindible organizarnos para enfrentar este nuevo ataque. No podemos dejar solos a los trabajadores textiles, si funciona con ellos, entocnes vendrán por todos. Los sindicatos textiles de todo el país tienen que empezar a impulsar asambleas con trabajadores de todos los gremios para impulsar esta pelea. En cada lugar de trabajo hay que organizarse para exigir que esto se concrete.
De las centrales sindicales, al mejor decir de Los Simpson, “nada se esperaba y nada están haciendo”, más que las marchas de antorchas de la CTA y Moyano, de paro ni hablar. Hay que romper ya mismo esa pasividad. Organizar toda actividad que este a nuestro alcance para empujarlos a que llamen a un plan de lucha discutido y decidido por las bases, para frenarle la mano a este gobierno ajustador.